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Camila
Los Ángeles

Desperté agitada. Con el corazón acelerado.
Pensaba que se trataba de una pesadilla, podía recordar vivamente cómo había pasado todo. Sentí mis brazos vacíos. Ati no estaba.
Me senté de inmediato notando que Lauren también lo hacía. Yo me alejé.
Me sentía triste, vacía y demasiado enojada, con quién fuera que se lo llevará.
Por dios. Lauren me miró fijamente lastimada también. Ella no estaba ¿De que servía culparla?
Le di la espalda pero antes de lograr entrar al baño, ella sostuvo mi mano.

-Por favor cariño, no te alejes.
Con manos temblorosas logró darme vuelta y recargar mi frente con la suya. Mis ojos se humedecieron.
-Se cómo te sientes, yo siento lo mismo, me culpo, odio a quien lo hizo y tengo muchísimo miedo, pero no quiero que te alejes, nos necesitamos y lo sabes. Besó mi mejilla. Besó levemente la parte de mi piel que estaba lesionada. Ni siquiera recuerdo que me dieran el golpe, yo estuve inconsciente antes. Sollocé y luego me apreté en sus brazos.

-¿Puedes traerlo conmigo? Necesito a Ati, no se como respirar ahora, no quiero que le hagan daño...

-Shhhh...cariño, voy a traerlo y voy a matar a quien lo hizo.
Me rendí ante el pequeño esfuerzo que hacía para hacerme sentir segura. Aunque había tenido muchas horas para culparla y maldecir su ausencia, estaba segura que su presencia me hacía demasiada falta.
Si ella hubiera estado jamás permitiría que lo alejaran de nosotras.
Limpio las lágrimas de sus ojos y dejó un beso salado en mis labios.

-Te ayudaré a ducharte, yo necesito también y...se que no quieres pero comerás algo, luego nos vamos a concentrar en ayudar a los investigadores ¿Ok? Necesito también tu ayuda cariño, que trates de acordarte aunque eso te lastime.
Asentí cansada y dejé que ella me guiará a la ducha. Bajó el agua ella me había ayudado a darme un baño, sus manos tibias lograron sacar un poco de pena de mi. Tenía razón, yo debía salir del hoyo y hacer todo lo que estuviera en mis manos para saber quién había sido ¿Porqué?
Sollocé de nuevo y ella me abrazó.

-¿Lauren? Ella besó mi hombro y me ayudó a secarme.
-Perdón por culparte de esta forma, se que tu...

-Tengo culpa cariño, eso no es por que tu me lo digas, yo lo sé, pero debo ser fuerte por ambas, solo no quiero que tu caigas.
Asentí levemente. Con mucho esfuerzo logré salir del baño y ayudar a Lauren para vestirnos. Iba a poner un pie fuera del dormitorio aunque sabía que ver al resto del mundo mirarme con pena iba a acabar conmigo.
Tan solo con ver a Karen se me destrozaba el corazón. Sentir a Lauren temblar inquieta. Frustrada, soltando bufidos por todo.
¿Que más podría hacer por ellas? Si yo misma me sentía impotente, con un dolor intenso que me doblegaba.
Salimos un rato después. Ella casi llevaba todo mi pecho cuando llegamos abajo de las escaleras. Me encaminó hasta la cocina, Martha acercó un plato con comida y té. Lauren se sentó junto a mi. Yo no podía dejar de tocarla.

-Dios es muy grande, estoy segura de que van a estar los tres juntos muy pronto. Pronunció con pena y apretó mi hombro.

-Gracias Martha
Agradeció Lauren después de sopesar sus palabras - ¿Puedes avisar a mi madre que estamos aquí?
Salió de la cocina. Casi creía que ella se culpaba. Pero no tenía nada de culpa, yo había llegado temprano del trabajo y Martha había salido del departamento. Solo estábamos Ati y yo. Lauren limpió la lágrima sobre mi mejilla. Me estaba quedando sin ellas.
-Toma un poco de té por favor, necesitas un poco de energía.
Bebí con un poco de asco pero me presionó demasiado para que lo terminara, luego siguió con un panecillo, yo logré solo comer un pedazo.
De un momento a otro ella dejo la silla alta donde estaba junto a mi y comenzó a buscar en la parte alta de la cocina. Me aterré de inmediato al verla sacar una botella con algo y un vaso corto.
¿Bebía?

-¿Que haces?
Su cuerpo se tensó al escuchar mi voz.

-Necesito un poco, es lo que me ha logrado calmar desde ayer.
Tomó el pequeño vaso para beber pero mi mirada pudo más.

-No lo hagas. La reprendí.

-Lo siento pero no puedes hacer nada, voy a enloquecer.

-Te he dicho que no lo hagas. Salí de la silla para detenerme frente a ella y arrojar todo lo que sostenía a la basura. Me miró en enfadada pero al segundo sentí su cabeza rendirse en mi hombro.

-Dios, tienes razón. Suspiró profundo. -¿Quieres acompañarme a ver los videos? Tal vez puedas recordar algo...
Asentí a mi pesar. Tomó un sorbo de té y salimos a la oficina.
El silencio se plantó cuando nos vieron llegar. Un hombre alto, con traje formal, se acercó a Lauren para susurrar algo, se sentó en la silla principal y me arrastro junto a ella.
Miramos los videos con atención, Lauren hizo un par de llamadas y Natan, como se presentó después de un rato, identificó un auto, eso no lo sabía, no tenía ni idea, pero con las pocas cámaras fuera del edificio era imposible identificar las placas o algo más, solo era negro. Mis nervios estaban de puntas y quise decirle a Lauren que me acompañara fuera de ahí. Chris sostuvo una pastilla frente a mi un rato después, pero yo me negaba a beber algo que me durmiera.

-Esta bien, no lo va a hacer. Pronunció Lauren cerca.
La imagen en la pantalla se detuvo al final del último video. Dos hombres repasaban una y otra vez. Esto se volvía una pesadilla. Miré con atención.
Era una sombra borrosa, una mujer tal vez, que no parecía conocida. Entrando a recepción, sin pedir información, como si viviera ahí mismo. Algo en su mano llamó particularmente mi atención.

-¿Es un mujer? pregunté sin medir el volumen de mi voz.
Lauren dejó de hablar con Natan y se acercó a donde yo estaba sentada.

-¿Que pasa?

-Esa sombra parece de mujer ¿No? Yo...suponía que quién nos atacó era un hombre, golpeó mi espalda con mucha fuerza, por eso lo asumía pero...
Todos, absolutamente todos, me miraron atentos a lo que decía.
Regresaron el video hasta que la mayoría concordó en que era una mujer. El nudo en mi garganta se hizo mayor. No podía caer en lágrimas ahora. Unas manos pálidas y cálidas tocaron mis brazos a la espalda.

-¿Es esa persona?

-No estoy segura, pero...nadie de antes me parece sospechosa, yo...recuerdo haber recibido el golpe en mi espalda y caer al piso, mi vista estaba borrosa pero vi, esa persona tomó a Ati frente a mi, llevaba algo colgando en la mano, un reloj o algún accesorio...
Mordí mi labio y no soporte. Mi sollozó se escuchó sobre el ruido del resto.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora