Capítulo 21

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Lauren Pov

Estaba algo inquieta y preocupada. Camila está realmente enojada conmigo, y eso me angustia bastante, porque yo la quiero y creo que es momento de aceptarlo. Solo hay un puto problema, nunca he estado en una verdadera y estable relación romántica.

Mi problema es que esta mujer es demasiado complicada y yo muy imbécil, así que se me están acabando las opciones y con eso la paciencia.

-Camzi...

-¿Qué mierda quieres?

-¿Cómo me puedes perdonar?

-Piensa.

-Pero es que ya pensé y no sé.

-Piensa bien Michelle.

-Es que la única idea en mi cabeza es complacerte.

-Bien, vamos por buen camino.

-¿Qué quieres que haga?

-¿Pues que me gusta más?

-¿Qué use la lengua...?-Pregunté con miedo, sabía que estaba acorralada contra la esquina de la habitación cual gato asustado.

-¿Qué? No, Lauren. Que me complazcas de otra manera.

-¿Dedos?

-No, Michelle, no.

-¿Quieres que consiga un juguete?

-¡Lauren Michelle Jauregui Morgado! ¡¿Puedes dejar de pensar en coger un minuto completo de tu vida?!

-¡Pero es que no conzco otra manera!-Ella bufó y caminó rápidamente a su habitación. Cerró la puerta de un portazo. Me senté en el sillón a pensar cómo mierda iba a convencer a Camila de que me perdone. Intentaba pensar cualquier cosa, algo que hubiera visto hacer a Camila frecuentemente o que notara que disfrutara mucho.

Me levanté y caminé a la cocina, abrí la heladera y saqué una de banana, por supuesto eso no podía ser lo único. Me había costado ya pensar eso, esto me pasa por ser distraída. Dejé la banana a un lado y volví a intentar pensar como resolver el problema.

Mi conflicto, es que yo no sé cómo resolver un problema de pareja, porque nunca he tenido algo serio, y sin algo serio no hay convivencia. Entonces si no hay convivencia no hay peleas, y así es como yo no la cago, pero no, me vine a meter en una relación más que seria en algún momento con una mujer complicadísima. ¿Algo bien no podía hacer en esta vida?

Trataba de encontrar algo en mi basta memoría que pudiera ayudarme a darle el gusto a Camila. Caminé lo más silenciosa posible hasta mi habitación y abrí el cajón de la mesita de noche. De vez en cuando y cuando estaba tranquila intento dibujar, y digo intento porque realmente necesito armarme de mucha paciencia para no mandar todo a la mierda.

Camila siempre regresaba a eso de las 6 pm y yo vuelvo más temprano porque tengo que estar una hora antes en mi trabajo. A su vez mi horario es más reducido, eso me deja unas tres o cuatro horas completamente a solas. ¿Qué hago en ese tiempo? Cualquier cosa para matarlo, y ahí entra el dibujo.

Por supuesto que cada que se puede y ella no está muy agotada hay show, y cuando lo hay, significa que despierto con ella en su cama. Lo más lindo de todo es verla dormir en paz y tranquila. Por razones que realmente no tengo idea, son de mis escenas favoritas, verla con la espalda completamente desnuda y con solo una sabana cubriendola, me parece de lo más romántico que existe, y eso que yo no soy muy cursi. Tengo muchas fotos así suyas, una tarde tomé una de referencia y la dibuje con carbonilla en papel.

Recuérdame [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora