Recuérdame [CAMREN]

Capítulo 44

Camila Pov

Treintidos semanas

-Ayuda a mamá con las cajas Emily.

-Sí-A pesar de haber contratado un camión que transportara todo, algunas cosas de uso diario habían quedado en nuestro departamento. Entré primera a la casa y dejé la caja en el piso. Emily que corría detrás con una caja más grande que ella, pero aparentemente más liviana también. Escuché un bufido por parte de Lauren que entró con un bolso lleno de ropa.

-Estoy harta del puto embarazo, me duelen los pies-Prácticamente se lanzó sobre el sillón y sacó su celular.

-No te preocupes, yo puedo-Lauren quitó sus zapatos y los lanzó con odio a algún lado de la habitación.

-Te odio retención de líquidos.

-Ya comprendí que tienes todo hinchado de la cintura para abajo.

-Agradecele a los dioses no tener útero, Camila-Lauren estaba desplomada en el sillón de manera realmente muy poco elegante.

-Sí, sí, como sea.

-Ven aquí, mi vida-Emily dejó la caja cuidadosamente en el suelo y se recostó sobre las piernas de mi esposa mientras acariciaba su vientre con cuidado-Tienes que cuidar de tu hermanita, ¿Sí? Selene te necesita.

-Sí, mamá-Acarició su cabello rubio cenizo enredándolo entre sus dedos. Ahora sus uñas eran mucho más cortas e incluso desarregladas. Lauren es de esas personas que le dan suma importancia a las manos y la apariencia de estas.

-¿Cuánto falta para que salga?

-Poco, no te preocupes-Mi hija jugueteaba con el anillo de compromiso en su dedo.

-¿Me ayudas, monita?-Emily se levantó del regazo de de su madre y fue corriendo por más cajas-Lleva las tuyas a tu habitación.

Lauren se levantó aun descalza, aquellos ocho meses de embarazo sin duda le sientan de maravilla. Me tomó de las mejillas y me besó sin previo aviso, completamente calmada hasta que ella misma lo dió por finalizado.

Me miró con sus enormes ojos verdes casi color menta y se fue a dar una ducha. Ya prácticamente habíamos añadido a la lista otra razón más por las que mantenernos distanciadas: Selene. El embarazo tiene a mi esposa como de revista, pero a la vez muy fastidiosa.

No me malinterpreten, la amo, pero hasta ella sabe que las hormonas la hacen ser su versión más insoportable posible. Dejé el bolso que dentro tenía todas la ropita de la bebé en su cuarto. Pasé un dedo por la cómoda con el cambiador encima. Giré encontrandome con la cuna y un móvil colgante con pequeños juguetes en él. Así mismo, el pequeño sillón a un lado de la cuna. Todo a juego lila, blanco y rosa.

Lauren no quería que fuese rosa, y yo quería que la habitación sí tuviera ese color. Así llegamos a este conclusión. Creo que después del accidente mis expectativas y sueños de tener un bebé se esfumaron. Observé el bolso con las cosas para cuando se ponga de parto, sin duda los nervios de la futura mamá la hicieron meter hasta el sacaleches.

Sí, sus pechos están que revientan, pero me insistió hasta el cansancio por un puto sacaleches que probablemente no vayamos a necesitar. Sentí unas manos que comenzaban a masajear mis hombros con fuerza.

-¿Estás bien?

-Sí, solo pensaba en que todavía no caigo en que vamos a tener un bebé...bueno, más o menos-Me soltó.

-A veces yo tampoco-Ahora ella estaba frente a mí, pero con ese vientre enorme ya no me intimida su altura, aunque a duras penas me superé. Tomé su mano y la besé.

-Te amo-Me sonrió-Y amo tus manos gorditas-La misma mano se me estampó contra la mejilla.

-No puedo creer que tú también, por cada vez que menciones que estoy más hinchada te ganaras un bofetón-Habló completamente orgullosa.

-¿Qué no sabes que tienes fuerza? Lauren, casi me das vuelta el rostro. Era con cariño.

-Guardate tus muestras de cariño entonces.

¿Tan mala soy con ella?

Cerré la ducha y corrí la cortina de baño. Rodeé mi cuerpo con una toalla y salí de la ducha. Pasé mi mano por el espejo empañado dejando que me reflejara. Yo también he engordado un poco. Me sequé, me puse mi pijama y salí del baño.

-¿Estás bien?-Lauren se volteó a verme. Estaba recostada en la cama completamente desnuda mientras acariciaba su vientre. Se la nota algo triste y distante.

-Sí, eso creo-Desvió la vista de mí.

-¿Qué sucede ahora?-Me senté en la cama a su lado. Prendió la luz y se reincorporó.

-¿Las ves?

-¿Qué cosa?

-Las estrías, Camila, mira-Las señaló por todo su vientre con sus dedos.

-Sí, las habías visto, pero no son nada.

-¿Cómo que no son nada?

-¿Crees que no te voy a querer por unas estúpidas estrías?

-No es solo eso, voy a estar horrible. El abdomen suelto, voy a estar más gorda y no tengo idea de que tan distinto pueda quedar mi cuerpo.

-Vas a estar bien, y sinceramente, eres la mujer más hermosa del mundo, por dentro y por fuera. Hace falta mucho más que un embarazo y unos kilos de más para que dejes de serlo-La tomé de las mejillas y junté nuestras frentes-No se me ocurre una mejor manera de decirlo para que no te sientas mal.

-Está bien.

-Además, no hay nada que no se arregle con cirugía plástica-Rió.

-Ya cállate y bésame-Besé sus labios con ternura mientras la recosté debajo de mí.

Sin romper el beso, crucé una pierna por debajo de mi cuerpo y me senté sobre sus caderas, bueno, como pude. Sus enormes pechos saltaron a mi vista cuando me separé de ella. Deslicé mi mano por su cuello y lo apreté cerrando su garganta de una manera segura.

Sus enormes orbes verdes desaparecieron debajo de sus parpados, su exitación era notable. La solté y mi mano siguió su camino hasta su pecho derecho, de igualmanera lo hizo mi mano libre con su pecho izquierdo. Apreté ambos con fuerza haciendola gemir bastante fuerte.

Se incorporó en la cama y volví a tomarla del cuello más violentamente, estampé mis labios contra los suyos, esta vez de manera más salvaje. Ella succionó mi labio inferior. Su agarre en mi cintura era firme y descendió hasta mi culo y lo apretó.

-Me cansé de ser pasiva.

-Pues yo estoy disfrutando estos meses-Me levanté de su regazo.

-Pero, Camz-Hizo un puchero.

-Te quiero en cuatro, Jauregui-Ella de inmediato se incorporó lo más rápido que su peso corporal le permite y me obedeció.

-Ya está, Camzi-Ahora sí tenía la mejor vista de todas.