Capítulo 3

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Camila Pov

Emily refregó su ojito demostrando que tenía sueño. Ya habíamos hecho todo lo que había por hacer el día de hoy. Estaba agotada y más que consentida. Su emoción por caminar fuera de las cuatro paredes del orfanato la mantenían correteando de aquí para alla.

-Camz, me duele mucho la cabeza. Me voy a la cama.

-Tranquila-La besé de forma rápida-Ve a dormir, en un rato voy.

-Hasta mañana, princesa-Lauren besó la mejilla de Emily y esta la abrazó por el cuello.

-Chau-Movió su manito en señal de saludo mientras que la ojiverde desaparecía por el pasillo. Ella continuó comiendo su postre de forma tranquila mientras que balanceaba sus piernitas.

-¿Cómo fue tu día hoy entonces?

-Bien-Afuera comenzaba a caer la lluvia, de inmediato su sonrisa se desvaneció y su mirada se dirigió a la ventana.

-¿Te da miedo la lluvia?

-Un poco-Susurró mientras que terminaba su postre. Tomé el plato y lo puse en el fregadero, lo limpiaré más tarde. Emily se bajó de la silla y corrió a su habitación.

Caminé hasta allí detrás suyo. Abrí el cajón y saqué una pijama para la niña, la cambié y arropé en la cama. Mimé su cabeza durante unos minutos hasta que se dormitó. Dejé un beso en la frente de la pequeña para luego levantarme de la cama. Dejé la puerta entreabierta, permitiendo que la luz del pasillo evitara la total oscuridad del cuarto.

Volví en silencio a la cocina y comencé a lavar los platos. El único ruido que podía distingirse en la casa era el de la tormenta fuera, además del agua del grifo abierto. Con el correr de los minutos esta emporaba aun más. Por ahora mi único temor es que llegase a entrar agua por la ventana del baño, no quiero tener que limpiarlo por completo mañana.

Probablemente Lauren ya esté dormida. La parte más linda de las noches lluviosas es dormir juntas y abrazadas. Dejé el último vaso sobre el secaplatos y sequé mis manos con el paño de cocina y volví a dejarlo sobre la ensimera. Cerré la ventana de la cocina con seguro para que no entrase más frío.

Me dirigía a mi habitación para dormir con Lauren, hasta que escuché un sonido muy leve. De inmediato la preocupación me invadió, algo puede estar pasandole a Emily. Abrí la puerta con delicadeza, la luz del pasillo me dejó verla hecha una bolita envuelta en un mar de lagrimas. Sonreí triste.

-¿Qué sucede, Emie?-Ella continuaba llorando. Su llanto emporó cuando el cielo volvió a tronar. Me senté en la cama con ella y la abracé contra mi pecho. Acaricié su pelo intentando calmarla, sus lagrimas mojaban mi pijama. Tiene miedo a los truenos, que idiota soy-¿Quieres que me quede un rato contigo?-Me miró suplicante mientras asentía. Me acosté en la cama con la pequeña aun contra mi pecho-Me quedaré hasta que te duermas-Seguí acariciando su pelo mientras que se calmaba poco a poco. La incomodidad de la cama de una sola plaza me estaba molestando a cada segundo, pero también se hacía menos notable por la escena. Emily abrazada a mi pecho me enternece, haciendo que olvide todo. Luego de un rato sus lagrimas cesarón.

-¿Me cuentas un cuento?

-Dejame pensar-La niña se acomodó mejor en mi pecho-Había una vez un dragon y un unicornio. En su reino, cada tanto, había una reunión para todos los seres mágicos del lugar. A ese evento siempre íban hadas, duendes, gigantes, unicornios y también dragones. Al dragón no le gustaban mucho las fiestas, y como solo había ido porque una de sus amigas dragonas se lo había pedido, prefirió quedarse en una silla. No le prestaba atención a nadie ni nada, hasta que el unicornio más bello de todos cruzó por la puerta. El dragón quedó maravillado con la belleza del unicornio, pero no se atrevía a hablarle...

-¿Y qué pasó con el unicornio?

-Se acercó a hablarle. Al tiempo se enamoraron muchísimo, no podían estar más de dos horas separados. Después de unos años adoptaron una princesa-Me sonrió y seguí acariciando su cabeza.

-¿Voy a volver?

-¿A dónde?

-A la casa-La asistente social nos había dicho que para los más pequeños les decían que el orfanato era "la casa".

-No, amor. No te vamos a llevar allí, a menos de que tu quieras-Sus manitas apretaron la playera de mi pijama mientras escondía su carita en mi pecho otra vez.

-Yo no quiero que me devuelvan.

-Este es tu hogar ahora, pequeña-Volví a acariciar su cabello y dejé un beso en este.

-¿Entonces tu eres mi mamá?

-Si tu quieres que yo lo sea, sí-Asintió.

-Yo quiero que seas mi mamá siempre-Sonreí.

-Entonces siempre será así-Me miró con un sonrisa.

-¿Y Lauren qué es para mí?

-Tu mamá.

-Pero...-Pensó unos segundos-Si tu ya eres mi mamá, ¿Ella no sería mi papá?

-No, ella es tu otra mamá-Acaricié su mejilla.

-Me dijeron que tendría una mamá y un papá, ¿Dónde está mi papá?

-A veces las familias son dos papás, o dos mamás, o un papá y una mamá. Lo más común es un papá y una mamá, pero hay familias especiales como la nuestra que son dos mamás.

-¿Qué quiere decir eso?

-Que tienes una familia única en el mundo-Ella sonrió.

-¿Sólo para mí?-Asentí con una sonrisa.

-Ahora vamos a dormir, mañana será otro día-Ella volvió a acurrucarse contra mí. La abracé contra mi pecho y ella dejó su manita en mi mejilla.

Recuérdame [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora