Capítulo 75

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Capítulo 75

Camila Pov

Lauren y yo habíamos arreglado con mis suegros que ellos se llevarían un rato a las niñas. Así nos dejarían un rato de paz a nosotras. Fui por comida hasta la parte del restaurante que estaba abierta las veinticuatro horas. Tomé dos platos llenos de comida chatarra y y caminé sin perder el equilibrio hasta nuestra habitación.

Necesitaré hacer dieta cuando vuelva porque, sin duda, un par de kilitos me llevo de aquí. Pasé la targeta, que actúa como llave, en el censor de la puerta y pasé. La cerré detrás de mí.

-Lolo ya te traje co...-Lauren se encontraba vestida con un conjunto de encaje, que simplemente no tapaba ni siquiera sus pezones. Sentada en el sillón negro en la esquina de la habitación.

-Gracias, Camz. Moría de hambre-Se levantó mientras me miraba y tomó su plato-Luego iré yo a devolverlos, no te preocupes-Besó mis labios de forma corta-¿Te comió la lengua el gato?

-Tú me la quitaste.

-Ah, veo que te gusta-Tomó mi plato de mi mano y puso ambos sobre el mueble de la televisión-¿Cuánto le das del uno al diez?-Puse mis manos en su cintura.

-Quince millones-Sonrió. Tomó las tiras del sostén de mi bikini y las desató. El pedazo de tela cayó; mordió su labio; sus manos subieron desde mi abdomen hasta mis pechos; los apretó con fuerza haciendome jadear-Lolo...

-Shhhh, me encantan tus pechos, son pequeñitos y del tamaño de mi mano-Comenzó a masajearlo uno de ellos con cuidado. Sentía mi bañador completamente húmedo, y no precisamente por el agua, pues antes ya estaba seca. Se arrodilló frente a mí y comenzó a desabotonar mis shorts. Los bajó junto con mi traje de baño y su aliento caliente chocó contra mi sexo. Pasó su lengua por toda mi extención haciendome jadear-Vamos a la cama...-Obedecí y me recosté en la cama con las piernas abiertas y ella caminó hasta mí, se subió y gateó hasta mí, para luego sentarse en mi regazo-Amor-Acarició mi mejilla.

-¿Qué, preciosa?

-Sabes... la ropa interior tan pequeña es molesta.

-¿Qué tan pequeña?

-Te enseñaré-Se dió la vuelta y dejó su culo practicamente en mi cara. La tanga era tan pequeña que se perdía en su sexo. No lo había notado antes. Besé su culo con cuidado y rompí su ropa interior.

-Ahora ya no te molestará más.

Comencé a chupar su centro mientras que ella jadeaba. Se acomodó mejor, abrí mis piernas y ahí estaba ella haciendo su trabajo también. Crucé mi brazo por delante de su pierna y comencé a estimular su clítoris. Con mi lengua acariciaba todos sus pliegues mientras tanteaba su entrada. Mi orgasmo comenzó a crecer al punto sentirme tan débil que casi no puedo seguir con lo mío. Al instante la sentí correrse en mi cara, eso dió pie a que yo también me corriese. Chupé todo su orgasmo, dejándo al final un beso en sus pliegues hinchados.

Se sentó en mis piernas, se incorporó para luego desabrochar su sostén, dejándome ver el contorno de sus pechos. Suspiré por la hermosa imágen de su espalda desnuda con tanta confianza. Luegp me incorporé. Volvió a sentarse en mi regazo, pero esta vez con su espalda pegada a mi pecho. Sus piernas estaban a un lado de las mías, de manera que si alguien entrara a la habitación y nos viera, ella estaría completamente expuesta. Movía sus caderas encima de mi pelvis calentándome de nuevo. Nos observé en el espejo a un lado del mueble del televisor y ella estaba completamente exitada, se le notaba en el rostro relamente.

Besé su cuello y sus hombros mientras que masajeaba sus pechos, ahora sí, desnudos. Tireoneaba de sus pezones haciendola jadear. Duré así unos minutos hasta que sentí sus dedos peligrósamente intentando tocar mi entrada. Bajé una de mis manos hasta su centro y volví a su clítoris. Estaba realmente hinchada y con sus fluídos todo resbalaba. Acaricié sus pliegues con cuidado, mientras jugaba con su entradas. Sus gemidos jamas habían parado.

Su mano tocó la mía y la quitó de su zona. Escuché un leve gemido de un momento al otro. Acaricié sus muslos mientras veía a travez del espejo como se había enterrado dos de sus dedos en su centro. Acaricié sus muslos mientras me dedicaba a marcar su cuello.

-Cúrvalos-Susurré en su oído. Así lo hizo y observé sus ojos ponerse en blanco a travéz del espejo. Los quitó y me los ofreció. Tomé su muñeca y los chupé limpiándolos de todos sus fluídos.

-¿Te gusta?

-Más rico que un plátano-Rió.

-Ya que haz decidido tocarte tú solita, te invito a que te corras con sólo tus dedos mientras me la chupas-Sé que le gustan este tipo de desafíos.

Se incorporó de mi regazo y se acostó delanté de mí. Se abrió de piernas mostrándome su sexo hinchado. Me senté en su cara mientras que la observaba mover sus dedos sobre su clítoris, así como lo alternaba con enterrarselos. Seguímos así hasta que ambas alcanzamos la cima, fueron incontables rondas hasta que el teléfono sonó y nos vimos obligadas a dar todo por terminado.

Recuérdame [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora