Capítulo 50

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Lauren Pov

Aun estaba en esa especie de limbo entre en el que no estás dormida y no estás completamente despierta. Intentaré resumir las últimas cuatro semanas. Nunca pensé que sería tan difícil la puta maternidad, de hecho, no sé hasta que punto no me arrepiento un poco.

Hay veces que ambas niñas están llorando y, sinceramente, luego de no poder controlar ni siquiera a una, me siento en una esquina a llorar yo también. Descubrí que es una manera de llamar su atención para que paren de llorar y me consuelen. Es que no puedo, las dos primeras semanas fueron algo más fáciles con Camila en casa, pero luego se ha transformado en un circo.

Entre la casa que es enorme, Emily y sus proyectos de la escuela, Selene que necesita atención constante, mi trabajo, y mi propia salud mental y física, juro que no puedo. Literalmente, voy al baño y Selene empieza a llorar. Si le digo a Camila que la vigile, solo puede mantenerla entretenida algunos minutos hasta que empiece a llorar otra vez por mi ausencia, y si no es por eso, y es porque tiene hambre.

De su alimentación dependo yo sí o sí, me niego a darle leche que no sea la mía, quién sabe cuántos componentes químicos pueda tener y, sin saberlo, esté envenenando a mi hija. No, no lo haré. Entonces Karla me la entrega ni bien salgo del baño, embuelta en sólo una toalla, con su típica frase: "Tiene hambre, encargate tú". Claro que lo hago hija de tu puta madre, ¿O acaso no ve todo lo que hago por sus hijas?

Un pequeño cuerpo se metió entre mis brazos y yo la rodeé con cariño, apegandola a mí. Ella cruzó un bracito por encima de mi cuerpo con cuidado, y dejó su cabeza descansar en la almohada mientras mima mi mejilla con ternura.

-Buen día, mi bebé.

-Hola, mami-Abrí los ojos y observé como la pequeña aun estaba con la pijama.

-¿Mamá no te vistió?

-Ella dice que puedo quedarme en pijama por ahora.

-Está bien-Mimé su espalda despacio-¿Tu hermanita?

-En la cocina con mamá.

-Genial-Que se haga cargo por un rato-¿Cómo dormiste, pequeñita?

-Bien, anoche se despertó Sele.

-Lo sé, tenía hambre.

-¿Por qué no duerme?

-No es que no duerma, sólo que ella estaba acostumbrada a estar metida todo el tiempo en mi vientre, donde siempre está oscuro y se la pasaba durmiendo, ahora hace lo mismo, pero fuera. Cada un cierto tiempo necesita atención y luego se vuelve a dormir.

-Oh.

-Voy a ir a ver a tu hermanita, ¿Sí?-Peiné un poco sus mechones rubios detrás de su oreja. Me incorporé en la cama y me estiré. Luego me levanté aun en pijama y bajé por las escaleras. Entré a la cocina dónde la pequeña descansaba en el carrito-Buen día, mi vida-Tomé en brazos a la pequeña, besé su mejilla haciendola sonreír, y la recosté sobre mi pecho, con una mano sosteniendo su cabecita.

-Buen día, Lo-Camila se dió la vuelta-Ah, no era para mí-Los puños de mi bebé se apretaron contra mi playera.

-Buen día, Camzi-Me acerqué a ella y besé sus labios con cariño.

-¿Dormiste muy mal?

-Más o menos, tengo sueño todavía-Me tomó de la cintura y me acercó.

-¿La despertaste?

-No, se despertó hace un par de horas ella solita, así que podría dormirse en cualquier momento-Dejé un pico en sus labios y ella me tomó del culo y lo apretó-Tranquila.

-Es que ya no puedo esperar más, me aburro-Hizo un puchero.

-Basta, ahora no. Además, ¿Cuándo lo vamos a hacer? Las niñas están todo el tiempo con nosotras.

-Tienes razón, en cualquier momento las mando con Ally unas horas-Reí. Salí de la cocina y caminé hasta al salón. Me senté en el sillón aun con Selene en brazos y la separé de mi pecho. Noté que tenía hambre, porque me estaba babeando toda la pijama. La levanté y acomodé a Sel en mi brazó y se prendió a mi pecho sola.

-Pareces una pequeña chanchita-Ella está completamente concentrada en alimentarse. Había notado que para ser recién nacida tenía mucho pelo en su cabeza-Te voy a decir chanchito o chachita-Corrí algunos mechones de su frente.

Luego de un rato terminé de darle pecho y volvió a quedarse dormida mientras la sostenía. La dejé en su cuna y volví a la cocina donde Emily dibujaba con acuarelas. Me senté a su lado a mirarla un rato.

-¿Te gusta, mamá?

-Sí, amor-Besé su mejilla de forma sonora-Está muy lindo.

-Somos nosotras.

-¿Y tu hermanita?

-En la cueva-Fruncí el ceño.

-¿Qué cueva?

-Aquí-Señaló mi vientre y reí.

-Ella duerme en su cuna.

-Pues yo creo que duerme ahí, en mi dibujo está durmiendo ahí.

-Junta las cosas, monita, la comida ya casi está lista-Dijo Camila desde la cocina y mi hija hizo caso.

Recuérdame [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora