Estábamos en una enorme iglesia, asistida por una gran multitud.
El techo de la bóveda sobre el altar parecía estar compuesta de varias piezas de lego gigantes, bajo la cual un grupo de niños se encontraban reunidos, prestos a realizar una suerte de sacramento, quizá su primera comunión.
El sacerdote encargado de oficiar la ceremonia traía puesta una indumentaria más bien propia de una cultura mesoamericana prehispánica, podría decirse maya o azteca.
En una banca de la iglesia, mi madre conversaba con un hombre desconocido, vestido de negro: Ella, en actitud risueña, preguntaba divertida la razón de los legos multicolores en la bóveda, a lo que el hombre de negro le explicaba que tenían un carácter simbólico, expresando la culminación de la infancia y el paso a la adultez.
Desde otra parte de la iglesia, en una especie de balcón, yo observaba los enormes bloques de lego en la bóveda, transmitiéndome una ominosa sensación, como si los mismos estuviesen a punto de aplastar a los niños reunidos frente a la mesa del altar.
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Diario de Sueños y Pesadillas
Non-FictionPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.