07/03/2022

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Me encontraba en una gran catedral, dirigiéndome yo a un confesionario.

Estaba a punto de confesarme, pero dudaba y guardaba silencio, mientras que el sacerdote en el confesionario repentinamente me cuestionaba a mí sobre un hombre que "debía ser detenido cuanto antes.".

El sacerdote y yo dejábamos la iglesia, abordando un automóvil negro. El cura me seguía hablando sobre lo peligroso que resultaba el hombre al que debíamos detener, que en mi memoria aparecía como un hombre de bigote y pelo largo: Su cara parecía un garabato inacabado sobre un cuerpo real, faltándole inclusive el color.

A ese mismo hombre le veíamos caminando por la calle, y contra todo pronóstico, él se interponía en nuestro camino, comenzando a empujar nuestro automóvil en dirección reversa a gran velocidad, afirmando que lo iba llevar hasta China.

Tanto el sacerdote como yo le gritábamos que dejase de hacer tal cosa, pero ese hombre no se detenía. No fue sino hasta después de haber recorrido un buen número de calles cuando afirmaba estar demasiado cansado para llevarnos hasta China, y el sacerdote le ofrecía entonces llevarlo con nosotros en nuestro automóvil.

Diario de Sueños y PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora