Mi familia y yo nos encontrábamos hospedados en un extraño hotel; al principio mis padres, mi hermano mayor, uno de mis primos y yo compartíamos la misma habitación: Mi primo sintonizaba una especie de serial en una enorme radio verde, la cual tenía además una pantalla de televisor, donde podía verse una película con Julia Robert que concluía con un edificio explotando: Yo le comentaba a mi primo que el estudio que había producido dicha película había concedido a la estación de radio parte de los derechos para transmitir el audio de la misma como parte de aquella serial, y que eran muy pocos los estudios que se animaban a vender los derechos de transmisión de los audios de sus películas para la radio, y con eso se estaban perdiendo un buen negocio.
Mi primo se reía, y preguntaba cómo podría ser eso un buen negocio para los estudios, y yo le decía entonces que se podían realizar muchas actividades en simultáneo mientras se escucha la radio, y que por ese mismo motivo, la radio como medio masivo de comunicación terminaría sobreviviendo al cine y a la televisión.
En ese momento la radio verde comenzó a transmitir una publicidad que explicaba las reglas bajo las cuales estaba organizado aquel hotel, indicándose que pertenecía a una plataforma de streaming semejante a Pluto TV, indicándose que todas las habitaciones tenían al menos un televisor donde se era transmitido únicamente un canal; sin embargo, los huéspedes tenían derecho a pasar de una habitación a otra de acuerdo a lo que pagasen, y yo me dirigía a otra habitación, ubicada al fondo de un pasillo verde, sitio en donde pasaba la noche.
Al amanecer, yo escuchaba un bullicio proveniente del pasadizo: Era un grupo de hombres que venían borrachos de una fiesta, que hablaban de forzar los cerrojos de las puertas de las habitaciones para revisar su interior, comentando entre risas la posibilidad de robar las cosas que pudiesen haber dentro, o tal vez asaltar a los huéspedes; me daba la impresión de que estaban convencidos de que mi habitación se encontraba desocupada, pues de lo contrario no habrían expuesto sus planes de esa forma tan atrevida; uno de ellos empezó a forzar la puerta de mi habitación; yo le abrí la puerta, confrontándole.
Le decía que iba a denunciarlo a él y a sus amigos con la policía y con la administración del hotel; el hombre, que tenía todo el aspecto de un criminal estereotípico, se ofendía de mis acusaciones y me decía que no tenía ningún derecho a llamarle a ladrón, a pesar de que en sus manos tenía aquella misma herramienta con la que había tratado de forzar la cerradura.
De mala gana, aquel hombre y sus compañeros se retiraban, mientras la perspectiva del sueño cambiaba, mostrándome a otros huéspedes del hotel: Uno de ellos era semejante a una figura de lego (Aunque su tamaño era el de un ser humano común y corriente), quien intentaba llamarme por teléfono, pero al no contestarle yo, se sentía muy dolido; se metía al baño, mirándose al espejo.
Empezaba a pintarrajearse la cara de blanco y rojo, y a ratos dejaba de parecer un muñeco, volviéndose como una persona real, digamos, como Heath Ledger en su personificación del Guasón; el salía al pasadizo del hotel, descubriendo que un caos se había desatado dentro del hotel, desatándose diversos actos de violencia dentro y fuera de las habitaciones; él veía como le cortaban tres dedos de la mano a alguien, como algunas personas eran acuchilladas, e incluso se producían estallidos, como si una especie de guerra estuviese teniendo lugar.
El personaje en cuestión (cuya apariencia oscilaba a veces entre una figura de lego y el Guasón) huía de un joven albino vestido de blanco que parecía tener poderes psíquicos, que mataba a las personas haciéndolas estallar; él huía hasta un piso superior que era semejante a la sala de espera de un hospital; allí estaban sentadas algunas personas esperando ser atendidas, ajenas al caos que se desataba en los pisos inferiores.
El joven de blanco mataba a todas esas personas, excepto a cuatro niños albinos; completamente calvos y sin cejas, que también parecían tener poderes psíquicos: Ellos formaban una barrera protegiendo al hombre que no se decidía entre ser el Guasón o una figura de lego, enviándole hacia otra dimensión o plano de existencia, un vacío luminoso donde él se sentía en paz y a salvo, al punto de echarse en el suelo, sobre una parcela de césped que crecía en medio del vacío.
Estaba a punto de dormirse, pero las voces de los niños llegaban hasta él; le decían que no podrían mantenerlo a salvo por mucho tiempo más, que debía huir cuanto antes, porque pronto llegarían a matarle. Pero él les respondía que eso no era verdad, que todo era un sueño y se echaría a dormir.
Yo me despertaba en mi habitación, pensando que todo lo que había sucedido no había sido nada más que un sueño; sin embargo fuera de mi habitación habían numerosos escombros, y al bajar al vestíbulo del hotel me encontraba con muchas personas que se retiraban, muchas de las cuales presentaban heridas y vendajes; había un hombre calvo, que yo reconocía como un hombre gay que había tratado de involucrarse con un hombre casado; sus ropas estaban cubiertas de polvo y cal, y además le faltaban tres dedos de la mano, aunque él no parecía mayormente afectado por esto; cuando le preguntaba que le había sucedido, él me respondía que eso había sido por "meter los dedos donde no debía".

ESTÁS LEYENDO
Diario de Sueños y Pesadillas
No FicciónPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.