09/12/2021

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El sueño que tuve hoy parecía influenciado por tres películas diferentes de Guillermo del Toro: El Espinazo del Diablo, el Laberinto del Fauno y La Cumbre Escarlata.

Había en todo el sueño un clima tenso y sumamente ominoso, propio de una película de terror, imperando principalmente el color negro, rojo, blanco y gris durante toda la duración del mismo.

Yo soñaba en ser un chiquillo preadolescente enviado a estudiar a un internado muy semejante a la mansión de la Cumbre Escarlata, pareciéndome que cada vez que caía la noche, abundantes fantasmas de tiempos pasados transitaban sus pasillos.

En un momento, dentro de una habitación que era semejante al vagón de un tren en movimiento, yo me encontraba con Ofelia, reconociéndola como la princesa de un mundo fantástico, deseándole la mejor de las suertes cuando ella desapareció de forma repentina, llevada de vuelta al reino subterráneo de las hadas.

Falangistas españoles parecían ser los dueños de aquel internado, viéndoles yo transitar ocasionalmente por los alrededores de la escuela. Finalmente, una mañana gris, la escuela caía en poder de un grupo de rebeldes guerrilleros, los cuales mataban a los falangistas, mientras que muchas de mujeres (quienes yo asumía se trataban de sus esposas) salían de la mansión gritando horrorizadas.

Por alguna razón, algunas de esas mujeres vestían burkas negros, que solamente dejaban a la vista sus ojos.

Una mujer, un tanto obesa, rompía en terribles llantos, e instaba a las otras mujeres a lanzar huevos podridos a los guerrilleros y a los alumnos.

Junto a ella, estaba una niña pequeña, quien luego de retroceder unos pasos, lanzó con toda la fuerza que su brazo le permitía un huevo podrido que terminó estrellándose contra mi pecho en cuanto el sueño terminaba.

Diario de Sueños y PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora