Este fue un sueño bastante largo, a ratos muy vívidos: La mayor parte del mismo sucedía dentro de un elegante y lujoso hotel, el cual poseía varios cuartos subterráneos secretos.
En un principio yo veía mi sueño como si fuese parte de una película; es decir, yo no era el protagonista del mismo, sino alguien más: El actor John Leguizamo encarnaba a un personaje bastante haragán, un "slacker" de los años 90, quien por medio de engaños era conducido con otras personas a hospedarse dentro de aquel lujoso hotel, lo que resultaba en una gran deuda que le obligaba a permanecer en dicho local, prácticamente convertido en un prisionero.
Vestido con camisa y corbata, John Leguizamo debía trabajar en una especie de oficina subterránea con otras personas, pero la "película" parecía luego llegar a su parte climática al llegar la noche, durante la cual se producía una emboscada policial en el hotel, y los prisioneros emprendían su escape luego de poner en evidencia al dueño del hotel de sus crímenes.
La huida se realizaba desde el vestíbulo del hotel, llegando así hasta un salón con varias mesas y un escenario.
John Leguizamo se sentaba entonces en una de las mesas, quedándose mirando un vaso de cerveza allí servido, con una expresión melancólica: En el escenario vacío, aparecía una orquesta que tocaba una música jazz y de la nada yo me volvía el protagonista de ese sueño: Era un hombre muy mayor, casi calvo, quien rememoraba con tristeza su niñez y juventud, habiendo sido el amigo cercano de otros tres muchachos.
Uno de esos chicos, ya un hombre joven, terminaba encerrado en un asilo psiquiátrico, y al cabo de unos años, intentábamos sacarle de allí en una camioneta, haciéndonos pasar por enfermeros del manicomio para rescatarle.
Sin embargo, algo salía mal, y dos de mis amigos terminaban muriendo en ese rescate: Y aunque conseguíamos sacar al otro amigo nuestro del manicomio, él también elegía sacrificarse por mí, siendo acribillado por la policía.
Yo recordaba el sacrificio de los tres con amargura, imaginando en mi vejez una vida feliz para nosotros cuatro, que formábamos nuestras propias familias.
El sueño me cambiaba otra vez, volviendo yo a ser joven; me encontraba en los sótanos del hotel, tratando de escapar de dicho lugar tal como lo hacía John Leguizamo: Junto a mí, escapando también, se encontraba mi primo, quien en un momento dado me mostraba un cómic donde aparecía dibujada toda la historia anterior, y yo le preguntaba sí así es como sería el futuro que me esperaba.
Él se reía y no me daba ninguna respuesta clara, pero mientras seguía leyendo el cómic, me volvía a dejar atrapar por otra de sus historias, apareciendo esta vez en el mismo hotel, en cuyo sótano había una suerte de cuarto de control secreto salido de una película de ciencia ficción de los años 60: Habían muchos otros jóvenes como yo en aquel lugar, incluyendo a esos mismos amigos míos que había visto morir en la parte anterior de mi sueño, y también estaba uno de mis amigos de la vida real.
Aquel cuarto de control nos encomendaba una serie de "misiones" o tareas, pero no de carácter serio, sino que parecía más bien una serie de travesuras dignas de una fraternidad, aunque con cierto carácter surreal: Así, debíamos ir a espiar una especie de campo nudista ubicado en medio del desierto, rodeado por una gran pared de roca.
En dicho lugar había un oasis, y allí se bañaban como sirenas unas mujeres jóvenes de larga cabellera negra, que casi parecían salidas de una pintura. Aunque yo me lamentaba de que allí solamente hubiesen mujeres, me daba gusto estar con esos jóvenes, sintiendo que eran mis amigos del alma.
Otros compañeros míos se encargaban de filmar una especie de cortometraje en una autopista cercana al campo nudista, y uno de ellos me hablaba de cómo es que un director había hecho que John Travolta interpretase a Marlon Brando en uno de sus papeles de motociclista rebelde de los años 50, inspirando a muchos jóvenes a disfrazarse de la misma forma.
La siguiente parte de ese sueño también ocurría en ese mismo hotel, que ahora cumplía el rol de una suerte de internado para niños problemáticos: Yo era un agresivo niño pelirrojo, de carácter bastante abusivo que mantenía a los demás alejados por su personalidad, y hacía rabiar a la vieja profesora que se encargaba de nosotros.
Un chico de cabello negro y corto, se hacía, pese a todo, amigo mío, y juntos nos poníamos a trabajar en un proyecto de ciencias, una maqueta diseñada originalmente por nuestra maestra, actividad que la alegraba mucho, lo mismo que a nosotros dos.
Alguien, una voz, me cuestionaba el cambio de actitud de mi personaje, preguntándome si me había olvidado que se suponía que yo era un chico abusón y agresivo. Y yo le confesaba que sí, lo había olvidado.
Al final, se veía, como en una secuencia de la comedia Seinfeld, a Elaine y a otras personas celebrando el Año Nuevo en Nueva York, en medio de la calle. Alguien, por accidente, la rociaba con una bebida, y al volverse, ella descubría a un hombre de mediana edad, que me parecía, era ese mismo amigo mío encerrado en el centro psiquiátrico en una parte anterior de mi sueño.
Él se disculpaba con Elaine, afirmando que se había dejado llevar por la celebración, pero Elaine se veía asustada, como si hubiese reconocido a ese hombre como alguien peligroso, habiendo un clima tenso en el ambiente.

ESTÁS LEYENDO
Diario de Sueños y Pesadillas
Non-FictionPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.