Miré a Emma dormida y sonreí. Hoy no le había visto, ni siquiera habíamos hablado por mensajes o llamada. Parecía que los dos teníamos miedo a dar ese último paso de comenzar la rutina de ser pareja del otro, aunque al final se sentía como algo no serio. Quizás porque no nos dijimos nada de pareja, novio y novia, sino de tan sólo dormir juntos.
Pero, ya sabía que lo tenía más cerca que antes, que a lo mejor había tomado el camino erróneo tras saber que no le había olvidado. Pero era el que yo quería.
Nadie sabía nada, no sabían aún que había terminado con Lautaro como para decirles esto. Así que, preferí elegir tenerlo en secreto un tiempo hasta ver cómo iba mayormente.
No sabía cómo tener a Emma y a él en mi vida sin decírselo. Creo que era la única parte que me echaba para atrás, porque al final, cuando le miraba tan cerca de mí, sonriéndome y haciéndome feliz por unos segundos, tan sólo tenía ganas de contarle todo y terminar ya con los secretos y mentiras. Quizás así dejaba de nombrar a Lautaro, que estaba segura que aún saldría en alguna conversación.
Igualmente, me encontraba bien, feliz quizás de haber terminado por tomar una decisión, sea cual sea. Ahora tenía dudas, sí, pero son menos que antes y en su mayoría, me pregunto por Emma.
Quizás todo hubiese sido más fácil cuando aquel día, al saber que era madre, lo primero que hubiese hecho fue llamarle. Si le hubiese dicho desde un principio todo y no me hubiese ido a España a esconderme, podríamos estar juntos de nuevo con ella ahora, pero sin ninguna mentira. Todo hubiese sido más fácil, pero ya no sé puede volver hacia atrás.
La puerta de mi casa sonó y dejé de mirar a Emma dormida en su cuna para levantarme y salir de la habitación, cerrando la habitación tras de mí. Sin ver quién era, abrí.
- Terminé de laburar y me daba paja llegar a casa y aguantar a José.
- Santino.- tenía algo de esperanza en que fuese él por sorpresa.
- Sí, ¿Esperás a alguien?
- No, no, pasa, todavía no cené.
- ¿No? Te vas a quedar delgada, boluda.
- Bueno, dramático.
Cerré la puerta ya con él dentro y me fui a la cocina para ir a por dos platos, uno para cada uno. Le serví y después a mí, yendo al salón con la cena. Aunque creería que me sobraría, su visita parece que va a hacer que no pase.
- ¿Nada qué contar?
- No, la verdad, ¿Vos?
- Dale ,¿No volviste a hablar con Diana?- intenté desviar el tema de mí.
- No, la verdad, lo intenté al siguiente día no te voy a mentir, pero no contestaba.
- Que pelotuda...bueno, ya lo hará.
- ¿Vos decís?
- Sí, no sé, igual terminan juntos.
- Claro, claro.- rió y le miré sonriendo.- Angie, ya la olvidé.
- ¿Por eso te acostaste con ella?
- No sos indicada para decir eso.
- Estamos hablando de vos ahora eh.- volvió a reír y yo puse los ojos en blanco.- Dale, se sincero.
- Lo estoy siendo, lo de esa noche no volverá a pasar. Diana y yo no podemos estar juntos.
- ¿Y eso por qué?
- Porque no, Angie, no nos hacemos bien juntos.
- Al final de la relación no, pero antes sí.
- Antes...eran los primeros días de una relación, ahí todo es más bonito.
- Bueno, no sé, yo creo que volverán.
- Mucho crees vos en volver con gente ya olvidada, aunque vos ni eso.
- Sí, sí, intenta ahora enfocarte en mí.- sonreí y él rió.
- ¿No tenés nada que decirme?
- No, la verdad, estoy laburando y luego vengo acá con Emma. No pasa nada más.
- Nada más.
- Nada más.
Afirmamos los dos antes de cambiar de tema y seguir comiendo. Odiaba las mentiras y al final, si no mentía a unos mentía a otros, así que no sabía qué hacer después porque cuando me daba cuenta de que lo había hecho mal, era tarde. Pero en esto sabía que era lo mejor.
Si ahora les contaba a todos que había vuelto con Mauro, sea o no sea serio, todos se enfadaran como hizo mi madre. Fueron los primeros en apoyarme en lo que decidí en su momento, aún cuando creían que lo mejor era contárselo y yo les ignoré.
Así que, no podía decirles nada, era mejor ocultarlo e ir poco a poco. Asegurándome también de que él y yo tendríamos un poco más de futuro que antes.
Después de que Santino y yo terminasemos de cenar estuvimos hablando un tiempo más hasta que se hizo suficientemente tarde para que estuviese cansado de verdad y se fuese a su casa a descansar.
Yo limpié todo, volviendo a la habitación para ver que Emma se había despertado nada más entré. La saqué de su cuna y estuve con ella en mi cama como solía hacer cuando tenía más tiempo. Ahora, con mis quilombos y el laburo, tenía poco tiempo para disfrutarla como antes de todo.
Me tumbé en la cama boca arriba y la puse en mi pecho para que se calmase y poco a poco se fuera durmiendo a oscuras, conmigo mirando el techo mientras sentía su respiración volverse más pesada.
Sonreía al tenerla tan cerca, arropandola y abrazándola mientras recordaba sus primeros días, aún en España, con mi primo.
De repente, mi teléfono comenzó a vibrar ya que por suerte lo había dejado en silencio. Miré la pantalla y sonreí, aceptando la llamada al segundo.
- Mauro.
- Uh, ¿Te desperté?
- No, no, pero estaba durmiendo a Emma.
- Ah, bueno, entonces nada.
- ¿Qué pasa?
- Nada, nada, era por si querías que durmiese allá con vos. Mañana tengo que ir a un lugar que está por allá así que tampoco molestaré mucho.
- No molestas, gil.
- Bueno, está bien, ¿Entonces?
- Podés venir.
- Entonces abrime.
- ¿Qué?
- Estoy abajo, boluda, ¿Qué te pensás? ¿Qué voy a llamarte para eso?
- Que pelotudo que sos...
Le oí reír al otro lado y dejé el celular para levantarme lentamente con Emma en mis brazos aún. Fui a abrirle la puerta del portal y después esperé hasta oír que estaba al otro lado de la puerta de mi departamento para abrirle antes de que tocase y despertase a Emma.
- Buenas noches a las dos.
- Sí, sí, pasa, que se despierta.
Rió levemente e hizo lo que le pedí, pasando adentro y dejando que cerrase la puerta. Sin decirle nada, él mismo se tomó el derecho de ir a mí había mientras se descalzaba por el camino y se quitaba la campera, dejándola por ahí.
- Vos como en tu casa.
- Obvio, beba.- sonrió tumbandose en la cama.- ¿Qué hacías?
- Ya te lo dije, intentar dormir a Emma.
- Está dormida.
- Bueno, se había quedado dormida cuando llamaste.
- Está bien, está bien...como digas.- sonrió de nuevo y yo me tumbé al otro lado, dejando que pase su brazo alrededor de mis hombros.- ¿Mañana tenés algo que hacer?
- Laburar, ¿Por qué?
- Para que vengas a cenar a mí casa.
- ¿Así? ¿Sin fiesta ni nada?
- Sin fiesta ni nada, sí.
- Bueno, está bien, si no pasa nada sí.
- Negativa.
Reí levemente y volví a dejar a Emma como antes, sintiendo la mirada de Mauro en ella otra vez.
- Angie.
- ¿Qué?
- Se parece mucho a vos.
- No conoces a Lautaro.- tenía que decir algo.
- ¿Y? Es hermosa, como vos.- le miré y él sonrió.- Posta, no he hecho nada mal y digo esto para sentirme bien eh.
- Te creo, te creo.- sonreí también y se acercó para darle un corto beso.- ¿Y si mejor la dejo y dormimos?
- Uh, como te quiero.
Dejó de estar boca arriba para ponerse de lado y poder abrazarme con su otro brazo, a mí y a Emma. Comenzó a besarme desde mis labios a hasta el cuello y tomando el camino de vuelta, haciéndome reír aunque no muy alto para no despertarla. Al final no tuve otra opción que dejarla en su cuna, sino todo acabaría mal.
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Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...