22.

573 32 1
                                    

Respiré nerviosa, esperando a que alguien me avisase por teléfono que estaba fuera. Más bien, Lautaro.
Mis viejos, mientras, hablaban del pibe según lo que mi madre había conocido, es decir, como si fuese un ángel caído del cielo. Por suerte Emma estaba dormida para oír a sus abuelos siendo tan ellos.
De repente, sonó el timbre de la puerta, haciéndoles callar. Yo resoplé y me fui a levantar para abrir yo, pero mi padre fue más rápido. Lo siguiente fue ver a Lautaro sonriendo mientras se saludaba con mi padre con un apretón de manos.
- Angélica, llegó Lautaro.
- Ya lo veo, ya lo veo.
- ¿Todo listo?- preguntó él, sin dejar de sonreír.
- Listo.
- Entonces nos vamos, un placer, señor.
- Igualmente.
Respondió sonriendo. Yo puse los ojos en blanco y salí por fin de mi casa, cerrando la puerta detrás de mí antes de ir a su auto.
- ¿Por qué llamaste a la puerta y no me avisaste directamente al teléfono?- pregunté cuando comenzó a manejar.
- Hay que conocer a la familia.
- No sabés dar freno.
- Sé, pero me gusta la velocidad.
Sonrió y yo negué con la cabeza mirándole. El camino, al principio, fue en silencio, después yo decidí poner música y él comenzar a hablar para esta vez dejar de hacer preguntas y hablar un poco más de él.
Me habló de su familia, también de qué era lo que estudiaba y qué quería hacer en un futuro. Y así llegamos al cine.
Salimos de su auto y esperamos en la fila a que nos tocase para comprar entradas para una película que él decidió tras tener mi apoyo en que podría elegir cualquiera, así veía si sabía elegir películas. Algo importante para los días que no querés hacer más que quedarte en casa.
Entramos en la sala cuando nos tocó y fuimos a nuestros asientos, comenzando a comer lo que habíamos comprado antes de que comenzase la película. Nos hicimos un par de fotos haciéndonos los boludos y después nos callamos para darle la atención a la película.
Pensaba que en cualquier momento se acercaría más, pero no lo hizo. También pensaba que estaría incómoda porque casi ni le conocía, pero tampoco. Al final, él se divertía con la película y yo me sentía bien a su lado, riendo también sin preocuparme de nada más.
Cuando terminó la película, me levanté para comenzar a irnos, a la vez que todos los demás, pensando que él me seguiría.
- ¿No nos vamos? ¿Te gustaron mucho las sillas o qué?
- Están bien pero no para tenerlas en casa.- sonreí y él también.- Mejor esperarnos a que salgan todos, ¿No?
De nuevo, sonreí porque en realidad, yo siempre esperaba a que todos saliesen. Pero, siempre que había venido con algún novio o casi novio al cine se levantaba para irnos antes.
Me senté y esperamos, como dijo, hasta que al fin salimos. Subimos al auto y me llevó de vuelta a casa, está vez sin momentos en silencio, sino los dos hablando y comentando entre risas la película. Sí, también sabía elegir.
Cuando llegamos, salimos del auto y él se quedó apoyado en este, esperando a que volviese. Abrí la puerta y busqué a mi madre.
- ¿Qué tal la película?-preguntó sonriendo, dejando de atender el televisor.
- Bien, todo bien, ¿Y Emma?
- Lista.
Sonreí mirándola despierta en el carro, al lado de mi madre. Fui a por este y me llevé a Emma mientras ella jugaba con uno de sus juguetes.
- Listas.- dije al llegar de nuevo a Lautaro.
- Se ve.
Sonrió y tiró el cigarro que estaba fumándose al suelo. Lo pisó y comenzamos a caminar juntos por el barrio sin un destino propio, sólo estar juntos hablando y riendo, además de conociéndonos más.
- ¿Y le rompiste la mano?
- No, nada que ver, sólo que mi primo es muy dramático, como yo.
- Será eso.
- ¿Me estás diciendo que tengo tanta fuerza como para romperle la mano a mi primo?
- Mi madre le hizo un esguince a mi padre cuando yo nací.
- ¿Posta?
- La fuerza viene de familia.
Puse los ojos en blanco y él rió, cambiando después de tema para seguir hablando de nosotros. Después, acabamos por decir boludeces que nada tenían que ver pero que nos hacían reír, aunque no muy alto porque Emma se había dormido.
Cuando me di cuenta, ya habíamos vuelto a estar delante de mí casa tras recorrernos el barrio donde yo había crecido.
- ¿Son iguales en todo?- preguntó refiriéndose a Emma.
- ¿Por qué?
- Para saber si dormís mucho o no.- puse los ojos en blanco una vez más y él rió.- Joda, joda.
- Que pelotudo que sos...
- Bueno, muy pelotudo pero acabé saliendo con vos, aunque sea poco tiempo.
- ¿Querés más que una tarde?
- Un día me vendría mejor, así la conozco mejor, no te creas que es por vos.- sonrió señalando a Emma y yo resoplé, haciéndole reír.- También por vos, tranquila.
- Soy el segundo plato acá.
- Bueno, tenés que entender que con la cara de Emma siempre vas a ser el segundo plato.
- Si hay alguien que sabe chamuyar a alguien es Lautaro, obviamente.- rió y yo sonreí.- Todo a su tiempo ché.
- Tengo mucho de eso.- respondió, sonriendo a la vez que guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón. Parecía que siempre tenía una respuesta para todo.
- Chao.- me despedí, sonriendo a la vez que me alejaba de él, lentamente.
- Chao, Angélica.
Negué con la cabeza sin dejar de sonreír y él me ignoró, despidiéndose ahora de Emma con la mano. Cuando estaba por entrar a mi casa, la puerta se abrió y apareció mi padre con Santino.
- ¡Chao, Lautaro!- se despidió mi padre, sonriendo.
Me giré a verle y este solo levantó su mano como despedida, sonriendo, apoyado en su auto.
Entré por fin a mi cada y cerré la puerta, mirando molesta a mi padre. Santino rió y Emma, al instante, comenzó a llorar.
Después de tanto tiempo, la tuve en mi pecho hasta que al final se acabó durmiendo, entonces la dejé en su cuna y me despedí de mis padres para irme con Santino al boliche donde había quedado con mis amigos.
- No me preguntes nada porque no voy a responder.- le dije a Santino cuando ya llegábamos.
- Listo, no digo nada.
Sonrió y por fin aparcó, bajandonoa de su auto para encontrarnos a mis amigos en la puerta del boliche. Estos sonrieron al vernos y vinieron hacia nosotros.
- ¿Cómo fue?
- ¿Qué te dijo?
- ¿Fue lindo?
- ¿Qué piensa de Emma?
- ¿Cogieron?- terminó por preguntar Matías y yo miré a Santino, que sonrió de nuevo.
- Por eso no pregunté, porque ella sí iban a hacerlo.
Resoplé y les ignoré, yendo a esperar para entrar al boliche. Aunque, al final, tuve que resumirles todo para luego tener que escuchar todas las historias que hacían, hasta que entramos.
Entonces, como hoy no tenía que manejar, sí que comencé a beber aunque con más tranquilidad qué antes de tener a Emma.
Fui a bailar con Diana y Claudia cuando Nicolás, Santino y Matías desaparecieron mientras Juan estaba en el baño. Después, se unió a nosotras hasta cansarnos.
Volví a la barra con él, pidiéndome otra copa más mientras reía con él. Cuando estábamos listos, volvimos juntos a la pista, bailando sólo con mi mejor amigo porque los demás habían desaparecido.
Unos minutos más tarde, Nicolás volvió a aparecer con una mina a su lado que nos presentó. Saludamos y al segundo ya estaban besándose, así que nosotros seguíamos bailando.
De lejos, vi a Diana hablar con un pibe en la barra, al igual que Claudia, aunque esta parecía hacerlo con más torpeza por lo que había bebido hasta ahora. Tenía el peor riñón de todo el grupo.
Poco después, aparecieron por fin Matías y Santino, riéndose sin parar hasta que se unieron a nuestro baile. Cuando volví a cansarme y a quedarme sin bebida, volví a la barra una vez más.
- Angie, vamos afuera, necesito fumar ya.
Puse los ojos en blanco y acabé aceptando porque sino lo haría sola y acabaría perdiéndose. Tomé de la mano a Claudia, para no dejarla sola allá, y avisé de lejos a Santino, que parecía entenderme poco pero aún así sonreía.
Salimos del boliche y al segundo encendió su cigarro, dándole después uno a Claudia y ofreciéndome uno que negué. Ya que lo había dejado no quería volver, pero igual me hice una foto con ellas dos subiéndola a las historias, ya que tampoco tenía mucho que hacer fuera aparte de tener algo controlada a Claudia.
De repente, dejé de mirarla a ella para ver mi celular tras recibir un mensaje que pensaba que era de mis padres por algo de Emma. Pero no.
lauti_2392 ha respondido a tu historia.
¿No que habías dejado de fumar?
Mentirosaaa😂

Yo sí.
Ellas no😕

Qué feo ☹️
Igual si quieren uno que me llamen.
😉😂

Si quirin ini qui mi llimin.

¿Celosa?😏
Y preferí dejarle el leído, sonriendo porque no dejaba de ser un pelotudo hasta en mensajes.
Pero, cuando levanté mi mirada la sonrisa se fue al no ver a Claudia allá, pero sí a Diana.
- ¿Y Claudia?
- No sé, dijo que se iba para allá?
- Diana.
Chasqueé mi lengua y ella levantó sus hombros, seguro que había fumado tanto que no se había enterado, pero igual fui a dónde me dijo.
Comencé a buscarla a la vez que la llamaba al teléfono, esperando que me contestase. Pero no, estaba claro que no lo haría.
Cuando me di por vencida en la entrada del boliche, volví a intentar salir para buscar ahora a Diana y volver donde estaban los demás. Igual había vuelto allá.
Pero, cómo era una torpe, además de que tanto tiempo sin beber me podía afectar un poco, acabé tropezandome y chocando con alguien en la puerta.
- Uh, perdóname.
- ¿Angie?- levanté la mirada y me paralicé.
- Ho...hola.
- ¿Vas a huir otra vez?
- Yo...eh....
- ¿Estás tan bebida que no podés hablarme o sólo no sabés que decirme tras desaparecer casi un año entero?
La miré fijamente, sintiendo como de repente las fuerzas me fallaban. Apreté mis labios buscando alguna respuesta buena para darle, pero tenía razón, no sabía que decir.
- ¿Vas a...?
- No sé que decirte, tenés razón.
- Sí que te tuvo que pasar algo en todo este tiempo para que me des la razón.
- De nuevo, no sabría que decirte.
- Quizás el por qué de que me dejases de hablar de repente, de que comenzases a huir de mí, de tu supuesta mejor amiga.
- No fue por vos, fue por otra cosa, yo no quería.
- No querías.
- Tenía que hacerlo.
- ¿Te secuestraron o qué?- sonrió con ironía y yo no sabía que más decir para no contarlo.- Dale, Angie, no sé qué te pasó, ni que hiciste todo este tiempo. Sólo sé que te extrañé y no hiciste nada para verme ni un segundo, me ignoraste todo este tiempo y lo seguís haciendo ahora. Tuviste que tropezarte para hablarme porque sino comenzás a huir de mí como la otra noche, ¿Es por mí hermano? Porque pasó hace banda y quedamos que no nos pasaría nada a nosotras derivado de aquello, pero se ve que acá sólo mantengo yo las promesas, aunque no sé para qué.
Dijo, molesta, más bien enfadada conmigo por todo este tiempo. Me quedé quieta, sin saber qué hacer hasta que sentí una mano en mi hombro.
- ¿Todo bien?- miré a Santino y este a Candela.- Vámonos.
Agarró mi mano y bajo la mirada atónita de la que fue mi mejor amiga, me llevó adentro de nuevo.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora