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Llevaba unos días en los que solo me veía con Candela, que la mayoría de veces o venía a verme al bar o iba a mi casa después, ya que no tenía más tiempo. Y no, no le ocultaba a Emma.
Por suerte, todavía no habían coincidido alguno de mis padres con ella en el bar, pero no podía ocultar a Emma todos los días sólo porque iba a ver a Candela, así que no tenía otra opción que tenerlas a los dos juntas.
Cuando la veía atender a Emma, dejaba de ver a mi amiga para ver a su tía, lo que generaba más pánico a una verdad que cada vez se hacía más visible. Más ahora que Lautaro no está y Candela me pregunta cuando él va a tener a Emma y me va a dejar unos días de "tranquilidad".
Estaba claro que Lautaro no iba a ver más a Emma, a no ser que quisiese volver, porque entonces yo estaba dispuesta a ello. Pero, no tendría por qué verla si ya no estábamos juntos y por ahora no se había preocupado en volver a hablarme, así que no podría dejarsela si es lo que él quería. Al final, todo este tiempo él había sido su padre.
A Mauro no lo había vuelto a ver, aunque eso no hacía que no dejase de pensar en él a veces. Siempre tendría esa duda de qué hubiese pasado y entonces, comenzaba a imaginarme los momentos que podrían haber ocurrido si tan sólo no hubiese huido.
Me lo imaginaba con Emma en brazos recién nacida, cuando hasta a mí me daba miedo llevarla en brazos por si le pasaba algo. También, siempre me lo imaginaba cansado o molesto porque Emma no parase de llorar. Aquello siempre me hacía sonreír.
Obviamente, sabía que él si lo hubiese sabido, no sería un padre presente siempre. Tenía su vida, su música y yo sabía cuál sería nuestra posición en su vida. La misma que tuve cuando estuve con él.
Así que, todas esas escenas que me imaginaba y me hacían sonreír desaparecían cuando volvía a la realidad y me veía de nuevo sola criando a Emma porque él estaría haciendo sus conciertos y canciones. Es decir, me veía como estaba ahora.
Suspiré terminando de limpiar la barra del bar y después fui a preparar las mesas y sillas para acabar por limpiar el suelo. Por fin había acabado y me podía ir a casa.
Me senté en uno de los taburetes y saqué mi teléfono para ver si tenía algún mensaje nuevo, pero nada.
Santino ya no venía a verme, quizás porque tampoco hablaba mucho con él. No le había contado aún nada a nadie de lo que pasó con Lautaro, sólo lo sabía Candela.
Me levanté, fui a por mis cosas y salí del bar, terminando por cerrarlo. Llamé a un taxi y esperé hasta que vino para irme a casa. Al llegar, pagué al conductor y fui directa a mí cocina a buscar algo que comer antes de que mis padres me trajesen a Emma y ya no pudiese estar un tiempo a solas. Cuando por fin encontré algo, me llamaron al teléfono.
- ¿Sí?
- Angie, estoy por acá cerca, ¿Querés que vaya?
- Bueno, está bien, estoy esperando todavía a Emma pero está bien.
- Espérame allá, no tardo nada.
- Ok, nos vemos ahora.
- Chao.
Terminé la llamada y dejé el celular para fijarme en mi cena hasta saber que estaba abajo esperando a que abriese. Después, sólo me quedó esperar el timbre de la puerta.
- ¿Todo bien hoy en el laburo?
- Tranquilo, como siempre.
- ¿No fue Lautaro tampoco?- negué con la cabeza y resopló, sentándose en el sofá mientras que yo seguía cenando.- Ese pibe no se va a hacer cargo al final.
- No sé, ya lo hará, no quiero pensar mucho en eso.
- Bueno, no podés cuidar vos sola a Emma.
- Sola no estoy, tengo a mi familia y mis amigos. Está todo bien, haceme caso.
- Como digas, como digas... ché, ¿Mañana tenés que ir a laburar?
- Termino antes, viene el jefe así que se hace cargo él.
- ¿Posta?
- A veces le dan ganas de laburar, le da nostalgia dice.- sonrió y yo levanté los hombros.
- Bueno, podés venirte a mi casa si querés.
- ¿Para?
- No sé, para no tener que vernos siempre en tu casa, ya nos vimos todas las películas que tenés acá, dale, venite un rato solo.
- Bueno, pero sin jodas ni nada.
- Si vas a traer a Emma no me voy a atrever a hacer una joda, Angie.
- Te conozco demasiado...
Rió levemente y yo sonreí cuando sonó de nuevo el telefonillo. Abrí sin saber quién era, ya que a estas horas seguro eran mis viejos, así que solo me quedaba esperar a la puerta.
- Buenas noches, traigo un pedido para Angie.- Juan sonrió cuando abrí la puerta y le miré confundida.
- ¿Qué haces vos acá?
- Tus viejos no podían venir y yo estaba por irme a laburar así que...Santino me llamó y fui al rescate.
- ¿Y por qué no vino Santino?
- No sé, decía que estaba ocupado, que sé yo.
- Bueno, está bien...- tomé a Emma en brazos por fin y me hice a un lado para que pudiese dejar sus cosas dentro.
- Candela.
- Hola.- Juan me miró confundido a verla y yo sonreí levemente.
- Ché, Angie, ¿Podemos hablar fuera un momento?
- Está bien.
Fui hacia Candela y le dejé a Emma, yendo después detrás de Juan hasta salir de mi casa, dejando la puerta entreabierta.
- ¿Qué hace ella acá?
- Volvimos a hablar, no sé, nos volvemos a llevar bien, está todo piola.
- Angie, puede descubrir todo, ¿Sos tarada?
- Dale, no lo va a hacer.
- ¿Y qué piensa Lautaro de todo esto?
- Nada, no piensa nada, ¿No tenías que irte a la laburar?
- Angie...
- Confía en mí, ¿Sí? Está todo bien.
- Bueno...si me tengo que fiar de vos.
Puse los ojos en blanco y él sonrió levemente. Terminó por suspirar y despedirse con un corto abrazo antes de marcharse.
- ¿Todo bien?- preguntó Candela al verme entrar de nuevo.
- Sí, todo bien.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora