- Dale, dale, dale.
Reí poniéndome el pendiente, viendo de fondo a Santino bailando, reflejado en el espejo.
Finalmente, le conté a mis viejos sobre el laburo y después sobre la fiesta. Ellos aceptaron cuidar a Emma, aunque ya les dije que yo no me quedaría tan tarde como los demás, así que además mi padre aceptó a dejarme el auto para que pudiese volverme sola y no gastar mucha plata en taxis o Ubers, diciendo que tendría que comenzar a ahorrar para mí departamento.
Santino había venido a la casa de mis viejos mientras que yo estaba en la ducha y después, mientras me terminaba de poner los tacones negros que llevaba hoy, me habló sobre por qué estaba acá. Básicamente, Juan le había dicho de la fiesta y quería que Santino fuera, así que además también tendría que llevar a mi hermano conmigo.
Después, agarró mi celular y puso música, bailando en mi habitación gracias a que Emma no estaba acá, sino en el salón con mi madre.
- Dale, Santino, tenemos que irnos o llegaremos tarde.
- Dale, dale, dale.- siguió bailando hasta que yo quité por fin la música.- Vale, vale, aguafiestas.
Puse los ojos en blanco y él rió a la vez que yo abría la puerta y salía de la habitación con él detrás.
Fui al salón y por supuesto, directa a Emma. Era la primera vez que me alejaba de ella, siempre que iba a un lugar venía ella a mi lado. Menos hoy.
- Dale, vas a venir en unas horas.
- Callate, pelotudo.- fulminé con la mirada a Santino y seguí llenando de besos a Emma, que estaba despierta y sólo me miraba.
- Bueno, dale, que van a llegar tarde.- mi madre se levantó del sofá y me sonrió.- Estará bien y si pasa algo te llamaremos la primera.
- Y yo contestaré, os lo aseguro.
- Vamos, van a llegar tarde a la sorpresa.
Chasqueé la lengua mirando a Emma y le di el último beso en la frente antes de dejarsela a mi madre, que la tomó en sus brazos con la sonrisa que siempre tenía al lado de su nieta.
Nos despedimos de ella y por fin, salimos de la casa. Subí al auto y mientras Santino se ponía en cinturón yo puse la llave.
La giré y comencé a manejar despacio para poder ponerme también el cinturón, después comencé a acelerar aunque tampoco más de lo permitido, obviamente. En unos minutos, ya habíamos llegado a la casa de mi amiga.
Salimos, llamamos a la puerta y saludamos primero a Juan, que nos abrió, y después a todos los demás. Como me dijo Claudia, fuimos a la sala y nos escondimos detrás de los dos sillones que había, ya que los demás sitios estaban ya ocupados por otras personas.
Nos quedamos en silencio hasta que oímos la puerta, oyendo también una conversación de Diana con Matías. Cuando entraron en el salón, todos nos levantamos y gritamos sorpresa a la vez, asustandola.
- La concha de su reverenda madre, ¿Qué hacen acá? ¿Cómo entraron?
- Hice una copia de tu llave.
- ¿Posta?
- ¿Fue así?- le pregunté a Juan y este levantó sus hombros, sin saber.
- Cuando la perdiste fui yo, que le hice una copia, tomá.- y como dijo, le dio la copia bajo nuestra mirada confundida.
- Sí, estás absolutamente loco.
Y comenzó a reír, haciéndonos sonreír a todos. Fue saludandonos uno a uno y después comenzamos a beber del alcohol que habían comprado. Desde el embarazo, no fumo y tampoco bebo mucho. Emma me había cambiado por completo.
- ¿Y Emma?
- No se lo recuerdes que llora.
- Callate, gil.- miré a mi hermano y luego a Diana.- Con mis viejos, todo sea por vos.
- Y por su laburo nuevo.
- ¿Ya tenés nuevo?- asentí y ella sonrió.- ¿Y qué tal?
- Por ahora bien, Emma está con mis viejos y a veces pasan por el bar, sobretodo cuando realmente me necesita, entonces mi jefe se ocupa de todo y yo me quedo con ella.
- ¿Y todo bien?
- Bueno, antes no me separaba de ella, ahora con el laburo más pero la sigo viendo, ahora es cuando no la voy a ver hasta mañana.
- Seguro que está bien.
- Y yo seguí que también.
Sonreí y Diana también, bebiendo las dos. Seguimos bebiendo y hablando hasta que decidimos que era suficientemente de noche para ir a un boliche a seguir la fiesta allá.
Yo aún no había bebido nada de alcohol en realidad, no como los demás, ya que tenía que manejar. Sólo tomaría un poco en el boliche, ya que se me hacía raro no tomar nada al final, pero tampoco me quería sobrepasar por tener después que ir en un auto siendo yo la que llevé el volante.
Conmigo fueron Santino, Diana y Claudia, teniendo la música a todo volumen y a ellos hablando casi gritando, sin dejar de fumar en el ejemplo de Diana.
Llegamos por fin al boliche y esperamos a los demás autos al ser el primero. Cuando estábamos todos, entramos, yendo directamente a la barra.
Tanto tiempo alejada de la fiesta que se me hacía raro, aunque no tardé mucho en sentirme de nuevo como cuando aún no sabía nada de qué era estar embarazada.
Como dije, me pedí una copa y nada más, yendo a bailar con mi hermano y después con mis amigos hasta acabar tan cansada que volví a la barra a acabarme la copa allá. Estaba desenfrenada en esto de la joda.
- Ché, ¿Tenés un pucho?- me giré pensando que era para mí pa pregunta y en efecto, lo era.
- No, llegás tarde para eso.
- Vaya...¿Por qué?
- Dejé de fumar hace meses.
- Que mala suerte...- hizo a una mueca mirando hacia la pista y luego volvió sus ojos a mí.- ¿Y beber?
- También.
- ¿Y eso?- preguntó sonriendo.
- La única de hoy.
- Una niña buena.
Eso, rápidamente, me llevó a él, aunque su voz no fuese tan ronca como la suya. De nuevo, los recuerdos recorrieron mi mente como si fuese una carrera de autos.
- ¿Estás bien?
- ¿Eh?- le miré confundida hasta que me di cuenta de que me había quedado callada mirándole.- Sí, sí, sólo me recordaste a mi ex.
- Parece que no tengo mucha suerte hoy.- sonreí y él también.
- Mejor no vuelvas a decirme niña buena y a pedirme puchos, igual ahí tenés más suerte.
- ¿Y dejaste de bailar también?
- Hace unos segundos.
- Mirá vos.- de nuevo, volvió a hacer una mueca.- ¿Y hay oportunidad de que recaigas?
- Puede, ¿Sos bueno?- levantó las cejas y sonreí.- Sólo bailo con gente que sabe.
- Entonces hablás con el mejor.
Reí y él sonrió. Le di el último trago a la copa y como parecía majo y sin muchas intenciones por ahora más que un baile, acepté a ir con él. Al final había venido a divertirme.
Era alto, moreno y con el pelo corto, rapado por sus lados, y negro como sus ojos . Los labios no eran muy grandes, parecía que su cara estaba completamente equilibrada en todos sus rasgos. Por su remera de manga corta negra pude ver que estaba en forma, aunque tampoco mucho, sólo se le notaba los bíceps al principio por estar con los brazos cruzados hablando conmigo, teniendo uno de sus codos apoyados en la barra.
Y como me dijo, sí, bailaba bien. Sabía seguirme el ritmo, que no era muy rápido porque recién había dejado de bailar y tampoco podía dar mucho sin tener alcohol en mis venas, y esa no era una opción.
Estaba de espaldas a él, con sus manos en mi cadera siguiendo sus movimientos y sin bajar más de lo debido.
- Angie.- de la nada, oí la voz de mi hermano Santino y al abrir mis ojos, lo encontré delante de mí, así que paré de bailar lentamente.- Te busca Diana.
- ¿Pasó algo?
- No sé, me dijo que te necesita.
- Eh...es mi hermano, Santino.
- Hola.- el pibe sonrió y le extendió la mano.- Lautaro.
- Encantado, vamos.- me miró y comenzó a andar.
- Pará, déjame tu celular.
Le miré confundida antes de irme pero hice rápido lo que me dijo. Sonrió y comenzó a escribir en él, devolviéndomelo después.
No pude esperar más y comencé a irme porque sino perdería de vista a Santino. De camino, vi torpemente que había escrito su número en mis contactos "Lautaro❤️".
Miré hacia atrás sonriendo y cuando me di cuenta, estaba fuera del boliche. Pensé que me había perdido, pero no, Santino me había traído hasta acá.
Cuando vi por fin a dónde me llevaba, me encontré con Claudia sentada en el suelo, llorando al lado de Diana, que la abrazaba.
- ¿Qué pasó?
- Su novio terminó con ella.
- ¿Posta?
- ¡Por teléfono, por un mensaje el pelotudo!
- Eh...yo vuelvo a la fiesta.
- Dale, Santino.
- No hago nada acá.
- Acompañar, gil.- señalé a Diana tras lo que había dicho y Santino chasqueó su lengua.- ¿Vos dónde estabas?
- Eh...bailando.
- Con un pibe, Lautaro se llama.
- ¿Es joda?
- Ojalá.
- Dale, wacho, contale toda mi vida ya y terminamos antes.- Santino rió y yo negué con la cabeza, yendo a abrazar a Claudia.- ¿Qué hacemos?
- Ni idea.
- Me quiero ir a casa, ya no tengo ganas de fiesta.
- Pero Claudia, ya estás soltera, andá con cualquiera.
- Bueno, pará, dejá que haga lo que quiera.- le respondió Santino a Diana, haciendo después un duelo de miradas.
- Ché, ex parejas, yo me la llevo.
- ¿En serio?
- Sí, no tengo ningún problema, no puedo beber porque manejo y no te voy a engañar, echo de menos a Emma así que...
- Se va porque ya tiene el número del pibe, no te engañes.
- Ahora sí que me voy, porque al final te cago a palos, pelotudo.- respondí levantando a Claudia.- Vamos, yo te llevo a casa.
- Gracias.- dijo entre sollozos.
- Bueno, dale, avísenme cuando lleguen.
- Sí, tranquilos, vuelvan a la joda que vamos a estar bien.
Diana asintió y me despedí de ellos dos ya que Claudia entre lo que había bebido y lo que lloraba sólo balbuceaba y lloraba. Yo ni siquiera sabía que tenía novio, pero hice lo que había que hacer.
Comenzamos a caminar juntas, abrazándola por los hombros, hacia el auto. Abrí la puerta de atrás y la ayudé a entrar, cerrándola después. Suspiré y me giré a ver si ya habían entrado. Pero vi otra cosa. Alguien más.
Mis ojos fueron directos a ella, que estaba riendo con una mina mientras parecía fumar. Cuando, de repente, mientras yo me quedaba paralizada viéndola, su amiga se dio cuenta de mí y le dijo.
Entonces, sucedió lo que más tenía en estos días, que nos volviésemos a encontrar. Sus ojos se fijaron en mí con sorpresa, mientras que yo parecía más bien estar viendo algo que sólo me traía problemas.
Sonrió y comenzó a andar hacia acá despacio, avisando hacia atrás. Entonces algunas miradas vinieron a mí y también pude verle a él.
Asustada, fui rápido y con torpeza hacia el asiento y arranqué, comenzando a manejar lo más rápido y seguro que podía. De nuevo, mis ojos se fijaron en ella, confundida y quieta ahora, pero yo seguí manejando hacia donde estaba porque tenía que pasar por allá.
Giré y entonces pasé por delante de ella, mirando hacia delante para no verla. Podría no hacerle caso, no aceptar sus llamadas e ignorar sus mensajes, pero no podía evitar salir del auto si mis ojos se encontraban con los de Candela, aunque también hubiese visto a Alejo detrás. Simplemente, era más fuerte que yo.
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Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...