12.

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- No puedo esperar ya a que le conozcan todos.
- Ya pasará.
- Estoy segura que se van a volver locos.
- Loca te vas a volver de tanto mirarla dormida.
- Y vos de tanto escucharla llorar, ¿Qué te pensás, que no te oí gritar ayer que parase?
- Es que es igual a su madre, cuando llora te dan ganas de matarte.
- Gracias eh.
- De nada, estoy para lo que necesites.
- Sí, ya... ¿Y si vas a comprar algo?
- ¿Algo?
- Esto.- agarré una lista con todo y se la di, leyéndola lentamente.
- Esto no es algo, es el supermercado entero.
- Está la refrigeradora vacía, idiota, y se acaban los pañales, ¿Qué querés?
- Que ganas de que te vayas ya.
- Igualmente.
Puso los ojos en blanco y reí levemente para no despertar a Emma, viéndole irse de la habitación. La miré una vez más dormir en la cuna y después salí para verle guardar la plata en la entrada a punto de salir.
- ¿Algo más fuera de la lista?
- ¿Unos pochoclos, algo de beber y de comer para la película de esta noche?
Puso los ojos en blanco una vez más y se fue bajo mi mirada y mi sonrisa. Fui al salón y me tiré al sofá, sacando el celular del bolsillo de atrás de mi pantalón.
Comencé a ver las redes sociales que hacía cuatro días que no veía. Estuve tres días en el hospital porque las pruebas se retrasaron y después pensaron que una de ellas había salido con resultados negativos pero tras repetirlas vieron que estaba todo bien y nos podíamos ir. Así que llevaba un día con ella en casa, llorando más Manuel que ella por no aguantar a un bebé recién nacido. En cambio yo, me lo tomaba con más calma, al final era mi hija y ya no había más vuelta atrás.
Dejé las redes para ir a la galería a ver las fotos que le hacía, sonriendo y casi riendo cuando Manuel salía en algunas o con cara de querer matarme o con cara de enamorado mirándola. Era todo un bipolar, pero al final me hacía más amenos estos días y realmente hubiese sido todo más difícil sin él acá.
De repente, recibí la llamada de Juan, con el que había hablado poco porque todas las noches de madrugada que me pasaba despierta ahora era con Emma y no podía hablar bien con él si la tenía llorando a ella.
- ¿Cómo anda la banda argentina?
- ¿Cómo anda la mamá del año?
- Bueno, tampoco eso.
- Para nosotros sí, ¿Ponés la cámara?
- Listo, no me lo digas dos veces.
- Que buen humor, ché.- sonreí e hice lo que me dijo, viéndole en su departamento con Matías y Diana a su lado.
- Angie.
- ¿Qué pasa, mamá?
- Paren de llamarme así, por favor.
- ¿Cómo, Angie? Listo, sos "la mamá" del grupo.
- No, pelotudo.
- Bueno, ¿Donde está la nena más hermosa del mundo?
- No sé, decime vos.
- Pelotuda, estoy hablando de Emma, ¿No sabés dónde está?
- Durmiendo, así que nada de hinchar los huevos con verla eh.
- Uh, eso es que salió llorona.- afirmó Diana.- ¿Todo bien?
- Sí, todo bien, pero llora una banda, Manuel se quiere matar cada vez que la oye.
- Esos genes que no fallan.
- Dale, una enfocadita.
- Callate, Juan, que estás siempre así.
- En las fotos está linda, pero en vivo debe ser...dale, Angie, hacelo por tus amigos de distancia.
- Uh, está bien, pero no griten ni digan nada porque si la despiertan voy ya a Argentina a cagarlos a piñas, ¿Entendieron?
- Acá nadie es sordo, nena, dale, enséñanosla.
Puse los ojos en blanco y me volví a levantar para ir a la habitación y mirarla yo antes de enseñarla.
Oí como Diana ahogaba un grito al verla y cuando me asomé un poco a verles tenían todos la cara pegada al teléfono sonriendo como bobos.
- Bueno, paren, se les va a caer la baba.- susurré.
- Esa nena va a tener muchos pretendientes eh.
- Ya me encargaré yo de que no.- respondió Juan a Matías.
- Pará, pelotudo, ¿Qué me vas a controlar a la hija?
- Obvio, si es por vos se va con el primero.
- Si sale como la mamá, se escapa de casa con el primero.
- El amor que me tienen...
- Lo que te conocemos, nena, no va sobre el amor.
- Bueno y si sale como el papá se enamora de alguna pi...- sonreí viendo cómo Juan y Diana miraban a Matías con la misma forma y las mismas ganas de matarle que cuando estaba allá en Argentina y soltaba cualquier cosa.- Perdón.
- No pasa nada, Matías, yo te quiero así de pelotudo.
- Sí, porque si fuera por mí te echaba de mi casa.
- Mirá, luego hablás vos de amor.
- En este grupo más que amor parece que nos odiamos.
- ¡Angie, llegué!
Oí gritar a Manuel desde afuera. Al segundo, Emma movió la cabeza levemente y comenzó a llorar, levantando sus brazos para después moverlos lentamente.
- No, Manuel, yo te juro que te encuentro y te cago a trompadas al más puro estilo argentino, te voy a partir todo, wachín.
Oí a mis amigos reír mientras que yo salía de la habitación enojada con mi primo. Al salir, me encontré con su sonrisa de inocente que poca verdad tenía.
- Perdón.
- Te voy a partir todo, pelotudo, la concha de tu madre.- terminé la llamada y guardé el teléfono.- ¿Vos sos boludo o practicás? Dale, Manuel, sabías que estaba dormida.
- Pensaba que estaba la puerta cerrada.- fruncí el ceño y él sonrió de la misma forma que antes.- Traje chocolate, alcohol, helado de todo tipo y pizza y demás, ¿Me perdonas?- puse los ojos en blanco y después sonreí como él.
- Obvio que sí.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora