15.

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- ¡Angie!
- Ya ha parado de llorar.
- No, si no es eso, es que tenés visita.
Miré a mi padre confundida pero salí de la que una vez fue mi habitación ya que ahora era acá donde dormía. En la entrada estaba Juan esperándome en la entrada.
- ¿Qué hacés acá?
- Vamos a dar una vuelta, ¿Te parece?
- Sabés que ya no vamos a salir sólo vos y yo, ¿No?
- ¿Quién te dijo qué quería eso?
Sonreí y asentí, volviendo a la habitación mientras que él se iba junto a mi padre al salón.
Agarré un par de cosas y las guardé en un bolso, saliendo con este hacia la entrada. Dejé a Emma en el carro y guardé debajo de este su mochila, llevando por fin el bolso a mi hombro.
- Lista.
- Que suerte tuviste en España, acá me muero de frío.
- Dale, tampoco hace tanto, ¿No?
- No, para Emma está claro que no.
Sonreí mientras que Juan miraba todo lo que le había puesto, que no era poco pero tenía que ser así.
Abrió la puerta y esperó a que saliesemos las dos, yo llevándola a ella, para despedirse de mi padre y salir cerrando la puerta.
- ¿A dónde? Yo ya ni me acuerdo de cómo era.
- Bueno, entonces vamos por el barrio y luego venís a mi casa.
- Tu casa.
- A conocerla.
- Bueno, está bien, parece buen plan.
- Obvio, ¿Te olvidaste de cómo pienso?
Puse los ojos en blanco y rió, comenzando a andar. Fuimos hasta un bar para tomar algo allá por un tiempo para después seguir caminando por donde yo había crecido.
- ¿Y qué tal el tema del laburo?
- Llegué ayer, Juan, aún no he empezado.
- Bueno, si encuentro algo para vos te lo digo.
- Dale, así me voy pronto.
- ¿Tan mal estás en casa de tus viejos?- preguntó con una sonrisa.
- No, pero ya que por fin era independiente...pues quiero volver a serlo, aunque esta vez sin buscar grandes lujos, lo normal para ella y para mí.
- ¿Y pensás volver a estudiar cuando puedas dejarla con alguien o algo?
- No sé, por ahora esto es lo que tengo pensado.
- Bueno, igual yo te ayudaré en lo que pueda eh, en mi departamento hay sitio para dos más y teniendo en cuenta lo que ocupa una de ellas...
- No voy a vivir con vos, pelotudo, por fin tenés una casa para llevarte a todas las minas allá.
- Ni que llevara a muchas.
- ¿Lo decís en serio?
- Está bien, está bien.
Levantó sus manos en defensa y yo sonreí mirándole, recordando lo mucho que le había echado de menos.
Poco a pocos nos alejamos de mi barrio para empezar a caminar hacia su departamento, hasta que por fin llegamos.
- Bueno, ni tan mal.
- ¿Viste? Podés venirte cuando...
- Sé que amas a Emma, pero no.
- A vos también eh, pero mirá que cosa más linda.
- Ni se te ocurra.- le avisé cuando vi que quería sacarla del carro cuando estaba dormida. Me miró y sonrió.- Aún no la has oído llorar mucho.
- Bueno, ayer estaba...
- Imagínate todos los días.
- Igual no hace falta que vengas.- dijo tras un silencio, haciéndome reír.- Pero la sigo queriendo.
- Espero, espero.
Dejé el carro al lado de su sofá y me senté en este, mirando el salón en silencio mientras que él iba a la cocina. Volvió un tiempo después con un mate que me dio nada más se sentó a mi lado.
- ¿Y qué onda por allá en España?
- ¿Qué?
- Dale, ¿Hacías sólo lo que nos decías o te escondias algo?
- No, no tenía muchos amigos así que siempre estaba o sola o con mi familia.
- ¿Y no decías que habías conocido a los amigos de tu primo?
- Sí, pero tampoco salía mucho con ellos y sobretodo porque ellos se iban de joda de noche y obviamente con la barriga que tenía no podía perrear.
- Uh, tuviste que pasarlo mal.
- A veces lo extrañaba.- sonreí y él rió, tomando después un trago al mate.
- ¿Y no conociste a nadie más? No sé, algún pibe que te gustase.
- ¿En serio? No, nada que ver, sólo eso y tampoco tenía mucha cabeza para pensar en pibes.
- ¿En ninguno?- sonrió y sabía a qué se refería.
- A veces, sobretodo cuando se acercaba la fecha y veía que era realidad, pero tampoco me moría.
- Obvio que no, pero no sé, es su hija.
- ¿No me digas?
- Bueno, que sé yo, igual no te diste cuenta.
- Pelotudo.- sonrió y yo suspiré, quitándole el mate.- ¿No supiste nada de Candela?
- No, no mucho, sólo lo que veía en Instagram. A tu hermano si lo persiguió una vez.
- Ya me lo contó.
- ¿Cuándo volverás a hablarla?
- No sé, ¿Debería?
- Ahora que no sabe cuándo lo tuviste...igual te la juegas pero bueno, sos vos la que no quiere dejar de ser su amiga.
- Lo es desde que era una nena.
- Y ahora vos tenés una nena que es la hija de su hermano al que le has ocultado todo el embarazo hasta ahora.
- Lindo resumen.
- Por si te olvidaste.- me guiñó el ojo y le di un trago al mate.- Angie, podés inventarte todas las historias que quieras, pero ya sabés que las mentiras...
- Siempre se sabe la verdad, lo sé, pero Cande...
- También lo sé, al final es tu decisión, yo haría lo mejor para ella, obviamente.- señaló a Emma y yo chasqueé la lengua mirándola.- Si vos crees que podés engañar a Candela, dale, sin miedo, si pensás que igual podés fallar en algún momento y que al final se sepa toda la verdad...igual tenés que dejarlo estar.
Miré a Juan y este sonrió dulcemente sabiendo el daño que me hacía dejar de hablar a mi mejor amiga, pero esta vez de verdad, sin pensar que podríamos volver a vernos, esta vez para siempre. De repente, Emma, como si supiera todo el quilombo que tenía en la cabeza, comenzó a llorar por mí.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora