38.

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Limpié por última vez la barra del bar y salí para comenzar a guardar todas las sillas y mesas antes de cerrar completamente.
Limpié el suelo y cuando ya todo estaba listo, salí para poder cerrar. Cuando me di la vuelta, llamé a un Uber para que me llevase de vuelta a casa.
Saludé al conductor cuando llegó y entré, mirando mi celular, cansada. Cuando llegamos, me despedí pagando y salí, yendo ahora a mi casa.
- Ya volví.- saludé entrando a la vez.
- Shhh, recién se durmió.
- Gracias, ma.
- Nada, hija, es mi nieta, que menos.- sonrió y yo suspiré, sentándome a su lado en el sofá.- ¿Qué pasa?
- Nada, nada, estoy cansada, solo eso, ¿Y papá?
- Dormido en tu habitación, él tampoco aguantó.
Sonreí levemente y llevé mis ojos al televisor, sintiendo como ella pasaba su brazo alrededor de mis hombros para acercarme a ella a continuación y abrazarme, dándome leves besos en la cabeza y acariciando mi brazo.
- Ya está, nena, andá a descansar y mañana es otro día.
- Otro día laburando y sin verla.
- Hay que hacer sacrificios, eso vos ya lo sabés.
- Ya...lo sé, lo sé, pero se me hace duro no tenerla cuando laburo para que estemos bien.
- Es lo malo de afrontar todo sola.- dejé de mirar el televisor para verla a ella, que me sonrió con dulzura.
- No me arrepiento de esa decisión si es lo que pensás.
- Sé que no y en cierta parte, tampoco quería que se lo contarás.- me quedé callada porque no sabía que decirle.- Mauro...fue un gran amigo de la familia, como su hermana, pero no sé, nunca vi que pudiese hacerte completamente feliz como puede hacerlo Lautaro, además, tampoco parece que pueda ser un gran padre.
- ¿Por qué tiene tatuajes o porque es famoso?- pregunté sonriendo y ella chasqueó su lengua.
- No, no es por eso. Vos también tenés tatuajes, ya sabés que no me importa ese tema y que sea famoso...bueno igual influye, él está en un entorno de fiesta, alcohol y otras sustancias continuamente que dudo yo que le acerquen a un bebé.
- Bueno, cada uno es como es en su laburo, yo también pensaba que sería el mismo pibe que veía en algunos vídeos siempre fumado y al final no era así, seguía siendo el Mauro que conocí.
- Dudo que aquel Mauro te dejase ir.
- Ma, al Mauro adolescente ni siquiera le gustaba, sólo era la amiga de su hermana.
- Eso nunca se sabe, ¿Alguna vez le preguntaste?- puse los ojos en blanco y ella rió levemente.- ¿Viste? Tampoco lo sabés todo, nena.
- Sé lo que necesito, como que tengo que ir a dormir o acabaré durmiendo una noche más acá.
- Está bien, está bien, voy a despertar a tu viejo y nos vamos.
Asentí y ella sonrió, besándome la mejilla antes de irse y volver segundos más tarde con mi padre como había dicho.
Me despedí de ellos dos y ya sola en casa me fui a la habitación. Sonreí mirándola dormir en su cuna y la imagen volvió a mí cabeza. Mauro durmiendo en la cama de su hermana cuando fui a buscar el cargador de su celular.
No eran completamente iguales, obviamente, ya que al final también era mi hija. Pero, sí que cuando la miraba a veces podía encontrar algo de él en ella, era raro.
Mis amigos y mi familia siempre decían que se parecía a mí, pero no sé si mentían por no nombrarle o es que simplemente estaban ciegos. O quizás es que yo era la única que podía verle bien, saber qué no era sólo un tipo famoso que bebía y fumaba lo que quería cuando quería mientras ganaba plata con sus canciones y se iba de fiesta.
Le conocía, al menos lo hice hasta aquellos últimos días de nuestra relación. Siempre sonriendo, con ganas de molestarme, compartiendo todo lo que podía conmigo, confiando siempre en mí.
Pero esos días...mi cabeza fue la que destruyó la relación. Ni supe manejar la situación y al final está me manejó a mí, rompiendo una de las cosas que más me ayudaban en realidad, tenerle cerca y saber que no estaba sola nunca porque siempre le tendría. Hasta ahora, ahora ya no estaba él.
Suspiré y me acosté en mi cama una vez me cambié y estaba en pijama. Puse la alarma de mi celular para despertarme mañana a dejar a Emma en casa de mis viejos e irme a la laburar. Y, en la oscuridad de la noche, él volvía a aparecer como un fantasma más de mi pasado.
Quizás fue porque realmente le quise o porque Lautaro no podía asemejarse a él en nada, pero siempre le veía con la misma mirada de siempre cuando me sonreía recién despierto, con sus ojos achinados y todo el pelo despeinado.
Resoplé y cerré mis ojos, dándome la vuelta para quedar dormida de lado. No era la primera vez que pensaba en él, obviamente después de terminar la relación no podía olvidarle sin más y después, cuando nació Emma, a veces aparecía para atormentarme por las noches antes de dormir.
No podía olvidarle sin más, eso ya lo sabía desde que borré su contacto. Al igual que sabía que Lautaro no era él y si eso era lo que buscaba, igual no tendría que estar en una relación con alguien.
Pero no, con Lautaro estaba bien. Es divertido, me quiere y me cuidaba a mí y a Emma, aunque no fuese su hija. Aunque fuese la hija de Mauro.
Y sobretodo, aunque Mauro no sepa nada de esto. Igual tendría que decírselo, pero también podría ser muy tarde para eso. Era mejor dejar las cosas así.
Sólo dudaba cuando su mirada, su sonrisa, su risa y él en general aparecían en mi mente. ¿Hasta cuándo no me iba a dejar su recuerdo?

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora