6.

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Llevaba días ya en Madrid, España, viviendo en la casa de mi primo, aunque todos los días veía a los demás.
Mis tíos solían visitarme después de la comida y se quedaban conmigo hasta la noche, cuando Manuel me quería llevar a algún lugar a cenar para que probase la comida española o simplemente a caminar y ver un poco más de lo que solía ver cuando era una nena y les visitaba. Ya casi ni me acordaba de algunos lugares.
Manuel me presentó a sus amigos para que no tuviese que estar sólo con mis tíos y mis abuelos, aunque en realidad prefería estar más con mi familia porque me recordaban a mis viejos con las historias que me contaban.
Me hablaban de cómo se habían conocido y cómo fue su relación. También sobre las boludeces de mi madre, que solía ser como yo de loca cuando era sólo una nena.
Luego me contaban sobre cuando se marcharon a Argentina y lo difícil que fue para ellos estar tan lejos al principio, aunque después se acostumbraron al ver que algunos años podían verse. Ellos acá tampoco tenían mucha plata, así que también tenían que ahorrar para visitarnos al igual que nosotros.
Recuerdo que a veces Miguel laburaba los veranos, cuando aún estudiaba, para que fuera más fácil venir acá al siguiente año. Pero, llegaba el siguiente año y aún no había suficiente plata, así que él volvía a laburar porque de los hermanos, era el que más amaba a España. Supongo que al ser el mayor la visitó más, yo dejé de hacerlo hace años.
- Oye, ¿Estoy hablando solo?
- ¿Qué?- miré a mi primo y él comenzó a reír. Estábamos en su habitación, tumbados en su cama, escuchando música y mirando el techo.
- Te estaba hablando de que mañana te voy a llevar a Barcelona.
- Manuel, mañana no puedo.
- ¿Por qué? ¿Ya te han obligado otra vez a ir a casa de nuestros a...?
- No, idiota tengo la ecografía.
- Bueno, seguro que podemos esperar.
- ¿Sos boludo? Me van a decir si es nene o nena.
- ¿Era mañana? Madre mía, como pasa el tiempo.- puse los ojos en blanco y él rió.- Perdón, perdón, soy joven para estas cosas.
- Gracias eh.
- Perdón de nuevo.
- Mejor callate.
Fruncí el ceño mirándole y él sonrió con inocencia, asintiendo después. Suspiré y volví mis ojos al techo una vez más.
Candela aún no me había llamado ni mandado un mensaje, lo que me hacía más fácil estar acá. Con mi familia hablaba todos los días, como les prometí que haría, y mis amigos quedan siempre todos para verme por videollamada.
- Angie.
- ¿Qué?- de nuevo, mi mirada fue a él.
- El ordenador.
Le miré confundida hasta que vi a que se refería. Me había dejado el ordenador encendido en su escritorio y acababa de salir una llamada de Skype en pantalla.
- Tenemos que instalar Discord en la compu eh, es mejor.
- Lo que vos digas.
- Para de imitarme, tío.
Respondí, devolviéndole la imitación de acentos que solíamos hacer. Me levanté de la cama y fui al escritorio ha aceptar la llamada de mi hermano Santino.
- ¡Angie!
- Hola.- sonreí viéndole junto a José.- ¿Sólo estáis vosotros?
- Iban a estar Miguel y Luna, pero se complicó.
- ¿Qué pasó?
- Digamos que... bebé en camino y no es el tuyo.
- Por suerte, sino sería más enano que vos.
- Pelotudos, ¿No es joda?
- No, no lo es, Miguel nos acaba de llamar para avisarnos y nuestros viejos ya van para allá así que queríamos decírtelo antes de ir.
- No podía haber pasado antes, no, ahora que estoy acá.
- Bueno, ché, qué buena tía va a tener.
- Pensá que cuando lo conozcas vos ya tendrás otro.
- Que pesadilla me entran sólo de pensar que la voy a acompañar yo.
- Callate, boludo.- le respondí a Manuel, que se había quedado sentado en la cama.
- ¡Manuel! ¡La concha de tu madre, vení que te vea!
- Bueno, bueno, parecéis mi madre.- respondió apareciendo en la cámara conmigo.- Menos por lo argentino, claro.
- ¿Qué onda con lo que has dicho? ¿Vos la vas a acompañar?
- Por desgracia me eligió a mí, no puedo negarme.
- Yo pensaba que lo haría, por eso le elegí.- Santino rió y yo sonreí viendo cómo mi primo me miraba ofendido.- Dale, vayan al hospital y díganme algo rápido.
- Obvio, nena, cuando esté con nosotros te mandamos foto insta.
- Y dejen de ver streams de Coscu, por favor.
Rieron y volví a sonreír antes de despedirnos y terminar la llamada. Suspiré aún sin quitar la sonrisa y apagué el ordenador, mirando después a mi primo, abrazándole con fuerza segundos después.
- ¿Qué pasa?
- Voy a ser tía, pelotudo, tía.
- Bueno, tranquila, antes te daba igual.
- Es que ahora sé lo que se siente, pelotudo.
- Eso es verdad, bueno, vamos a ver una película, estoy ya harto de mirar el techo como si fuera interesante.
Reí viéndole salir de la habitación y después le seguí hasta el salón de su casa. Mientras que él buscaba la película, yo me tumbé en el sofá y cuando se quiso sentar, no le quedó otra que ir al sillón maldiciendome por no tener sitio.
Cuando comenzó la película, yo sólo podía pensar en cómo sería tener al bebé, en poder volver a Argentina para cuidarlo y hacer que conozca a su familia.
Como siempre, pensar y ver una película además de estar embarazada me hacía tener hambre, así que me tuve que ir a la cocina ha hacer unos pochoclos. Al volver, me encontré a mi primo en el sofá, sonriéndome victorioso.
- Pelotudo.
Rió, pero al igual que él antes, mi única opción de estar sentada era irme al sillón. Eso sí, los pochoclos los comía yo.
Cuando la película terminó, pusimos otra y así hasta que anocheció y mis tíos estaban a punto de llegar para cenar juntos está vez.
Mientras veíamos la última película, recibí una llamada de Santino que me hizo mirar el celular, aunque no llegué a saber qué quería. Un segundo después, me mandó dos mensajes.
- Mirá.- sonreí enseñándole mi celular a mi primo. Me había mandado una foto por fin de mi sobrino.- Thiago, por fin tiene un nombre bueno.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora