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No sabía que hacer. Quería verla, hablarla tras tanto tiempo desaparecida.
Pero no podía decirle por qué me fui, no podía decirle de Emma y no quería mentirla. Ayer podría haber dicho perfectamente que era mi sobrina, no mi hija, pero no quería porque nunca le había mentido con cosas tan graves.
Así que, no podía decirle que Emma era mi hija y que por ella desaparecí. Tenía que inventarme algo para verla y poder seguir bien y con el plan de que nadie supiese quien era su padre.
Miré de nuevo la pantalla de mi celular, leyendo una vez más su nombre en el contacto. Hacia tanto tiempo que no hablábamos que estaba hasta nerviosa, después de todo lo vivido.
Suspiré y por fin me digné a mandarle un mensaje. Unos minutos después de una espera que me hizo dudar sobre si borrar o no el mensaje, ella contestó y entonces le dije que pensaba de hoy.
Acepté verla, a la vez que acepté que la mentiría por no estropear todo lo que habíamos planeado estos meses. Quedamos en vernos en unas horas y yo le dije a mi madre se iba a ir con Lautaro para que se quedase a Emma mientras.
Ella me recordó que esta noche venía la familia y mientras, yo me encerraba en mi había para hacer una buena mentira.
Después, cuando se acercaba el momento, estaba tan nerviosa que no pude evitar ducharme antes de tiempo e ir preparándome para ello.
- ¿Qué tal? Tu madre me dijo que salías con Lautaro.- dijo mi padre asomándose por la puerta de mi habitación mientras que yo terminaba de ponerme la coleta.
- Eh sí, sí, con él.
- ¿No viene luego entonces?
- Sí, viene, pero quería quedar un poco antes para estar solo.
- El indicado eh.
- Pa, por favor.
Sonrió y desapareció para dejarme de nuevo sola con la música de mi celular de fondo, terminando de vestirme para ir con ella y luego de nuevo acá.
Después, fui al salón para quedarme sentada con Emma en mis brazos, esperando al tiempo justo para salir a donde habíamos quedado. En la misma hamburguesería de ayer.
Me despedí por fin de mis padres y de ella y salí en su búsqueda, nerviosa por sí decía algo que estaba mal o porque simplemente estaba viendo a la tía de mi hija que no sabía que lo era.
Resoplé ya en el lugar y miré la hora de mi celular sin quitarme mis audífonos y dejar de escuchar música. Seguro que estaba por llegar.
De repente, la canción cambió y al no ser una playlist mía apareció una canción de él. Volví a resoplar y saqué mi celular para cambiar la canción, moviéndome en el lugar por los nervios.
Cuando volví a levantar mi mirada, ya con la canción cambiada, ella estaba viniendo hacia acá.
- Angie.
- Me acababa de aparecer una canción de tu hermano justo.- ¿Por qué le dije eso?
- ¿Seguís escuchando su música?
- Eh...no, pero esta de escapó
Sonrió levemente y comenzamos a andar por fin, en silencio. No sabía que decirle después de tanto tiempo y estaba segura que ella a mí tampoco.
- ¿Qué tal estás? ¿Qué tal tu familia?- preguntó por fin.
- Bien, todos bien, felices supongo, ¿Y vosotros?
- Bien, como siempre, ¿Qué más pedir?- sonreí y seguimos caminando en silencio.- ¿Querés irá algún lugar en especial?
- No, la verdad.
- Igual tenés que irte por la facultad o algo.
- Ya...la facultad.
- ¿Pasó algo?- en eso la podía engañar, no era un secreto que estudiaba mal y se me complicaba la carrera. Aunque me gustase y tenía pensado acabarla sí o sí hasta que apareció Emma.
- La dejé.
- ¿Posta?
- Sí, no sé, me cansé de suspender tanto.
- Me dijiste los últimos días que estudiabas para recuperar.
- Pero no recuperé y después todo se complicó. No estaba para eso.- mentí.
- Ya...una pena, seguro que la hubieras terminada.
- No se dio en el tiempo justo supongo.
- ¿Y ahora qué?
- Ahora laburo en donde puedo, buscando un lugar donde vivir.
- ¿Y tu casa?
- La dejé, estuve viviendo un tiempo con mi mejor amigo allá porque necesitaba compañía pero finalmente volví a casa con mis viejos y él se buscó otro lugar.
- Vaya... sí que han cambiado las cosas, al menos vos.- asentí lentamente.- Si me lo hubieras dicho cuando correspondía...
- No pude, no sé qué ocurrió que no podía hablarte.- y acá comienza mi gran mentira.
- Angie, cuando terminaste con Mauro me dijiste, más bien prometiste, que no íbamos a dejar de hablar.
- No fue sólo... él, fueron otras cosas.
- Que no pudiste compartir conmigo.
- Necesitaba espacio con todo el mundo, también dejé de ver a mis amigos, sólo veía a Juan. Estaba demasiado mal para poder retomar mi vida sin más, no sé qué me ocurrió.
- ¿Tanto daño te hizo?- y aquella pregunta se quedó grabada en mi cabeza. ¿Fue él o fui yo?
- Yo...no, no fue por él todo, tenía ataques de pánico y bueno, no estaba bien, dejémoslo ahí.
- Y en vez de hablarme, decidiste ignorar a tu mejor amiga para seguir hablando con tu mejor amigo que lo conocés después que a mí.
- Ya...me recordabas a él al final.
- Pero dijimos que...
- Lo hice sin pensar en realidad, después verte era como...no sé, no podía olvidarle y entonces dejé de contestarte.
- ¿Y no pudiste explicármelo?
- No supe.
- A ti siempre se te dio bien ignorar los problemas.- sonreí porque era verdad.
- Supongo que tenés razón, pero eso no quita que sé que hice mal. Tuve que decírtelo, hablarlo con vos antes de todo, pero no sabía y acabé por elegir la opción fácil.
- Ya...la verdad es que me enojé bastante con vos.
- Lo entiendo, la verdad, te dejé de hablar sin más y se supone que éramos mejores amigas.
- Éramos.
- ¿Seguimos acaso?- la miré y levantó sus hombros.
- Tenemos una tarde para averiguarlo.
Sonrió y yo también, cambiando de tema cuando por fin se creyó mi mentira. Una vez más, pude salir del problema.
Seguimos hablando sin parar de caminar, sólo para entrar en un bar a tomar algo hasta que me di cuenta que me tenía que marchar.
- Tengo que irme ya.
- ¿Ya?
- Tengo un asado con la familia.
- Bueno, pero soy yo, soy Cande, tu mejor amiga, ¿No?
- Sí, obvio, pero es importante y no puedo llegar tarde.- ella sonrió, supongo que porque sin querer dije que era mi mejor amiga aún.
- ¿Pasó algo importante?
- Nada, nada...una fiesta para bebés.
- ¿La de ayer? ¿Cumple meses o algo?
- Uno.
- Decile felicidades de mi parte entonces.- sonreí y asentí.- Chao, espero que esta vez no me ignores.
- No lo haré, eso lo aseguro.
Sonrió y también asintió con la cabeza antes de dejarla sola para subirme a un taxi e ir a la casa de mis padres.
No tenía porque dejar de hablarla, ahora que le había mentido sobre por qué desaparecí lo único que tenía que hacer era no hablar de Emma, comenzando por ahora.
Cuando llegué al fin a la casa de mis viejos, abrí la puerta y estaba allá mis hermanos y mi tía. Sólo faltaban alguno de mis primos, mis amigos y Lautaro.
Poco a poco, ya con Emma en brazos, fueron llegando hasta que por fin comenzaron ha hacer el asado.
Después, les ayudé a preparar la mesa mientras Emma estaba en los brazos de mi tío y terminamos por comenzar a cenar.
Tras la cena, seguimos hablando sobre nuestros días hasta que se comenzaron a ir sin antes no felicitar a Emma, quedando al final sólo mis padres, ella y yo.
Me despedí de ellos y fui a mi habitación, cansada por este día. Me cambié, a ella también y me tumbé a su lado en mi cama mientras se dormía tras llorar justo cuando nos despedimos de Santino y José, que no la dejó en toda la noche.
Sonreí mirándola con los ojos entre abiertos y por un momento me vino a la mente él durmiendo conmigo a su lado, recordando como se sentía aquello. Suspiré y agarré levemente su pequeña mano para llevarla a mis labios y darle un pequeño beso sin molestarla mucho.
- Felicidades de parte de tu tía Candela, Emma.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora