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Suspiré limpiando la barra una vez más, mirando a mi lado a Emma dormir en el carro.
Mi madre había venido hace un tiempo para que pudiese verla, ya que desde que tuvo fiebre estaba más pendiente de ella. Ahora, ella se había ido al baño del bar y me la había dejado dormida en su carro detrás de la barra abrazada a su peluche a punto de cumplir por fin un mes, exactamente mañana.
- Hija, ¿Venís esta noche a cenar o vas con Lautaro?
- No, no creo que vaya con él.
- Así que...
- Quedé con Juan.
- Bueno, está bien, pero no llegues muy tarde que luego te enojas porque Emma está dormida y no por vos.
- No, si me la voy a llevar.
- ¿Segura?
- Sí, ma, iremos a comer por ahí y volveré.
- Bueno, está bien, ¿Y con Lautaro que tal?
- Bien, estos dos días después de que me llevase al hospital por Emma pregunta mucho por ella.
- Ya, ¿Pero vosotros?
- Bien, ma, tranquila que estamos bien.
- Creo que puede ser el indicado eh, escúchame con lo que te digo.
- Sí, ma.
Suspiré y ella rió levemente mientras sacaba el carro fuera de la barra. Se despidió de mí, yo de ella y de Emma y se fueron, dejándome sola a horas de cerrar.
Lentamente, la gente se fue yendo hasta que tocó la hora de cerrar. Me despidí, como siempre, del cocinero y terminé por cerrar el bar hasta que por fin me fui en taxi a casa.
Cuando llegué, saludé a mis padres y subí directa a ducharme para cambiarme e ir a por Emma para llevarla en su carro hacia el departamento de Juan.
Le dije por mensajes que ya estaba allá esperándole y unos segundos después, por fin salió. Nos saludamos y comenzamos a andar y hablar.
- ¿Y qué tal con Lautaro?
- ¿Por qué todos me preguntan lo mismo?
- Bueno, no sé.
- Que haya visto a Mauro no significa que termine con Lautaro, sobretodo porque no sentí nada al verle.
- ¿Estás segura?- asentí y él sonrió.- ¿Nada de nada?
- No, sólo me sorprendí al verle tan...
- ¿Qué?
- No sé, no había cambiado mucho pero a la vez sí, al menos eso sentía, era algo raro.
- Bueno, mucho tiempo separados.
- Y más que vamos a estar.
Rió levemente, dejando de mirarme para llevar sus ojos al frente, negando con la cabeza mientras sacaba su caja de tabaco del bolsillo de su pantalón. Se encendió un cigarro y comenzó a fumar mientras caminabamos sin rumbo, cambiado de temas de conversación varias veces.
- Claudia me dijo que encontró un departamento re lindo.
- ¿Para ella? ¿Se va a mudar?
- No, pelotuda, para vos.
- ¿Para mí? Si yo no lo dije que...
- ¿No te acordás que ella decía que había estado viendo por vos?- me interrumpió.
- Ahora que lo decís sí.
- Y a partir de un poco lo que decías del dinero ella buscó algo más o menos económico y bueno, acá está.
- ¿Dónde?
- Me enseñó un par de fotos.- sacó su celular y a continuación, una vez buscó el chat que tenía con ella, me enseñó las fotos.
Era un departamento pequeño, simple. El salón era pequeño, con un sólo sofá y una televisión pequeña a parte de una mesa, también pequeña y de madera, entre los dos muebles. Había una estantería con libros en una pared, al lado de la ventana.
La cocina también era pequeña, con lo justo y necesario. El baño más o menos lo mismo y la habitación que había sólo tenía una cama grande junto a una mesa de luz al lado y una pequeña lámpara. De frente, el armario con un espejo en una de las puertas de este.
- Bueno, está bien, al menos al otro lado de la cama cabe la cuna.
- Y es sólo por un tiempo, hasta que tenga más plata.
- El salón...me da que no va ha haber ni fiesta allá ni reuniones.
- Tampoco hace falta, mirá, este era el precio.
Vi lo que dijo y era bastante razonable. Quizás me faltaba algo para poder vivir después de la mudanza, ya que lo importante no era a estar en una casa sino poder vivir en ella bien.
Pero, estaba segura que algo me podían dejar alguien de mi familia, aunque me molestase pedirles de nuevo plata después de que dejase mi anterior casa y la facultad cuando ellos pagaron con su dinero.
Cuando oscureció, ya hablando de otro tema de conversación distinto a aquel departamento, decidimos ir a cenar a una hamburguesería, la más cercana porque él tenía que irse pronto a laburar y yo estaba cansada para ponerme exquisita.
Entramos, nos sentamos, pedimos y seguimos hablando con Emma dormida hasta ahora.
- Mañana asado en tu casa, ¿No?
- Correcto, todo sea por su primer mes.
- Bueno, vas a probar lo mejor de lo mejor, aviso.
- Ya, claro, decile eso a mis hermanos a ver qué te dicen.
- Uh, pelea en la cocina, hacia tiempo que no peleaba con alguien por quién hace el mejor asado.
Reí y él sonrió, siguiendo con nuestra charla pero de nuevo, cambiando de tema para hablar ahora de su laburo y como le iba a él en general.
Hasta que, mis ojos dejaron de ver mi cena para irse a la hamburguesería, escuchando lo que me decía Juan. Recorriendo la hamburguesería con la mirada, la vi salir del baño, riendo con sus amigas e ignorando mi mirada sorprendida.
- Parece que has visto a un muerto.- dijo entre carcajadas Juan.
- Peor.
Entonces, frunció el ceño y dejó su hamburguesa para girarse a ver sin disimular, porque así eran mis amigos.
La vio y después se giró, mirándome con la misma cara de sorprendido que yo a él antes.
- ¿Nos vamos?
- Dejate de joder, ya no quiere saber nada de vos así que yo sigo comiendo.- y le dio otro mordisco a su hamburguesa, más bien el penúltimo.
- Juan...
Él sonrió e ignoró mis plegarias, siguiendo con su conversación mientras que yo resoplaba y me aseguraba de que Emma dormía. Si lloraba igual miraba porque un bebé que llora siempre llama la atención por desgracia.
De repente, su teléfono comenzó a sonar y él aceptó la llamada, comenzando a hablar mientras que yo bajaba mi mirada para que no me reconociese si me veía al este justo sentada mirando directa a la mesa donde estaban ella y sus amigas.
- Angie, lo siento, me tengo que ir.
- ¿Qué?
- Se me fue la hora y me tengo que ir ya, menos mal que ya vengo listo para esta noche.
- ¿Es joda? Juan, me va a ver.
- Terminate eso y listo, te vas sin más.- sonrió, la miró un segundo y luego a mi.- Tomá, pago yo, así ahorrás para el departamento.
Me guiñó el ojo a la vez que extendía la plata pero no así me hizo sonreír. Se despidió y se marchó tras darle el último mordisco a la hamburguesa y sorbo a su Coca- Cola.
Miré a Emma ya despierta pero en silencio y suspiré, comenzando a comer más rápido para irme lo antes posible y poder evitar cualquier mirada o encuentro.
Para que no me viese, saqué mi celular y hablé con Lautaro por mensajes, sonriendo porque así al menos me podía distraer, oyendo a Emma balbucear de fondo y jugar con su juguete de siempre, aunque más bien lo único que hacía era moverlo de un lado a otro con sus brazos y piernas.
- Angie.- Oh no.
Levanté mi mirada rezando porque no fuese ella sino otra chica que me conociese o se equivocase de Angie. Pero no.
- Ho...hola.
- ¿Qué hacés acá sola?- sonrió y luego miró a Emma.- Bueno, casi sola.
- Eh... estaba cenando pero ya estaba a punto de irme.- sonreí levemente, nerviosa.
- Ya...¿Y ella?
- Emma, se llama Emma.- tenía que pensar algo rápido.
- Oh, ¿Quién es? ¿La hija de tu hermano?
- Eh...¿Necesitás algo?- tenía que cambiar de tema rápido.
- Bueno, te vi acá sola y pensé en hablarte, ya que siempre soy yo la que habla.
- Ya... perdón por aquellos meses sin respuesta yo no...
- ¿Y si quedamos mañana y me explicas que pasó?- me interrumpió y me pilló tan de sorpresa que tuve que repasar varias veces su frase.
- No sé, Cande, yo...
- ¿Tenés algo para hacer?- el asado con mi familia para celebrar el primer mes de tu sobrina, sí.
- Por la noche, pero por la tarde no.
- Listo, vos decime hora y quedamos.
- Bueno yo no sé si...
- Si no sabes aún, podés decirme más tarde, mandándome un mensaje después de tanto tiempo.
- Ya...
- Bueno pues...chao, a las dos.
Sonrió y se fue junto a sus amigas. ¿Ahora qué?

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora