Tenía el pelo negro, parecía más flaco y en general mejor. Hacía tanto que no le veía que sentía que había cambiado en todo cuando en realidad llevaba un buzo que había visto antes y tenía los mismos tatuajes de siempre. Sólo su pelo y un poco su físico había cambiado, pero su mirada no.
Suspiré mirando el techo de la habitación a oscuras. No podía creerme que le había visto después de tanto tiempo, que me había cruzado con el padre de mi hija, que también estaba allá.
No sabía si alegrarme de que Candela no estuviera allá o no, ya que no sé si ella sí hubiese venido ha hablar conmigo al verme dos veces con un bebé que podía ser mío perfectamente.
Lo que sí me alegró fue que me pillase acompañada de todos mis amigos, que me ayudaron a alejarme de allá cuando mis pies se habían frenado porque jamás pensé volver a ver esos ojos negros o al menos no tan rápido después de tanto tiempo.
Después de aquello, de pasar al otro lado de la acera y seguir andando ignorandole a él y a sus amigos, todos olvidaron lo que acababa de pasar e hicieron como si realmente no habíamos visto a Mauro. Comenzaron a hablar sin más, riendo y caminando como si nada, aunque sí sentía las miradas de mi hermano mayor a veces.
Cuando le vi, tanto mis pies como mi cabeza se paró y dejé de funcionar completamente, siendo llevada por ellos. Y en el camino hasta casa, no dije nada porque realmente no tenía nada en mi mente, sólo aquellos ojos.
Parecía que aún veía su mirada en el blanco del techo, que me perseguía a dónde iba y más en la oscuridad de la noche que poco a poco desaparecía con el amanecer. Por suerte, cuando volví a casa, mis padres ya estaban dormidos y no tuve que hacer como si nada.
De repente, Emma comenzó a llorar como si me leyera los pensamientos. Me levanté de la cama y fui hasta la cuna para sacarla de allá y tenerla en mis brazos, calmandola en la penumbra.
Cuando sus ojos, brillosos por su lloro y la poca luz de la calle, se quedaron fijos en mí ya tranquila, sentía que se parecía a él más de lo que antes pensaba.
Parecía tener la misma nariz, aunque más pequeña. Su pelo era negro, como sus ojos, como los de él. Sólo su mirada era distinta, más inocente porque al final sólo era un bebé.
Sonreí y me tumbé en la cama con ella como solía hacer a veces, cuando no podía dormir pero ella no compartía ese sentimiento y sí que cerraba sus ojos tras unos minutos.
Allá nos quedamos los dos, yo pensando en él y ella a saber en qué, ajena a todo lo que ocurría porque quizás su madre se equivocó. Pero, ¿Cómo sería si le hubiera dicho?
Nunca me lo pregunté porque nunca quise saber. A lo mejor lo que me imaginaba era tan distinto a lo que creía que sería que tardaría poco en contárselo y al final, nada de lo que me había imaginado pasaría.
Tal como lo veía ahora, él estaría hacia sus shows como si nada, sólo que me llamaría en sus momentos libres para preguntar por ella o quizás me pedía alguna foto. Cuando no tuviese ningún concierto, supongo que pasaría tiempo con ella, aunque quizás no.
Lentamente, mis ojos se cerraban por estar toda lo noche sin dormir, sólo que como siempre, no llegaba nunca a ese punto y simplemente me quedaba tumbada con los ojos cerrados abrazando levemente a Emma.
Hasta que la luz del día se hizo ver más y al abrir mis ojos levemente vi como él sol ya había aparecido, pues toda la calle estaba iluminada con los primeros rayos de este.
Me levanté despacio, recordando que hoy tenía el día libre mientras salía de mi habitación. Fui despacio a la cocina y allá me hice le desayuno, evitando el café para ver si con suerte me dormía en algún momento de esta mañana.
Cuando salí de la cocina, fui al salón para ver a mi hermano mayor, Santino, tumbado en el sofá mientras miraba su celular. Ayer se quedó a dormir y no, no nos dijimos nada porque como ya dije, no tenía nada en mi mente.
Pero, cuando notó mi presencia, sí me miró y sonrió levemente, colocándose mejor para dejarme sentarme a su lado, dejando el celular para pasarse las manos por su pelo despeinado.
- Buen día.- susurró con su voz ronca de recién despertado.
- Hola.
Sonreí levemente y me dejé caer en el sofá, mirando el televisor apagado. De fondo se oía como alguien andaba por la casa, seguramente alguno de mis padres se había despertado ya.
- ¿Qué tal has dor...?
- No dormí.- le miré y él hizo una pequeña mueca.- No pude aunque estaba cansada.
- Ya...Angie, lo mejor es no decírselo a ninguno de los dos, ya sabés cómo es nuestro padre con estas cosas.
- Lo sé, tampoco quiero hablarlo.
- Está bien pero, que sepas que sigo acá eh, te ayudé lo máximo que pude embarazada y ahora también estoy para vos, aparte de Emma.
Sonreí levemente y asentí antes de que él repitiese mis movimientos, acercándose para pasar su brazo por mis hombros, sentados más cerca.
Apoyé mi cabeza en su hombro oyendo atrás a mi madre dándonos los buenos días, pero ninguno de los dos respondimos. Sólo quedé mis ojos fijos en el televisor que él por fin había encendido y unos segundos después, por fin, pude dormirme.
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Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...