36.

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- Lo sabe.
- No.
- Lo sabe, seguro, ¿Sino por qué me llamó?
- ¿Porque quería verte en su casa? Me dijiste que ya fuiste.
- No, pero ahora es distinto, oyó a mi jefe.
- Bueno, pará, no sabemos nada aún, no te adelantes.
- ¿Y si me pregunta?
- Si te pregunta esquivas la pregunta, sos buena en eso.
- Que gracioso.- sonreí con ironía y Lautaro rió mientras que Santino sonrió. Los dos sentados en mi sofá conmigo delante y Emma en su cuna dormida.
- Angie, dale, te llevó a su casa, estás con ella y luego me quedo con vos acá a dormir y mañana vamos a comprar ropa para Emma, ¿Sí? No va a pasar nada.
- Uh, que buen plan, amigo.- puse los ojos en blanco y Lautaro volvió a reír.
- Si me dice algo, huyo.
- Dale, vámonos que llegamos tarde.
Resoplé nerviosa y fui a ver a Emma antes de irme a casa de Candela. Después de lo ocurrido en el bar, no tardé en decirle al jefe que ya me iba y mientras iba en el colectivo de vuelta a casa, Candela llamó para pedirme ir a su casa a cenar. Pero yo tenía un mal presentimiento, no quería ir pero Lautaro y Santino decían que si no iba era más sospechoso, así que al final me obligaron.
Si sabía que tenía una hija, no tardaría en dudar rápido de cualquier cosa que le dijese y yo de fallar en mentir. Así que todos estos meses no habrían servido de nada si eso pasaba.
- Angie.
- ¿Qué?
- Estamos por llegar.- resoplé y Lautaro sonrió sin dejar de mirar la carretera.- Tranquila, todo va a estar bien.
- ¿Seguro?
- Sí, obvio, pasaste mucho para llegar acá, si pasa algo malo está claro que no sos la preferida de Dios.
- ¿Acaso lo dudabas?- rió y yo sonreí mirándole.- Dale, te llamo cuando terminemos.
- Dale.
Le di un beso de despedida y salí del auto para caminar ahora hacia su casa sin saber qué hacer cuando me viese, sólo mentir. Al final sabía que construir una amistad con mentiras no serviría de mucho, pero no podía no hacerlo.
- Angie.
- Hola.
La saludé con una sonrisa y un abrazo y me dejó pasar, yendo juntas al salón. Se sentó a mi lado en el sofá e intenté respirar tranquila.
- No terminé de hacer la cena.
- Bueno, no importa, yo te ayudo si querés.
- Dale, ¿Podés ir antes a por mí cargador en la habitación? Yo voy a la cocina y listo.
- Sí, claro, ningún problema.
- En realidad sí.
- ¿Qué?
- Hay alguien durmiendo en la habitación, no hagas ruido.
La miré confundida y ella sonrió, levantándose para irse a la cocinar. Suspiré y fui hacia su habitación como me dijo.
Abrí lentamente la puerta y en la penumbra pude ver un cuerpo que se me hacía conocido. No fue hasta que entré en la oscura habitación que me di cuenta que no era alguien, sino Mauro.
Supongo que sí ella me decía que estaba acá no venía y no quería eso. Pero igual ahora mismo sólo quería irme corriendo de acá.
Suspiré y cerré la puerta para iluminar levemente la habitación con mi teléfono, así no había mucha luz y Mauro se podía no despertar.
Busqué su cargador y fui hacia la puerta para irme rápido, sintiendo como se movía lentamente. Cuando le di el último vistazo, mi cuerpo parecía no reaccionar mientras le miraba dormir.
Se me hacía tan raro, tan lejana aquella imagen de tenerle en una cama durmiendo. Aún así, salí en cuanto pude rápido para que no fuese a mi a quien viese si se despertaba.
- Mauro.- dije cuando llegué a la cocina y Candela me miró.
- Si te decía no venías.
- Está bien, no pasa nada, ¿Se va a quedar?
- No, no, se quedó dormido el pelotudo y luego ya se irá, tranquila.
Asentí y la ayudé a cocinar como le dije hasta que la cena estuvo lista y fuimos a comer al salón, hablando sin gritar mucho, al menos de mi parte que era la que menos quería verle despierto.
- Igual me tendría que ir ya.
- ¿Posta?
- Sí, sí, mañana tengo que laburar y comprar cosas.
- ¿Todo bien?
- Sí, no hay ningún problema.
- Bueno, me pareció tan raro lo de hoy que no sé.
- ¿El qué?
- Parecía que huias.
- Bueno, es que estaba él.
- ¿Por eso te fuiste? Parece que oí que tenías un problema.
- Sí, Santino y sus cosas, pero volví rápido, no pasa nada, tranquila.
- Yo confío en vos eh.
- Sí, sí, y yo en vos.
Sonreí y agarré el teléfono para mandarle un mensaje a Lautaro para que viniese a por mí como dijo. Me respondió a los segundos y me dijo que no tardaría. Ojalá fuera verdad.
Minutos después, me mandó otro mensaje para decirme que estaba en un semáforo en rojo y que estaba cerca ya. Así que, me fui despidiendo de Candela y me acompañó a su puerta.
- Al menos ya sé dónde laburas.
- Sí, eso sí.- sonreí y la abracé.- Chao.
Abrí la puerta y la sonreí de nuevo antes de irme, cerrando lentamente la puerta.
- Espera, espera.- y como dijo, paré de cerrar la puerta para abrirla de nuevo.
Mauro apareció corriendo con cara de cansado y todo el pelo despeinado y desarreglado de dormir.
- Se me olvidó que había quedado.
- Que pelotudo que sos...
Mauro sonrió y se despidió de su hermana mientras que yo comenzaba a caminar hacia la carretera esperando que Lautaro verdaderamente no tardase en llegar.
- Angie.- me di la vuelta y le miré. Candela ya había cerrado la puerta y ahora estábamos solo él y yo.
- ¿Qué?
- Cande me lo contó.
- Ya...¿El qué?
- Que dejaste de estudiar, ¿Por qué?
- Bueno...¿Importa?
- Sino, no preguntaría.- sonrió y se acercó lentamente hasta quedar a mi lado. Tenerle tan cerca me ponía demasiado nerviosa.
- No pude, era demasiado difícil y no me vi capaz.
- Eso me dijo, que necesitabas dejarlo.
- ¿Entonces por qué preguntas?
- Porque quería oírte.- le miré confundida y sonrió.- Así sé que es mentira.
- ¿Qué?
- Te conozco, es mentira.
- No me conocés.
- Vos siempre decías que querías llegar a laburar de lo que te gustaba para además devolverle la plata que te dejó tu familia, nunca lo dejarías por eso.
- ¿Entonces por qué?
- No sé, decime vos.
- Si me conoces, creo que tendrías que saberlo.
Levantó una ceja y yo oí un claxon, relajando mis músculos al ver que era Lautaro, frenando delante de nosotros.
- Angie.
- Chao.
Dije rápido antes de subirme al auto e Lautaro, suspirando ya adentro. Me miró confundido y yo mantuve mis ojos en mis manos, nerviosas, viendo de reojo por la ventanilla como Mauro se ponía un cigarro entre sus labios.
- ¿Todo bien?- preguntó Lautaro ya manejando.
- Sí, sí...todo bien.- O no.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora