67.

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Resoplé y estiré el brazo para agarrar el celular, que estaba en la mesa de luz, y llevarlo a mi oreja a la vez que aceptaba la llamada.
- ¿Qué?
- Opa, que buena onda.
- Estoy ocupada, Santino, ¿Qué pasa?
- En media hora tenés que estar lista.
- ¿Para?
- Cena familiar.
- ¿Me estás jodiendo?
- No, Miguel recién me lo dijo.
- Dios...no sabéis hacer planes con tiempo eh.
- Bueno, ¿Qué querés? Con suerte estoy en tu casa en media hora.
- ¿No puedo escaparme?
- ¿Tenés una buena escusa?
- Eh...Emma.
- ¿Qué le pasa a Emma.
- Pues...tiene...tiene un poco de fiebre.- Mauro me miró confundido y yo sonreí nerviosa ignorándolo.
- ¿Fiebre?
- Sí, fiebre.
- Angie, te he escuchado mentir mejor eh.
- Bueno, está bien, estaré en media hora.
- Cheto, nos vemos entonces.
- Chao, gil.
- Chao.
Terminó la llamada y yo suspiré, dejando mi brazo en el colchón con el celular aún en la mano. Mauro sonrió y sin decir nada volvió a besarme.
- No, ya nada.
- ¿Cómo que ya nada?
- Me tengo que vestir, Mauro.
- Dale, no podés dejarme así.
- Oh sí, sí que puedo.- frunció el ceño y chasqueé mi lengua.- ¿Te pensás que quiero? Tengo cena familiar, ¿Qué querés?
- Que esperen.
- Pues parece que no lo van a hacer así que...tengo que irme a duchar.
Suspiró y por fin se separó de mí, tumbandose a mí lado para dejarme levantarme y buscar mi ropa para irme aunque sea en ropa interior al baño. Sí, Santino nos interrumpió en la mejor parte.
Entré al baño y como le dije me duché rápido, vistiéndome al mismo ritmo y simplemente me dejé el pelo suelto. Me daba pereza arreglarme mucho.
Salí por fin del baño, dejando todo en su lugar y yendo al salón cuando vi que Mauro ya no estaba en la habitación.
Pensé que se había ido, ya que Santino iba a venir y ya no íbamos a hacer nada o más bien terminarlo, pero no. Estaba con Emma en sus brazos, acunandola mientras paseaba distraído por el salón y ella se quedó mirándolo fijamente.
- Mauro.- entonces, su mirada fue a mí y sonreí viendo aquella escena.
- Comenzó a llorar y bueno, si estoy yo no hace falta que se quede llorando hasta que salgas del baño, ¿No?
Asentí y fui hacia él. Sonrió algo nervioso, supongo que como no solía tenerla en brazos no sabía aún si podía hacerlo como si nada. Si supiera...
Me pasó lentamente y con cuidado a Emma y antes de irme a cambiarle la ropa a ella, le di un corto beso. Fui de vuelta a la habitación, la vestí, hice su bolsa y todavía me sobraban diez minutos.
Volví al salón para dejarla en su silla y sentarme en el sofá, al lado de Mauro, que estaba mirando su celular.
- ¿Todo bien?- preguntó él, desviando su mirada a mí y asentí, sonriendo.- Bueno, ¿Cuándo nos volvemos a ver?
- Podés venir luego o voy yo, pero es más difícil.
- Si querés me quedo acá.- le miré confundida y sonrió.- Era joda, me voy ahora con los pibes así que...igual luego te llamo y vemos.
Asentí y él dejó definitivamente el teléfono para besarme y abrazarme, acercando mi cabeza a su pecho y pasando su brazo alrededor de mis hombros para quedarnos los dos así, mirando nuestros teléfonos y hablando de mientras.
Hasta que Santino me avisó por mensajes que estaba afuera esperándome en su auto. Le dije a Mauro que esperase unos segundos después de que me fuese para irse y nos despedimos, ayudándome un poco con las cosas de Emma hasta que Santino le podía ver.
Salí por fin a la calle y cuando me vio, salió del auto para ayudarme. Se llevó el bolso y el asiento, colocándolo a la vez que dejaba el bolso en uno de los asientos de al lado.
Después, se sentó en su lugar y yo puse a Emma en su lugar antes de subirme lo más rápido que podía. Por suerte, Santino arrancó y no vi a Mauro salir.
- ¿Todo bien?
- Sí, ¿Por?
- No sé, pareces inquieta.
- No, no, todo bien.- suspiré y me dejé caer en el asiento.- Sólo cansada.
- ¿De?
- De mi vida solitaria.- sonrió y yo también.- No, no sé, de todo.
- Bueno, pronto volvemos a salir de joda y te buscamos otro novio que haga de padre.
- Ella ya tiene un padre.
- Y ese padre todavía no lo sabe, ¿No?- negué con la cabeza y él asintió sin dejar de mirar a la carretera.- Y así debe de seguir siendo, ¿Verdad?
- Como digas.
- No suena muy convincente eso.
- No tengo ganas de hablar de lo mismo.
- Angie, si es tu mayor problema, hay que hablarlo, ¿Como va el olvidarle?
- No es un problema.
- No desvies el tema.
- No hay ningún tema.
- Angie.
- ¿Qué?- pregunté molesta. Intentaba dejar de hablar de él, pero era imposible.
- ¿Le has olvidado ya o no?
- No.
- ¿Y te seguís viendo con Cande?
- Sí.
- ¿Y le has vuelto a ver?
- No.
- Bueno, mejor, sino nunca lo vas a olvidar.- como si quisiera.
- ¿Y vos qué? ¿Ya estás con otra mina? ¿Todo bien con Diana? ¿Volvieron a hablar?
- ¿Y esto?
- Vos me preguntas, yo te pregunto a vos.
- Es distinto, soy tu hermano mayor, vos la pequeña.
- ¿Y?
- Entre vos y yo, soy más responsable.
- Ya, claro.
- ¿No?- sonrió y le miré con la cena levantada, molesta.
- No.
- ¿Quién de los dos es madre de una hija a una temprana edad con uno de sus ex más tóxicos y que encima aún no ha olvidado y él ni sabe que lo es?- puse los ojos en blanco y rió.- Listo, ya tenés la respuesta.
- ¿Acaso Emma es algo malo?
- No, pero...
- ¿Y tener una relación con alguien? Yo no sabía que iba a pasar esto, pero cuando pasó lo acepté y enfrenté como pude. En cambio, vos seguís diciendo que has olvidado a Diana y en cuanto podés te vas a la cama con ella.
- Angie.- y frenó al estar en un semáforo rojo, mirándome.- No tenés ningún derecho a hablarme así.
- ¿Y vos a mí sí?
- Yo sólo intento ayudarme.
- ¿Ayudarme o hacerme sentir culpable por lo que decidí? Dejate de joder, Santino, ya sé que todos vosotros sois muy responsables. Sé que no soy como vosotros, que no hice como Miguel y tuve una hija después de casarme ni tengo un buen laburo como José o como vos pero no me arrepiento de lo que soy, en cambio vos parece que sí y te consuelas conmigo.
- ¿Y eso de dónde lo sacaste?
- De mi, ¿Viste? Parece que no puedo pensar nada por mí sola.
- No es eso, pelotuda, es sólo que no podés ir de responsable cuando has hecho todo lo que has hecho.
- Hice lo que quise.
- Eso no lo hace mejor.
- Y tampoco peor.
- Bueno, basta, no quiero discutir más.
- No estamos discutiendo, sos vos qué no aceptas la realidad.
- ¿La realidad de qué?- preguntó también molesto.
- La realidad de qué te sigue gustando Diana tanto como a mí Mauro, pero es más fácil decirle las cosas a tu hermana pequeña que aceptarlo.
- Basta, Angie.
- No desvies el tema.- le imité, burlandome de él. Frunció el ceño, enojado, pero no me importaba porque también lo estaba.- ¿Cómo está ella? ¿La has vuelto a ver? ¿Has hablado con ella? ¿Has soñado con ella? No sé, ¿Te has vuelto a acostar con ella?
- Angie, ¡Basta!- dio un golpe en el volante a la vez que grito, interrumpiendome y despertando a Emma.- Está conversación se ha acabado, ¿Sí? No te quiero volver a oír hablar.
- Pelotudo...
Susurré, desviando mi atención a la ventanilla a la vez que él volvía su mirada a la carretera porque el semáforo estaba en verde.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora