Miré el techo pensando en la discusión de ayer, la que parecía ser la definitiva. Al parecer, ya no me quería así que...ya no había nada que hacer y la mínima esperanza que tenía se marchó en el mismo momento que él mismo me dijo que me fuera de su casa para no volver más.
Ahora estaba en la habitación de invitados de la casa de Santino y José con Emma en brazos, habiendo pasado la noche acá porque no tenía ganas de volver a casa sola. Ella pudo dormir, pero yo no.
Suspiré y me levanté de la cama, dejándola con cuidado para no despertarla. Fui despacio, con los pies arrastrandolos por el suelo hasta llegar a la cocina. Todavía era temprano, así que estaba sola.
Sin nada que hacer, empecé a cocinarme el desayuno intentando no hacer mucho ruido por los demás. A parte de todo esto, tenía unos días libres en el laburo que poca falta me hacían ahora cuando más deseaba trabajar para olvidarme de todo o al menos intentarlo. Aunque estos días no lo hice mucho.
Terminé el desayuno y me fui a comerlo en el salón, con el televisor apagado, sólo mis pensamientos y yo. Cuando ya no quedaba más café ni cereales, dejé la taza y el bol en la mesa y me tumbé en el sofá, intentando dormir allá. Poco se podía hacer ahora si no había dormido a la noche sin la luz del día.
- Angie.- miré hacia la puerta para encontrarme a Santino mirándome con cara de recién despierto.- ¿Qué hacés acá?
- No sé, no dormí nada ayer así que...
Suspiró y se giró para venir hacia mí. Entonces, me levanté para dejar que se sentase a mi lado, dejando sus manos en sus piernas para mirarlas mientras jugaba con ella nervioso.
- ¿Para tanto fue?
- Se acabó, definitivamente.
- ¿Posta?- levantó su mirada para llevar sus ojos a mí, sorprendido.
- Eso parece.- levanté mis hombros sin más que hacer.- Me dijo que me odiaba, que...que ojalá no me hubiese conocido.
Mi voz se entrecortaba, dándome cuenta entonces de todo lo que suponía eso.
Realmente, era la ruptura con el chico que quería de verdad, el único con el que de verdad me he sentido segura y bien.
Antes que él, ninguno me hacía feliz, al final siempre la relación se desgastaba y alguno de los dos se cansaba del otro. Pero con él había sido distinto.
Desde adolescente me fijé en él, me gustaba y no podía evitar sonreír cuando le veía o sabía de él. Tanto fue aquello que no podía dejar de ponerme triste pensando en que ya no lo veía cuando se hizo famoso, a pesar de que tenía que estar feliz por él.
Cuando empezamos, los mejores días eran con él. Me hacía olvidar de la universidad, de mis momentos malos con Carlos o cualquier otra cosa, sólo quedando él.
Me hacía feliz verle, escucharle aunque fuesen sus canciones e incluso cuando me molestaba, no dejaba de hacerme feliz.
Cuando todo acabó le quería tanto que lo odiaba por eso. No podía dejar de pensar en él, hasta que lo odié tanto que le ignoré. Pero todo Buenos Aires me recordó a él nada más volví.
Y cuando todo se arregló, cuando volvimos a estar juntos, de verdad sentía que tenía futuro. Sentía que era nuestro mejor momento, intentando no cometer los mismos errores que la otra vez, conociendo ya su mundo. Pero mis mentiras lo perdieron.
Perdí a mi mitad, al pibe que me hacía reír sin parar, al padre de mi hija, perdí al que también era mi mejor amigo. Y lo había hecho yo, para siempre.
- Angie, ¿Estás bien?
Dejé de mirar el suelo para fijar mis ojos en Santino, que me miraba confundido por todos los segundos que me había quedado paralizada. Fue entonces cuando no pude evitarlo y rompí a llorar sin que los recuerdos dejasen de venir a mi cabeza.
Él, rápido, me abrazó lo más fuerte que pudo para que notase que no estaba sola, consolandome. Pero todo lo que se había roto en mí salía en mis lágrimas y sollozos, escondiendo mi cabeza en su cuello, buscando refugio en otro lugar porque él ya no estaba conmigo.
- Ché, ¿Pasó algo?- preguntó José, viniendo hacia nosotros.- Angie, ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
- Está bien, sólo se está descargando.
- ¿Descargando? Dejá de joder, Santino, no es un celular, ¿Qué hace llorando?
- Que pelotudo que sos, wacho.
Reí levemente al oír a mis dos hermanos mayor, olvidando por unos segundos mi dolor, aunque no tardé mucho en seguir llorando, aunque no con tanta fuerza.
Santino se separó de mí y entonces José fue quien me abrazó con la misma fuerza que nuestro hermano.
- ¿Qué pasó?
- Mauro y ella.- respondió Santino por mí, ya que los sollozos y el nudo en la garganta no me dejaban muchas palabras para hablar.- Rompieron definitivamente.
- ¿Posta? Pero si ellos son...- José me miró y luego a Santino, que sólo levantó sus hombros de la misma forma que yo hice antes.- Angie...
Volvió a abrazarme, aunque con menos fuerza. Esta vez, sólo se dedicó en acariciar mi pelo y mi espalda para relajarme lentamente y hacer que poco a poco dejase de llorar. Aunque todo lo roto en mí seguía de la misma forma y no tardaría en volver a soltarlo todo en forma de lágrimas.
- Pasará, Angie, poco a poco pasará.- me susurró antes de separarse para besar mi frente, apoyada por mis dos hermanos mayores.
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Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...