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- Hija...
- Ya sé, ya sé, puede saberlo todo, lo sé.
- ¿Pero hablaron?
- Puede.
- Angélica.
- Vale, vale...hablamos, en mi casa.
- ¿Qué?
- Pero no le digas a papá.
- No le voy a decir nada si vos me decís que está pasando.
- Nada, es sólo que...bueno, una noche me encontré con Mauro en un boliche y al siguiente día, también por la noche, me llamó para ir a mi casa porque necesitaba hablar conmigo y fue, ya está.
- ¿Y de qué hablaron?
- De...de mi amante Lautaro y nuestra nuestra hija, Emma.
- ¿Qué? ¿Qué está pasando, Angélica?
- Ma, yo...yo no te conté nada de esto porque no podía, hicieron todo por mí y Emma y no podía contarles que me estaba viendo con Cande, que descubrió a Emma que...
- ¿Candela? ¿Te viste con Candela? Angélica yo ya no sé qué pensar de esto.
- Sabías que no iba a dejarla así como así.
- Pero pensé que tardarías menos...¿Y Lautaro que tiene que ver acá?
- Según Candela, cuando descubrió a Emma, ella es mi hija y la de Lautaro, que fue mi amante mientras estaba con Mauro y ahora él es mi pareja, todo un quilombo.
- Dios, Angélica...
- Lo sé, la fastidié.
- ¿Y...y la pregunta que me hiciste es por él?
- Puede, no sé.
- Angélica, sé sincera contigo misma y después respóndeme.
¿Lo era? Puede, seguramente. No paraba de pensar en él, en el futuro que podríamos haber tenido o que hubiese pasado si le hubiese contado sobre Emma, pero ya era tarde y ahora sólo me quedaba aquellos recuerdos que, como me dijo Santino, son todos buenos y me hacen confundir más.
- Supongo que sí, verle me...me hizo cuestionarme las cosas más que cuando descubrí que estaba embarazada. Quizás ahora dudo de todo.
- Entonces, ahora, te pregunto algo sencillo: ¿Vale la pena seguir con el secreto?- la miré callada y ella me sonrió levemente, relajando su anterior expresión seria.- Él sabe que tenés una hija, tan sólo se creyó esa historia que le contaron pero...¿Cuánto tiempo va a tardar en saber la verdad? Ya viste lo que tardó en descubrirse que tenías una nena, Angélica, y quizás no es tan malo que lo sepa.
- ¿Pero ahora? ¿No es muy tarde?
- Nunca es tarde si es algo que querés de verdad.
- Pero...a ver, si yo cuando os confesé que estaba embaraza hubiese querido decírselo, ¿Vos que me hubieras dicho?
- Yo...yo te hubiese apoyado siempre, Angélica, cualquiera que fuese tu decisión estaba bien porque al final vos sos la madre de Emma y vos sos la única que debe saber que es bueno para ella. Quizás no me gustase mucho Mauro, al menos como pareja porque sé que es buen pibe y lo conocemos desde siempre, pero...también me hubiese costado verle de padre.
- ¿Viste? Todos pensábamos y pensamos lo mismo aún.
- Pero.
- ¿Pero?
- Pero también conocí a alguien que no quería tener hijos y que no tenía aspecto de padre.
- ¿Quién?
- Tu padre.
- ¿Papá?- pregunté confusa y ella sonrió divertida.
- Sí, estaba loco cuando le dije que estaba embarazada de Miguel. No estábamos casados ni nada y tuvimos que hacer todo rápido antes de irnos de España y vivir acá el resto de la historia. Siempre me dijo que no quería ser padre y le encantaba ir de fiesta, yo prefería estar en casa y al final mientras él estaba con sus amigos yo estaba o con mi familia o con mis amigas, pero todo cambió cuando Miguel nació.
- ¿Y nunca dudaste de él?
- Obvio que lo hice, pero en una relación la base es la confianza y yo no podía estar más segura de que sí tenía que ser con alguien era con él. Obviamente él estaba más dudoso que yo con la noticia, pero ya te he dicho que todo cambió cuando tú hermano nació.
- ¿Qué pasó?
- Pues que ahora yo estaba de fiesta y él en casa con Miguel.
- ¿Es joda?- pregunté entre carcajadas y ella sonrió.
- También estaba con Miguel eh, no te creas que era una mala madre o algo así, pero cuando él era más mayor y más independiente de mí tú padre siempre se quedaba acá, no hacía falta ni preguntar si quería venir porque sabía cuál era su respuesta. Venía de la laburar y se quedaba con él, salía a veces antes de la obra para ir a por él al colegio o otro lugar...no sabés cuántas veces les encontré dormidos juntos en el salón porque no aguantaron toda la noche jugando como querían.
- ¿De verdad?
- Sí, sí... él siempre quiso la fiesta y demás pero, cuando Miguel llegó, cambió y yo ya sabía que tomé una buena decisión.
- Pero eso no pasaría con Mauro, es distinto, él no sólo sale de fiesta sino que está siempre fuera y...es más complicado.
- Es lo complicado que vos quieras que seas, Angélica.- sonrió y suspiré, haciendo que pasase del sillón al sofá para abrazarme por los hombros para no molestar a Emma.- Mirá, seguramente Mauro sea un tipo complicado, pero vos también, y los dos se gustaron así, desde nenes eran cómplices de las boludeces del otro, así que... sí, seguramente el pibe si sabe que es padre y se hace cargo tenga algún fallo, pero vos también los vas a tener o igual ya los has tenido. De eso se trata, de fallar y aprender, no de fallar y huir.
- Supongo que...tenés razón.
- Soy una madre, siempre la tengo.
La miré y volvió a sonreírme antes de besarme levemente la mejilla y levantarse para irse y dejarme sola con Emma.
Nunca lo vi así, pero supongo que era eso lo que necesitaba, la visión, opinión y experiencia de una madre más mayor, de mi madre.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora