El teléfono volvió a sonar desde la mesa del salón, pero todavía seguía tumbada en la cama como cuando llegué, mirando al techo.
No había dormido nada, recién había vuelto a mi casa hace unas horas cuando simplemente mi cabeza seguía allá.
Había sonado un par de veces, pero no quería levantarme y aún así, tampoco parecía que pudiese hacerlo. Me sentía débil, sin fuerzas.
Con suerte, pude volver sola, en un taxi, porque después de que todos se fuesen Lautaro hizo lo mismo sin decirme nada, así que me quedé completamente sola.
Pero lo que más me importaba no era que el teléfono estaba sonando ni que me hubiese venido sola, sino el por qué pasó todo esto.
Había perdido a Mauro, realmente había echado a perder nuestra relación en el mejor momento, en la mejor noche juntos donde me sentía la misma de siempre con el mismo Mauro de siempre, sin problemas y sin celos ni discusiones. Sólo siendo nosotros.
Pero lo había perdido, al final ocurrió lo que todos me decían y se enteró de la peor manera posible que le había engañado no sólo todo el tiempo que habíamos vuelto a estar juntos, sino también todos estos meses en los que no sabía de la existencia de Emma.
Seguramente ya no volvería a hablar, aunque estaba segura de que se haría cargo de Emma después de todo. La había conocido y como parecía que todos sabían menos yo en su momento, era un buen padre. Así que, no me preocupaba por Emma porque sabía que estaría bien, que su padre por fin estaría con ella y se haría cargo, haciendo su vida más fácil en un futuro.
Pero a mí me había roto el corazón verle a él tan roto. Cuando me dio aquella última mirada, sentí que había perdido todo. Ya no me importaba que mi familia no me apoyase y que casi estuve a punto de perder a mis amigos por las mentiras, tampoco me importaba que Candela lo supiese después, sólo me interesaba que lo había perdido, lo había roto completamente cuando lo único que quería era hacerle feliz.
Una vez más, como desde que me dejó sola, mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas que luego caían en silencio y lentamente por mí mejilla. Pero daba igual, porque ni llorar me hacía sentir mejor. Sólo quería ir a por él.
Quería salir de la casa para ir corriendo a dónde estuviese, explicarle todo y aunque sabía que era imposible volver a estar juntos de la misma manera, al menos saber que no me odiaría tanto porque sabía que había pasado. Pero seguramente ahora mismo pensaba que era la peor persona del mundo y la más egoísta, que es también lo que yo pensaba cuando lo vi irse despacio y destrozado hacia sus amigos.
Había arruinado esta buena noche y las que íbamos a tener. De nuevo, había roto la relación con mis mentiras, con mis inseguridades. Parecía que no aprendía.
Volví a escuchar el teléfono sonar en el salón y resoplé, cansada y con dolor de cabeza de tanto pensar más el alcohol que me había tomado en la joda.
Me levanté y arrastré mis pies hasta el salón, buscando molesta en mi bolso para encontrar el teléfono y ver que quién llamaba era Juan.
- ¿Qué?
- Ortiva.
- ¿Pasó algo?- pregunté, agotada.
- ¿Cuándo te llevo a Emma?
- Emma...
- ¿Pasó algo?- preguntó ahora él, notando el cansancio y la pena en mi tono de voz.
- Nada, nada...¿Podrías quedartels un rato más?
- Tengo el día libre así que...sin problema.
- Gracias, chao.
- Chao...
Se despidió confundido por lo directa y rápida que había sido, pero no tenía ganas de hablar con nadie. Solté el teléfono y me dejé caer en el sofá para acabar ahora acostada en este.
Me sentía la peor persona del mundo que había sido capaz de hacer daño a la persona que más quería en este mundo aparte de Emma, claro.
Cuando más felices éramos, lo había roto todo. Sabía todo este tiempo que tenía que decirle la verdad, pero no lo hice porque no me veía capaz. Y así fue como poco a poco las mentiras me comieron y mi vida se basaba en todas ellas.
Así que, cuando tuve que contarle todo, no pude hacerlo bien. No pude decirle que tenía miedo de que no quisiese a Emma porque recién habíamos roto cuando me enteré de que estaba embarazada. Que estaba tan molesta porque no pudo ser y tenía tanto pánico a lo que se venía que me encerré en mí e ignoré que él existía y era el padre. No pude decirle que aún así, aunque intentaba olvidarlo, cuando veía a Emma no hacía más que recordarme y castigarme por no contarselo.
Ahora, no sólo había perdido a mí familia, sino que también le había perdido a él. Santino, como él, se enteró de la misma forma y al final, él tenía más o menos la obligación de reconciliarse conmigo al ser su hermana pequeña, pero Mauro no.
Mauro me podía odiar perfectamente y seguir siendo el padre de Emma. Podía ignorarme, borrar mi contacto, no mirarme y odiarme hasta hacer que no exista para él. Y pensar en ello me destrozaba.
Quería ser su todo, como él lo era para mí, pero ahora lo único que era es una mentirosa que de nuevo, le había roto el corazón en pedazos.
ESTÁS LEYENDO
Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...