16.

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- Que malo que sos.
- Bueno, ¿Qué querés? Me entrené poco por Thiago.
- Ahora échale a él la culpa.
- José, ¿Me devolvés ya a Emma?
- Es que...es tan...creo que me voy a morir de sobredosis.
- ¿Tomás drogas ahora?
- Sí, Emma se llama.
- Que pelotudo.
Respondió por mí Santino volviendo a dónde estábamos mi hermano y yo sentados viendo a mis hermanos jugar en el patio de la casa de Miguel.
Había venido a visitarle para también ver a Thiago, pero antes también habían venido Santino y José, así que compartí visita con ellos.
Santino se puso a jugar con Miguel al fútbol mientras que José, Luna, los bebés y yo nos sentábamos en unas sillas, mirándoles.
Hacía unos segundos que Santino le había metido el quinto gol a Miguel y que Luna se había ido a la cocina a por agua con Thiago en brazos, dejándome a solas con mi hija y José, que parecía su padre de tanto que la tenía en brazos. Exactamente desde que la vio me la había quitado.
- Dale, pelotudo, no sos su padre.
- Ojalá, altos autos me compraba con ese dinero.
Puse los ojos en blanco y José rió, dejándome por fin tener a Emma en brazos. Entonces, parece que por fin Santino pudo hacer lo que quería sin miedo a lastimarla y tiró el balón directo a José, dándole en la boca del estómago.
- ¡¿Qué hacés pelotudo?! La concha de tu madre...- dijo encogiéndose del dolor.
- Es la misma que la tuya.
- Te voy a cagar a palos.
- Eso por lo que has dicho, suerte que Angie ha estado rápida y te la ha quitado porque sino lo hacía yo.
- Santino.- chasqueé la lengua mirándole y él subió sus hombros.- Tampoco lo mates por decir que quiere comprarse autos.
- Bueno, si querés le aplaudo por hablar de ese pelotudo.
- Su padre.- señalé a Emma y Santino puso las manos en su cintura.
- No pudo elegir tampoco.
- Dale, pelotudo, dejá de boludear y comenzá a jugar.
Le dijo Miguel, desviandole la atención. Rápido, él volvió a jugar a la vez que Luna también entraba en el patio para sentarse, mirando confundida a José, que poco a poco se volvía a poner mejor.
- Santino le dio con el balón.
- Son como animales.
- Ni que lo digas.
Respondió José, resoplando después. Sonreí mirándole y negué con la cabeza, llevando después los ojos hacia Emma para evadirme de los demás por unos segundos.
Sus ojos pequeños y negros estaban fijos en mí, sin hacer nada más que jugar con sus manos. Yo la tenía en brazos acariciando poco a poco su pelo negro, como el del padre.
- ¿Cuándo te vas a teñir?
- Cuando tenga tiempo.
- Estás bien así igual.- dijo ahora Luna.
- Aprendé de ella y decime algo bueno.
- Eh...hiciste a una nena muy linda.- respondió José sonriendo, pero al ver mi mirada matadora la borró.- Bueno pues...sos una buena hermana, ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?
Reí negando con la cabeza a la vez, haciendo que él chasquease su lengua antes de dejar de mirarme para ver a nuestros hermanos seguir con su partido, teniendo cuatro latas para los dos palos de las porterías de cada uno.
- ¿Y para cuándo una fiesta?
- ¿Es joda?- preguntamos Luna y yo a la vez, haciendo que José me mirase a mí y luego a ella tras lo que había dicho.
- Bueno, no sé, se pueden quedar con nuestros viejos.
- ¿Y quién le da de comer?
- Eh...no sé, un biberón, ¿No?
Sonreí mientras que Luna puso sus ojos en blanco y le ignoró. José me miró y subió los hombros, haciendo que negase con la cabeza y después seguí viendo el partido hasta que se cansaron.
Decidimos entonces que José se quedaría haciendo un asado con mi ayuda mientras que Santino se duchaba y después hacia lo mismo Miguel, quedando Luna para estar más al tanto de Emma y Thiago.
- Podríamos llamar a nuestros viejos.
- Déjate de joder, mejor sin ellos.
- Bueno, pará, son sus abuelos.
- Angie, vivís con ellos.
- Es verdad.- rió y subí los hombros, indiferente.- Ya me dirás qué hacemos todos nosotros solos acá.
- Si querés llamo a unos amigos y...
- No, gracias, mejor así.
De nuevo, volvió a reír tras interrumpirle y yo seguí ayudándole en silencio a hacer el asado hasta que Emma me necesitase.
- ¿Alguien dijo cumbia?
Preguntó Santino apareciendo con el pelo mojado y ropa de Miguel porque no se había traído algo suyo. Le miramos confundidos hasta que, como en realidad estaba avisando, puso cumbia en su celular, viniendo a nosotros mientras daba palmas.
Le miré riendo y José prefirió ignorarle mientras que Thiago sonreía.
Sin darme cuenta, vino hacia mí y los dos nos pusimos a bailar. Luna dejó a los bebés en los carros y comenzó a grabarnos con José de fondo haciendo el asado.
- Uh, una fiesta y no me invitan.
Miguel apareció también con el pelo mojado y la ropa cambiada, pero no vino a bailar, sino que se quedó al lado del carro de Emma y Thiago, teniendo a su hija en brazos para que nos viese y siguiese sonriendo como antes.
Pero, todo acabó como ya me esperaba, con Emma pidiendo mi atención. Santino entonces se quedó bailando solo y Luna dejó de grabar, teniendo a Thiago en los brazos para que Miguel pudiese ayudar a José.
Me senté en las sillas de antes con Emma en mi pecho, mirando a su tío bailar con una sonrisa.
Cuando Santino se cansó, Emma por fin volvió a dormirse y la dejé en el carro para ayudarles a preparar la mesa y cenar juntos como hacía tiempo que no hacíamos.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora