- Buen día.
- Hola.
Sonreí y le dejé pasar, dándome un beso en la mejilla mientras pasaba con una caja.
- ¿Y eso?
- Donas, para desayunar, ¿Y Emma?
- Dormida aún, esta noche no me dio mucha guerra.
- Está creciendo la nena eh.
- Pará de decir eso, pelotudo.
Rió y yo sonreí levemente, yendo juntos a la cocina. Dejó la caja en la encimera y la abrió mientras que yo echaba café en dos tazas. Le pasé una y fuimos juntos al salón.
- ¿Qué tal en el laburo ayer?
- Bien, bien...me dejaron ir pronto.
- Pudiste haberme avisado, así nos podríamos ver y quizás dormir juntos.
- Bueno, te avisé esta mañana.
Sonrió y mordió una de las donas mientras que yo preferí darle un trago a mi café. Se me hacía raro que hace unas horas Mauro estaba sentado en su lugar.
- ¿Y vas a ver a tu hermano hoy?
- Creo que tengo una comida familiar, ¿Querés venir?
- Tengo que ir a un sitio, pero igual nos podemos ver luego, podemos cenar juntos.
- Dale.
- Vemos una película y me quedo a dormir, ¿Viste? Ya tenemos plan.
Sonreí y él también. Seguimos hablando de cosas sin importancia, preguntándole yo ahora por su trabajo u otra cosa hasta que Emma se despertó y también quiso de mí.
Después de desayunar juntos, se fue y me volvió a dejar sola con Emma y mis pensamientos.
Entre ellos, me fui a duchar y luego la bañé a ella. La vestí para salir más tarde y yo preferí quedarme con ropa cómoda y después cambiarme.
La dejé rodeada de sus peluches y de nuevo, se durmió, así que aproveché para volver al sofá y tumbarme en este, cerrando los ojos mientras miraba el techo y escuchaba la música aleatoria de mi playlist de Spotify que hacía meses no editaba.
De nuevo, a mi mente llegaron todos los recuerdos de ayer. Se me hacía raro hablarle así después de tanto tiempo.
Los últimos momentos de nuestra relación fueron discusiones y algún momento bueno, pero los del principio son los que más recuerdo o quiero hacerlo.
Me gustaba que pasase por mí casa sin avisar, que estuviese en todos lados a los que iba. Me volví adicta a nuestros encuentros sin darme cuenta y poco a poco me acostumbré a estar a su lado.
Me encantaba despertarme a su lado, como la primera vez que por fin pudimos compartir una mañana juntos, aquel día que empezamos nuestra relación.
Me sabía sus canciones públicas y las que aún no habían sido publicadas, en su mayoría era lo único que escuchaba así que agradecía que él tomase el control de la música cuando estábamos juntos, así podía descansar de mi adicción.
Cuando veía alguna película con él, siempre acababa dormida a su lado y él tenía tanto miedo a despertarme, sabiendo cómo era si pasaba eso, que prefería dormirse también en aquellas incómodas posiciones.
Fumar a su lado parecía ser sano. Y las noches a su lado eran eternas. Cuando bailaba con él la música parecía sonar mejor. Y cuando reía con él todo parecía ser más gracioso.
Realmente me hizo feliz en poco tiempo, sólo que quizás no supe recordar todo esto cuando estaba en aquella situación, en aquella pelea contra mi cabeza.
Suspiré y abrí mis ojos para mirar la hora. Si no me daba prisa, llegaba tarde. Me levanté rápido, me cambié lo mejor que pude, agarré todo y comencé a caminar con Emma en su carro hasta la casa de mis viejos.
Mi departamento estaba lejos, pero no quería llamar a un taxi porque tardaba en cerrar su carro y al final se me hacía complicado todo.
Así que, llegué cansada hasta su puerta, pero por suerte mi hermano José abrió rápido para arrebatarme a mi hija, saludándome antes por pura educación.
Puse los ojos en blanco y pasé adentro, cerrando la puerta. Dejé mi carro junto al de Luna y pasé al salón, donde estaban todos sentados ya para comer.
- Tardaste.
- Sí, se me fue el tiempo, perdón.
- No importa, José, dejá ya a Emma.
- Vale, vale, pero luego vuelvo a por ella.
- Es mi hija eh.
- Eso es lo más raro, como algo tan lindo salió de vos.
- Pelotudo.
Rió y me senté a la mesa con todos viendo cómo dejaba a Emma en el sofá junto a Thiago. Él fue el último en sentarse y por fin comenzamos a comer y hablar.
Yo, por supuesto, le omití de mis conversaciones como cuando estábamos casi siendo pareja. Odiaba que se llevase toda la atención, pero al final era algo que también tenía que compartir con Emma sin yo saberlo en aquel momento.
- ¿Y Lautaro? ¿No le dijiste que viniese?
- Sí, sí, pero no podía así que nos veremos luego.
- Que buen pibe... después de lo que nos costó eh.
- Sí, sí...
Sonreí levemente y bajé mi mirada a la comida, agradeciendo que Miguel cambiase rápido de tema.
Terminamos de comer y ayudé a mi hermano Miguel y Luna a llevar todo a la cocina y limpiar, llegando al salón cuando mis viejos estaban sentados viendo el televisor y Santino con Thiago mientras que José, por supuesto, tenía a Emma.
- Dale, wacho, me la vas a desgastar.
- Callate, me prefiere a mí, mirá cómo sonríe.
- Echo de menos al José de antes.
- Angie, ¿Venís al patio un rato? Quiero fumar y no estar solo.
Santino hizo un puchero y yo puse los ojos en blanco, me sonrió antes de dejar a Thiago con su madre y nos fuimos juntos al patio.
Como dijo, se sacó la cajetilla de cigarros y se puso uno en los labios para prenderlo y fumar.
- ¿Qué onda antes?
- ¿Qué onda con qué?
- Cuando papá dijo que fue una suerte encontrarnos a Lautaro, ¿Qué pasa?
- Nada, no pasa nada.
- ¿Todo bien con él? Mirá que a mí no tenés que mentirme eh, además, si lo hacés sé cuándo.- puse los ojos e blanco otra vez y él rió antes de dar otra calada.- ¿Y?
- Nada, no pasa nada, estamos bien, sólo...
- ¿Sólo...?
- Mauro.
- ¿Qué con él?
- La otra noche, la última vez que salimos...me lo encontré en el boliche, en el baño.
- ¿En el baño? ¿Qué hacía él en el baño?
- Qué sé yo, estaba con una mina ahí, no sé, no quería esperar al de VIP, que sé yo.
- ¿Y qué pasó?
- Discutimos, sabía la historia que hizo Candela.
- ¿Qué Lautaro era tu amante y Emma es su hija?- asentí y suspiró.- ¿Y qué dijo?
- Preguntó que hizo mal y lo demás fueron reproches hacia mí, claro.
- ¿Y vos?
- Me fui, no quería escucharle y después se acabó la fiesta.
- Ya...¿Y? Discutieron, es normal, ya no están juntos y ahora se piensa que le engañaste.
- Vino a mi casa.
- ¿Eh?
- Ayer.
- ¿Qué? A ver, a ver...¿Cómo que fue a tu casa?
- Me llamó, quería verme, hablar y yo...ya sabés lo difícil que se me hace decirle que no.
- Angie...
- Sólo pidió conocer la historia con Lautaro y yo me la inventé, no pasó nada más pero...
- Pero ahora no parás de pensar en él, ¿No? De recordar todo.
- ¿Cómo sabés?
- Porque también me ocurrió con Diana, después de que volviésemos a acostarnos. Era como volver a estar enamorado, realmente pensé que podíamos volver, que quizás todo podría ser distinto.
- ¿Y qué pasó después?
- Que me di cuenta que todas las esperanzas que tenía en una futura relación con ella eran falsas, todas se alimentaban en el pasado, en todos los buenos momentos que tuve con ella pero...el pasado puede ser bueno y también malo y en lo segundo no solemos pensar, preferimos ignorar u olvidar.
- ¿Y qué hiciste?
- Olvidarla otra vez, como cuando terminamos. Me di cuenta que no funcionaría, Angie, yo quería a la Diana de aquellos recuerdos buenos pero... también estaba la de los recuerdos malos.
- Ya...
- Duele, ¿Sabés? Duele saber qué no habrá otra oportunidad, que no debería haberla. Pero es lo correcto, Angie, es lo mejor.
- ¿Cómo sabés? ¿Cómo estás tan seguro?
- Porque con Mauro vos...eras la mejor y la peor versión de Angie que vi. Sonreías siempre, pero cuando discutían no sabías que hacer, te encerrabas en vos misma o buscaba respuestas en nosotros, que no las teníamos.
- ¿Y entonces... qué tengo que hacer?
- Olvidarle, Angie, olvidar al Mauro de los recuerdos buenos.
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Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...