- Los he visto más rápidos.
- No me concentro si hablas.
- Pues concentrate mientras hablo, porque no me voy a callar.
- Angie, falta una hora, si vas a estar así de nerviosa ya no sé qué va a pasar cuando llegué el gran día.
- Bueno, vos seguí haciendo ejercicio y calla.
Rió levemente y negó con la cabeza sin dejar de hacer abdominales delante de mí, que estaba sentada en el sofá mirando el televisor. Acababa de vestirme porque sí, estaba tan nerviosa que podría irme ahora mismo allá aún cuando faltaba una hora para nuestra cita.
Y mientras yo sufría este ataque de nervios, Manuel había decidido hacer sus ejercicios diarios con la música a todo volumen. Estaba segura que cuando llegase la hora no iba a estar listo, pero si le decía algo más luego se enfadaba y me echaba a mi la culpa de que no le saliesen los ejercicios, los que nunca le salen aunque no esté allá con él.
Cansada de estar sentada delante de él sin importarme que estaba en el televisor, fui a la cocina a buscar algo para beber. Lo peor era que acá no podía tomar mate, porque directamente no había.
De repente, sonó la puerta del apartamento. Le miré y parecía que tenía que ir yo, así que fui a abrir para encontrarme con mis tíos.
- ¿Aún está así?
- No para.
- Aún me quedan las flexiones.
- Menos flexiones y más irte a duchar, que tienes que llevar a tu prima.
- Bueno, tranquilo, papá, que yo la llevo pero primero mis músculos.
- Pero baja esa música.
- Es que si escucha su respiración se pone nervioso.- dije repitiendo lo que me solía decir él cuando yo me quejaba también del volumen.
- De verdad...y que tengas que ser tú quien la acompañe.
- Elijo mal siempre eh.
- No importa, mientras que nos tengas a nosotros o los abuelos todo está bien.
Sonreí a mi tía y fui con ellos a la cocina para hablar allá con la puerta cerrada, ignorando a su hijo. Hasta que, por fin, abrió la puerta ya vestido y duchado, aún con el pelo goteando agua.
- Ya está, ¿Veis como no era tan difícil?
- Menos mal que eres rápido , sino...
- No siempre, no siempre.
- No sé cómo puedes ser tan pelotudo.
Manuel rió bajo mi ceño fruncido y después chasqueé mi lengua, yendo a la habitación para buscar las últimas cosas que guardar en mi bolso antes de irnos.
Me despedí de los tíos, que se iban a quedar acá a esperarnos para no ir todos allá, y salimos por fin. Bajamos hasta salir del edificio y fuimos hasta su auto, sentándome en el lugar del copiloto.
- Nada de música alta eh, voy a acabar sorda.
- Eso para los llantos del bebé están bien.
- Callate.
Rió, amando molestarme, y comenzó a manejar. Yo desvíe mi mirada del frente para llevarla a mi ventanilla como de costumbre, mirando toda la ciudad. Hasta que comenzó a sonarme el teléfono.
- Es...
- ¿Quién? ¿Santino con otra foto?
- No, Candela
- Candela...¿La hermana de Duki?
- Sí, su hermana, mi mejor amiga, ¿Sabés acaso por qué vine acá?
- Sí, sí, pero se me había olvidado, estoy mirando la carretera, no puedo estar en todo.
- ¿Qué hago?
- ¿No tenías que ignorarla?
- Ya, pero es la primera llamada que recibo desde que me fui.
- Con más razón, hay que sacrificar cosas, cuando vuelvas ya volverán ha hablar y mientes sobre el bebé, ¿No?
- Ese era el plan, sí.
- Pues te toca poner el teléfono en silencio e ignorarla.
Suspiré e hice lo que me dijo, dejando después el celular en el bolso. Unos minutos después, estábamos allá.
Bajamos y resoplé nerviosa, hasta que se dio cuenta y me dio la mano para ir juntos. Entramos, saludamos a algunos de los trabajadores y luego fuimos a recepción para dar nuestros nombres, esperando que nos atendiesen.
Como siempre, se pensaban que éramos pareja y nosotros teníamos que explicar que al revés, éramos sólo primos.
- Esto pasa por tenerme de la mano.
- Bueno entonces te suelto.
- No, porque me muero acá mismo de los nervios.
Sonrió y miramos cómo la puerta de la ginecóloga que me atendía se abría. Nos saludó y pasamos los tres a la sala donde solíamos hacer la ecografía.
Como siempre, me subía a su camilla y me tumbaba, dejando ver mi barriga para que pusieran el frío gel. Aguanté la respiración, nerviosa, y apreté el agarre de la mano de Manuel.
- Angie.
- ¿Qué? ¿Viste algo?- le pregunté, mirándole.
- No, es que me vas a romper la mano.
- Perdón.
Sonreí y él hizo lo mismo, llevando después los dos a la pantalla. La ginecóloga nos comenzó a decir cuánto medía, nos enseñó los latidos una vez más y después fue en busca del sexo del bebé.
- Bueno, aquí está.- como odiaba no ver nada en estas cosas, por eso siempre miraba a Manuel en busca de respuestas, aunque esta vez parecía estar igual de perdido.
- Eh...a ver cómo le digo, somos un poco idiotas y malos en estas cosas así que...¿Por favor?
- No te preocupes, no sois los únicos que no suelen ver bien o no entienden.- nos sonrió y asentí lentamente.- Es una niña.
- Niña.
- ¿Una niña? ¿Seguro?
- Sí, segura.- miré a mí primo, sonriendo.
- Vale, vale, sí, perdí la apuesta.
- Gracias, de verdad.
Sonreí a la ginecóloga y luego le saqué la lengua a mi primo. Me quitó el gel y pude bajarme, saliendo con las copias de la ecografía como habitualmente.
- Una nena, Miguel, una nena.
- Ya, ya, se acabó mi sueño de llamarle Lionel.
- Pelotudo.
- Una mini Angie...que peligro.
Fruncí el ceño abriendo la puerta de su auto y él rió, entrando a la vez que yo. Manejó hasta su casa ya comenzando el debate del nombre, pero nos callamos al ver a mis tíos.
- ¿Y bien? ¿Qué tal? ¿Como ha ido?
- Vedlo vosotros.- dijo Manuel, sonriendo a la vez que les enseñaba las fotocopias de la ecografía. Ellos las observaron despacio hasta que sus ojos fueron a mí.
- Felicidades, cariño- sonreí y mi tía me abrazó, más tarde, mi tío también se unió al abrazo.
- Corre, llama a tu familia y díselo.
- Pobre Miguel, ha sido tan malo en la apuesta como yo, José se va a hacer rico.
- ¿Apostaron dinero?
- Todo vale.
- Que pelotudos.
Puse los ojos en blanco y como siempre, mi primo sonrió con inocencia, aunque poco tenía de esta.
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Sol y Luna (Duki)
Fanfiction(2° temporada de la novela Piensa en Mí (Duki)) Después de que Angie terminó con Mauro tuvo que aprender de nuevo a estar sola, a cuidarse con la única ayuda de sus amigos y su familia. Pero, cuando parecía que volvía a su vida normal, cuando él apa...