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Resoplé oyendo como mi madre comenzaba a planear qué comprar cuando aún no había cumplido ni un mes.
Oficialmente, había dejado la carrera. Y para mi familia, eso era como decir que estaba más que confirmado mi embarazo, así que hoy estábamos todos juntos, comiendo un asado y sólo la familia, sin ningún amigo.
- Ma, por favor, yo entiendo que ser abuela tiene que ser muy bonito, ¿Pero podés parar un toque?
- Santino, nunca sabrás que es hacer planes para un bebé.
- Gracias por destrozar mis planes de futuro.
- Un bebé que es mi nieto, no me dejaste terminar.
Sonreí viendo cómo mi madre se acababa de equivocar y lo intentó arreglar, aunque Santino parecía no haberse dado cuenta y realmente se creyó que no la había dejado terminar.
- ¿Tus amigos todos bien?- preguntó mi padre antes de darle un sorbo a su cerveza.
- Todos bien, igual de locos que vosotros con esto.
- Bueno, es normal, ha sido una sorpresa pero cuando uno se da cuenta de que va a pasar estas deseando ver la cara al nene.
- O nena.- corrigió mi hermano José.
- ¿Querés tener una sobrina? Pensaba que no.
- Bueno, Luna y Miguel van a tener un nene, así que no quiero repetir, que si me preguntan entonces tendría que especificar de qué sobrino hablo.
- Que pelotudo.- afirmó Santino apoyando su codo en la mesa y luego su mano en la frente de su cabeza, negando. Reí y miré a Luna.
- ¿Y cómo se siente?
- Bueno, todo lo malo lo tapa lo que va a significar pero no te voy ha engañar, los primeros meses son horribles.
- Que ánimos.- respondió Miguel y yo sonreí.
- ¿Querés que la engañe?
- Bueno, pero adorna un poco la realidad al menos.
- Cariño, vos sólo come y calla.
- Uh, bardo, dale, réplica.
Puse los ojos en blanco y José le tiró un trozo de pan a Santino tras lo que había dicho, todo bajo la asesina mirada de nuestro hermano mayor y la risa de mi viejo.
- Bueno, Angie, ¿Querés una cuna pequeña o grande?
- ¿Es joda? ¿No podés esperarte?
- Sólo estoy planeando, ya habrá tiempo de comprar todo.
- Y plata, eso también.
- ¿Empezaste a buscar un laburo?
- Empecé ayer, pero no encontré mucho y dónde fui a preguntar no me dijeron tampoco nada.
- Mirá vos, toda la mala suerte a los García, que mala vida.
- Callate un rato, boludo.
De nuevo, José le tiró otro trozo de pan a Santino y este chasqueó su lengua antes de responderle de la misma forma.
Sonreí y segundos después, el teléfono comenzó a sonar desde el bolso que había traído y estaba ahora en el sofá. Me levanté de la silla y fui a ver quién era. Candela de nuevo.
- Cande, ¿Cómo va todo?
- ¿Todo piola?
- Sí, sí, todo bien, ¿Vos?
- Bien, por acá un poco más liada que antes, ¿Querés, o más bien podés, quedar hoy?
- Eh...no sé, tendría que ver.
- Bueno, yo estaré en mi casa todo el día, vos decime y voy a dónde quieras.
- Listo, yo lo tengo en cuenta, tranquila.
- No te olvides eh.
- No, te aseguro que no, en unos minutos te digo.
- Listo, decime luego, chao.
- Chao.- terminé la llamada y miré a mi familia.- ¿Voy o no?
- Aún no se nota.
- Y mientras no digas nada de la facultad...
- Yo igual no iría.
- Dale, pa, es mi mejor amiga.
- Y su hermana.
- Pero no diré nada, acá la que más quiere no decirlo soy yo.
- Eso es verdad.- me apoyó Santino.- Por un día...
- Ya, pero luego será otro día y otro hasta que se te empiece a notar, ¿Entonces qué?
- No sé, no pensé en eso.
- Entonces vas a tener que dejar de estar con ella, a no ser que quieras mentirle y decirle que es de otro pibe, pero sabés lo difícil que es eso, además de sospechoso.
- Ya... tenés razón, pero no quiero dejar de ser su amiga.
- Angie, yo sé que no, ¿Pero qué podemos hacer?
- No podemos hacerte desaparecer, cariño.- añadió mi madre, sonriéndome con dulzura porque ella realmente sabía lo que la quería.- No podemos...
- ¿Qué?- todos la miramos.
- Nada, nada, una idea, pero es algo loca.
- ¿Más loco que todo lo que estamos haciendo?
- Un poco más.
- Bueno, yo voy a decirle y en cuanto terminemos voy, después pensaremos algo, ¿Sí?
- Está bien, pero no digas nada.
- Nada de nada.
- Si es lo que querés, tenés que ser consciente.
Asentí y me volví a sentar en la silla, volviendo a comer. Cuando terminamos, ayudé a mis hermanos a llevar todo y me quedé un tiempo con ellos antes de salir de la casa de mis viejos.
Fui caminando hasta mi casa, donde estaba Juan. Le saludé y después llamé a Candela para decirle que viniese. Juan dudó, pero finalmente aceptó que estaba bien mientras no dijéramos nada y se fue a la habitación a seguir durmiendo tras laburar toda la noche.
Yo me senté en el sillón y esperé a que llegase, nerviosa porque al final si decía cualquier cosa podía sospechar. La suerte era que aún no lo hablaba mucho, sólo con mi familiar realmente.
Minutos más tarde, alguien llamó. Fui a abrir y sonreí al verla. Ella hizo lo mismo al segundo y después me abrazó con fuerza tras tanto tiempo separadas.
- Pensaba que estarías peor, no te iba a engañar.
- ¿Peor por qué?
- No sé, cuando me dijiste por mensajes que ibas al psicólogo pensé que estabas realmente mal, pero se ve que estás bien.
- Por fin, bien por fin.- sonreí y la dejé pasar, yendo directas al salón.
Comenzamos ha hablar de estos días, ella intentando omitir a Mauro aunque a veces parecía escaparse su nombre entre sus labios. Era raro hablar con ella y no preguntar por él como hacía antes de que nos encontrásemos y comenzara toda la locura de estos meses.
- Bueno, ¿Y vos qué onda?
- Nada nuevo, la facultad y nada más.
- ¿Posta?
- ¿Qué querés? Había suspendido mucho y tenía que recuperar, ya te dije. Todo el día estudiando y yendo a casa de mis viejos.
- Ya...ya me dijo Ma...me dijeron que no aguantabas está casa.
- No, no lo hago, siempre necesito compañía, pero ya menos.
- Bueno, eso es lo mejor, pero igual deberías salir, no sé, ir de fiesta y demás.
- Iré, iré, hay tiempo para todo.
Sonrió y yo fui después a por algo de beber, acabando por tomar mate con ella, hablando de otros temas que se alejasen un poco de nuestra vida aunque todo lo que le había dicho era mentira.
Las horas pasaron lentamente hasta que Juan se despertó, entonces también le dije que vivíamos juntos. Él se quedó un tiempo con nosotras y luego se fue porque había quedado con mis amigos, así que ahora tenía que esperar a que volviese porque no, aún se me hacía algo difícil estar sola.
Pero, de repente, alguien volvió a llamarme al teléfono.
- Santino.
- Angie, ¿Seguís con Cande?
- Sí, acá estamos, ¿Qué pasó?
- No, nada, es por nuestra madre.
- ¿Le pasó algo?
- Nada, nada, me refiero del plan que había dicho.
- Ya...
- Tenés que venir, necesitamos saber qué pensás vos.
- Está bien, sí, voy para allá.
- Dale.- terminé la llamada y miré a Candela.
- ¿Pasó algo?
- Nada, me necesitan allá, nada más.
- Para estudiar tanto hoy estás dándote un descanso.
- Estudié está mañana y mientras comía, cuando me llamaste.
- Si que te lo tomás en serio entonces.
Levanté mis hombros y ella suspiró. Después, yo pedí un Uber y nos levantamos para despedirnos en la puerta, donde me quedé a esperar a que el auto llegase para llevarme a casa de mis viejos.
Llegué unos minutos más tarde y al llamar, todos estaban en el salón, hablando hasta que entré, entonces se callaron.
- Mejor que te sientes.
- Uh, eso es que es muy malo.
- Verás... Angie.
- Mejor lo digo yo, fue mi idea.- mi madre interrumpió a Miguel y este asintió.- Angélica, cariño, el problema acá es que va a ser difícil tener esto en secreto, es verdad.
- No voy a decírselo si es lo que quieren.
- No, no exactamente, pero al final lo va a saber. Tarde o temprano, te va a ver alguien que le conozca, igual hasta Candela, y haciendo cuentas sabrá que es de él o sino, se creerá que le has engañado.
- Y no es verdad.
- Exacto, así que...lo mejor es que no te vean.
- ¿Cómo? Vos lo dijiste, no puedo desaparecer.
- Cuando te fuiste se lo comenté a todos y aunque al principio se negaron, al final creyeron que era lo mejor y llamamos para ver si era posible.
- ¿Posible el qué?
- Angélica, nena, tenés que irte.
- ¿A dónde?
- Fuera de acá, de la ciudad.
- ¿Qué?
- De Argentina.
- ¿Qué? Pará, pará, ¿A dónde queda que me vaya?
- A España.
- ¿España?
- Al principio pensamos en que te fueses sólo de Buenos Aires y volvieses cuando todo haya pasado y ya lo tengas, entonces quizás sea más fácil mentir o ocultarlo un poco mejor. Pero, no tenemos familia fuera de acá, a no ser que...
- Que me vaya a España con nuestra familia de allá.
- Podés buscar un laburo allá.
- Y sino ellos nos han dicho que se encargarán de vos.
- Manuel estará.- añadió también Santino a lo que habían dicho mis otros dos hermanos, sabiendo que era mi primo favorito.
- Pero vosotros...mis amigos...todos están acá.
- Y estaremos cuando vuelvas, no tiene que ser ahora, sólo cuando se empiece a notar, entonces tenés que irte y en unos meses, no vendrás sola.
- Sólo pensalo, hay tiempo para eso.
- Tampoco mucho eh.
- Callate, boludo.
A falta de trozo de pan, José le tiró el cojín a Santino. ¿Ahora qué?

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora