72.

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- ¿Angie?
- Juan, ¿No tendría que estar durmiendo?
- Ya, bueno...no soy capaz.
- ¿Pasó algo?
- No sé, no sé si pasó algo, ¿Podés venir a mi casa?
- ¿Y tu familia?
- No están, está todo tranquilo.
- Bueno, yo llamo a mi jefe y veo si puede venir una hora aunque sea mientras estoy allá.
- Acá te espero.
- Vale, chao.
- Chao.
Terminé la llamada confundida, no sabía que le pasaba mi mejor amigo. Guardé el teléfono y seguí limpiando sin antes no avisar a mi jefe por mensaje como le dije.
No había vuelto a hablar con Santino y mis padres todavía no parecen atreverse a preguntarme que pasaba. Supongo que sí le preguntan a Santino, si es que aún no lo han hecho, él no les dirá nada y sólo les pedirá que vayan a hablar conmigo. Entonces, no tendré escapatoria.
Sabía que si no le contaba nada, él lo haría tarde o temprano. Así que si uno de estos días mis padres me preguntan sobre qué pasó entre nosotros, el por qué de la discusión, será su última oportunidad para dejarme a mí contar las cosas y que mis padres no tengan que enterarse como él, por otra persona.
Unos minutos más tarde, por suerte, mi jefe pudo venir a hacer mi trabajo durante una hora como le pedí. Salí rápido del bar, yendo hacia su casa para ver qué le ocurría a mí mejor amigo.
Llegué unos minutos largos más tarde, cansada de tanto caminar sin descanso, pero no podía perder tiempo. Sobretodo sin saber que le pasaba. Llamé y esperé a que alguien abriese.
- Angie.
- Al final pude.
Me hizo una leve sonrisa y me dejó pasar. Caminé despacio hacia el salón, llevándome la sorpresa de que estaban todos mis amigos allá hablando hasta que me vieron.
- Al fin.
- Solo faltabas vos.
- ¿Qué pasa acá?- pregunté, mirando a Juan.
- Sólo siéntate, tenemos que hablar.
Qué mal sonaba esa frase y como sabía que ahora vendría algo malo con tan solo oírla, y más de ellos y estando todos.
Aún así, me senté como me dijo y esperé a que alguno de ellos me contase que pasaba.
- Bueno, Angie...
- ¿Qué pasa?
- Verás es que...nos hemos enterado de algo.
- ¿De qué?
- ¿Cómo no nos dices que has dejado a Lautaro por Mauro?- preguntó Diana, desvelando de que se trataba todo esto.
- Dale, Diana, ¿No podés ser más cuidadosa?
- Es a lo que venimos, ¿No? A saber por qué nos ocultó algo así.
Y entonces todas las miradas, puestas antes en Diana, pasaron a mí, esperando una respuesta. Yo no sabía qué hacer, ¿Les contaba todo o la mitad? Quizás sea mejor que esta vez cuente todo, así no tendría que mentir tanto.
Suspiré, tomé aire de nuevo y comencé a contarles desde que me volví a ver con Candela y a salir con ella. Después, vinieron los problemas con Lautaro, que Candela y Mauro ya sabían de Emma, que volvía a pensar en Mauro y finalmente la ruptura y comienzo de mi relación con Mauro.
Como era de esperarse, todos pasaron de estar asombrados a molestos a enfadados y acabar simplemente exhaustos de tantos datos, sin saber ahora que hacer.
- Angie...¿Estás segura de esto?
- ¿De qué?
- De volver con Mauro, de que va a ser.
- Bueno, no sé, le quiero y no soy capaz de olvidarle. Además, es el padre de mi hija.
- Pero no lo sabe.
- Y en algún momento tendrá que saberlo.
- Y ahora es más probable que lo sepa.- terminó por añadir Claudia a lo que antes habían dicho Nicolás y Matías.
- Ya sé, ya sé, sé que va a ser difícil y que seguramente, cuando se lo diga, me odie y me deje. Pero al final es su padre, no podrá desaparecer como yo hice.
- Puede no hacerse cargo.
- Sé que no lo hará, tenéis que verle con ella, se nota que son padre e hija.
- Pues él parece no darse cuenta...
- Angie, ¿Y por qué no nos contaste nada?
- Porque mi vida es una mentira continúa. Miento a mí familia, a Mauro, a Candela, a vosotros...no puedo dejar de hacerlo porque me da más miedo lo que vendrá después.
- Nosotros lo hemos comprendido, al final son tus decisiones, no podemos hacer nada en eso.- afirmó Matías.
- Ya, pero mis viejos sé que me van a odiar, ¿Y qué creen que va a pasar cuando les cuente no solo a Mauro sino a su familia que su hijo tiene una hija conmigo y yo se lo oculté? Me van a odiar todos al final, quizás vosotros no, pero ellos...
- Ellos tendrán que perdonarte. Tus viejos quizás al principio se decepcionan, al final han hecho mucho para nada, pero eres su hija y Emma su nieta y aunque no quieran Mauro es el padre, así que...tienen que quererte.
- Que feo suena eso.- respondió Diana a Juan y este resopló.- No sé, Angie, lo mejor es que cuentes todo.
- Sino pasará como con Santino y lo descubrirán solos o por otros.
- Ya...si lo sé, pero es difícil.
- Cuanto más tardes, más difícil.
- Y por Santino...seguro que lo olvida pronto, son inseparables.- añadió Juan.
- Supongo, no sé, ahora sólo intento estar con Emma y Mauro, por el tiempo que antes no.
- Bueno, está bien, está bien...al menos ahora sabemos toda la verdad.
- Porque es toda, ¿No?
- ¿Te parece poca?- pregunté sonriendo a Nicolás y este rió.
- No, no, bastante larga, la verdad.
- Yo creo que le da hasta para un libro y todo.- dijo también entre risas Juan, haciendo que ponga mis ojos en blanco.
- Bueno, tengo que volver a trabajar, ¿Seguro que no están enfadados?
- Obvio, nena, al final sos nuestra amiga, ¿Qué podemos hacer? Es la que nos ha tocado.
- Pelotuda.
Respondí a Diana, haciéndola reír. Me levanté para despedirme de todos y me fui de vuelta a trabajar más tranquila. Supongo que así se siente cuando dejas de mentir, aunque sea a ellos, por algo se empieza.

Sol y Luna (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora