LII

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Luego de eso, tiró del gatillo.

Una enorme red salió disparada, atrapando a los demonios.

—¡Están enredados!— Confirmó Emma.

—¡Bien, aprovechemos!— Se adelantó Ray. El señor miraba todo desde arriba.

Entiendo... Así que esa es su jugada. Esa pistola tiene cuatro distintos disparos: cegador, de red, lacrimógeno, aturdidor... La eligieron a propósito. Y además, con la ametralladora mientras tanto apuntaban al bosque en vez de al enemigo. Desde el principio su plan fue escapar. Bastante inteligentes... Nada mal. ¿Eligieron esas armas porque esperaban esta situación? Aún así, solo consiguieron detenerlos por un momento.

Te diste vuelta, para asegurarte de que todavía tenían tiempo de escapar. No esperabas ver a los demonios comiéndose entre sí. Tragaste saliva con fuerza.

—¡Rápido, ya vienen!— avisaste. Ray se dió la vuelta momentáneamente para dispararles lo más que pudo. Luego de un rato, bajó la ametralladora.

¡¿Se están regenerando?! ¡Es inútil! Si no los podemos matar... Es solo un desperdicio de balas.

—¡Mierda! ¡Son demasiados!— Exclamó, volviendo a correr. Emma volvió a lanzar con la pistola de cuatro cañones, esta vez un gas lacrimógeno.

—¡Hay que descubrir cómo matarlos!— Gritaste, evitando las garras de un demonio. Cuando levantaste la cabeza, te encontraste con otro a unos pasos adelante. —¡Ray, Emma, por acá!— Saltaste a una rama cercana, evitando a la bestia. Te diste la vuelta para ver horrorizada cómo un comegente estaba por atrapar al azabache. —¡RAY!— Chillaste. Empezaste a correr hacia él, desesperada.

—¡_________!— Te llamó. —¡El ojo! ¡El ojo que está más al centro de la cara! ¡Apuntá ahí!— Buscaste tu pistola, pero te diste cuenta que no tenía más balas y no habría tiempo para recargar. Así que sacaste una daga que habías traído y la lanzaste en el ojo central de la criatura, que cayó al suelo con un grito monstruoso. Rápidamente fuiste a socorrer a tu pareja.

—¡No se está regenerando!— Informó Emma.

—¡Bien, entonces corramos!— Dijo Ray, tomando tu mano para levantarse.

—¡Tratemos salir de esta zona peleando lo mínimo indispensable!— Hablaste. —¡El señor nos dió a entender que son agresivos hasta entre ellos! ¡Sí logramos que se peleen entre sí, podemos seguir de largo! ¡Y después podemos salir del territorio como planeamos!

—¡Está bien!— Concordó Emma. El azabache no dijo nada, pero se aferró con más fuerza a tu mano.

{~°~}

Los tres respiraban con dificultad. Tenías tu espalda apoyada en el tronco de un árbol, tratando de enfocar la vista.

—Buen trabajo.— Dijo el adulto apareciendo de la nada y saludando con la mano. Ray levantó el rostro, realmente furioso. El mayor lo ignoró. —La verdad no esperaba que pudieran salir de su territorio.

—Señor.— Lo llamó Emma. —Estamos vivos. Nosotros... Seguimos vivos aunque seamos unos mocosos.

—Eso parece...— Concordó él.

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora