La letrista {Rayxtú}

XVI

(N/A: La imagen de multimedia, por Dios. Procedo a morir de diabetes)

¿Hay una habitación secreta?

— Sí, acá. — Hablaste mientras rodeabas con un lápiz una de las paredes de la oficina de Isabella en aquel improvisado plano de la casa. — Al lado de la habitación de mamá. Su habitación tiene un baño al lado y justo después la pared se hace más delgada y está su oficina. Probablemente esto no sea una pared. — Marcaste la pared que unía la oficina y el baño en el plano.

— Yo me dí cuenta... — Agregó Gilda. — Que antes de desaparecer, mamá siempre entra a la oficina o al baño.

— Así que medimos la distancia desde adentro de la habitación y desde el pasillo. — Continuó Emma.

— ¿Y entonces? — Preguntó Don.

— No coincidía. — Respondió la de orbes verdes. — Había una diferencia de más o menos diez pies míos. De un lado hay una pared... Del otro hay una biblioteca. Pero creemos que desde ambos lados... Hay una puerta oculta por la que se puede acceder a esa habitación.

— ¿Pero porqué hay un lugar así? — Volvió a cuestionar el castaño.

— Probablemente...

— Para hacer reportes de rutina. — Interrumpió a la pelinaranja Ray. — Mamá se contacta todos los días a cierta hora con la central para dar sus reportes. Debe ser una habitación para hacer eso.

— Justo como pensamos... — Murmuraste, mientras mirabas a las otras dos chicas.

— ¿“La central”? — Preguntó el moreno.

— La base de la que el hogar consigue bebés y hermanas como Krone. — Respondió Norman. Parecía que el menor se había quedado muy sorprendido.

— ¿Ya lo sabías, Ray? — Te giraste para mirar al mencionado, esperando que responda tu pregunta. — Que existía esta habitación. — Aclaraste.

— No. Aunque sospechaba que debía haber una habitación así en algún lado.

— Vayamos a ver. — Reclamó Don. — Si tienen un método de comunicación con el exterior... También podría haber alguna pista sobre dónde están Conny y el resto.

— Pero, ¿Y la llave? — Preguntó la de cabellos verdes. — Es una habitación que mamá mantiene en secreto, así que seguramente...

— ¿Podés abrirla, Norman? — El castaño se dió la vuelta para mirar al mencionado.

— Depende como sea. — Contestó el albino.

— Esperá un momento... — Pidió el de carbones ojos. No ganamos nada haciendo todo eso. Además, aunque sea un medio de comunicación, lo más probable es que sólo se conecte con la central. Mamá tampoco sabe a dónde fueron esos chicos, no ganaríamos mucho investigando. Y por otro lado, si nos equivocamos, podríamos ser descubiertos por los rastreadores. También es demasiado peligroso porque no sabemos cómo está asegurada la habitación.

— ¡Pero...! — Trató de replicar el moreno.

— En resumen: es obvio que los riesgos sobrepasan por mucho a los beneficios. — Concluyó Ray. — Nos viene bien saber que existe, pero... Por ahora no nos conviene centrar esfuerzos en entrar ahí.