XCII

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Los siete muros... Están acá adentro.

—Después del hogar el refugio, eh.— Suspiró Ray, habiendo ya bajado la escalera y mirando al rededor.

—Pero miren, los números en las puertas son distintos.— Señalaste.

—Entonces esto también es juego de ⸷ⵥᕒᖭᘠ.— Contestó el azabache.

—Decía que "las paredes aparecerán", ¿No?— Preguntó Emma. —En el relato de la pluma del señor Minerva. "Buscad el día y la noche con el ojo del dragón de Cutividala. Primero id diez RI al norte, luego diez RI al este, luego diez al sur y diez al oeste. Luego diez RI al cielo y diez hacia el suelo. Cuando la flecha se detiene en la arena y el sol se pone por el este, la tierra gritará y las paredes aparecerán". 

—¿Entonces si cumplimos todas las condiciones, las paredes aparecerán?— Inquirió el chico.

—Bueno, es seguro que si resolvemos el acertijo vamos a poder salir.— Respondiste. —Y vamos a poder ver a ⸷ⵥᕒᖭᘠ. 

—Sí, probablemente.— Apoyó la de cabellos anaranjados. 

—Pero en esta situación... ¿Primero ir diez RI al norte?— Cuestionó tu pareja. —¿Qué hacemos?

—¿Entramos por una puerta que dé al norte, tal vez?— Sugirió Emma,

—La brújula parece funcionar, al menos.— Informaste, sacando el aparato mencionado de tu bolsillo y mirándolo con atención. —Es igual al refugio, esta puerta es el norte.— Agarraste el picaporte y suspiraste, abriendo la puerta con precaución. Se encontraron con la sala de monitores, idéntica a la original, solo que el techo era el suelo y el suelo era el techo, por lo que todas las cosas se encontraban sobre sus cabezas.

—Ni siquiera hay diez RI de espacio acá.— Mencionó tu novio. —Es la sala de monitoreo, pero está dada vuelta, como si camináramos por el techo.— Empezaron a explorar el lugar, mirando al rededor en busca de encontrar alguna clase de pista.

—Hay que tener cuidado... Lo mejor es no separarnos de nuevo.— Se reagruparon y esperaron en silencio durante algunos minutos. —Aunque parece que no va a pasar nada... Mejor volvamos y revisemos el resto de habitaciones.

—Sí, parece ser la única opción por ahora.— Concordó Ray. Emma se adelantó a abrir la puerta, quedándose de piedra en el marco.

—¿Eh? ¿El comedor...? Pero estoy segura de que recién daba al pasillo.— Te acercaste a ver y efectivamente, la habitación había mutado y ahora era el comedor.

—Encima el piso es ahora la pared...— Esta versión del comedor, en vez de tener el suelo como techo, tenía la pared, por lo que las cosas estaban de costado. Empezaron a caminar por el lugar, notando que de vez en cuando aparecían pequeñas anomalías desde las cuales se asomaban flores. Siguieron adelante, abriendo las puertas y encontrándose con las demás habitaciones del refugio, también dadas vueltas, hasta que eventualmente se reencontraron en la sala de monitoreo.

—Ahora apunta hacia otro lado... ¿Será que cada vez que se cierran y abren las puertas las habitaciones que se conectan cambian? Al igual que en el hogar recién, el espacio es completamente absurdo... Como en un laberinto.— Teorizaste.

—Miren ahí, _______, Ray.— Ray se asomó por la puerta a ver.

—¿La sala de monitoreo de vuelta?

—Pero esa flecha no estaba antes, ¿No?— Entonces fue cuando notaste el punto que señalaba tu amiga, la mesa de la sala, que ahora tenía en el centro una gran flecha roja.

—"Juguemos", eh...— Se quejó por lo bajo tu pareja.

—¡Vamos!— Trataste de animarlo. —Para resolver el acertijo, primero tenemos que entender este lugar.— Empezaron, nuevamente, a avanzar. Pero esta vez seguían las flechas, que los llevaban a todos los sitios que habían visitado, desde las habitaciones del refugio hasta el pueblo falso de Goldy Pond. Terminamos pasando treinta y dos veces por la sala de monitoreo con la flecha, y ciento cincuenta y cuatro por la sala de monitoreo en sí. Llegamos muchas veces al mismo paraje, con diferencias apenas perceptibles. Las habitaciones se conectan de formas distintas, y por más que sigamos las condiciones del camino, terminamos llegando a habitaciones distintas. Esto no sigue ningún patrón, así que no nos da pistas claras para resolverlo... Agregando el hecho de que no solo el espacio es absurdo, el tiempo también lo es, y las leyes de la física en sí. Ya me encogí diecisiete veces, todo es inestable... Es una locura. Pero no, ya vamos a encontrar la forma de entenderlo, yo sé que sí.

—Mierda.— Balbuceó Ray, agarrándose la cabeza. Lo miraste y suspiró. 

—Este caos tampoco es el reino cuántico.— Empezó a decir, mientras se sentaban a tomar un descanso y abrir algunas latas de comida. —No es un sueño, porque puedo distinguir los sueños de la realidad... Está jugando con nosotros.

—Ray, si ⸷ⵥᕒᖭᘠ puede hacer algo así... ¿Quién es?— Cuestionó Emma.

—¡Ni idea!— Exclamó el chico. Compartiste una mirada con tu amiga, ambas concordando el silencio sobre lo abrumado que se encontraba él. Les extendió una lata a cada una, y las recibieron con un agradecimiento bajo sus voces. —Pero creo que ya estoy entendiendo...— Dijo, empezando a abrir su propia lata. —Qué son realmente los siete muros. Siguiendo con el acertijo de diez RI al norte, después al este, luego al sur y al oeste... Cuando la flecha se detiene entre la arena y el sol se pone por el este, la tierra gritará y la tierra gritará y las paredes aparecerán. Lo que nos separa de él, los siete muros. Pero si siempre hacés la misma distancia volvés al punto de partida, como dijimos. Y los siete muros no están en ningún lugar... Aunque probablemente no sea así. "Lo que nos separa de él", es decir, este laberinto. ¿Qué es lo que él puede trascender fácilmente en este sitio pero nosotros no?

—¿El tiempo y el espacio?— Sugeriste.

—Sí. Si lo pensás, esa marca que vimos en el templo también era una pista... Un cubo con un reloj de arena. "Este, oeste, norte, sur, cielo, suelo" Son seis... Es decir, los lados de un cubo, el espacio. Y "cuando la flecha se detiene entre la arena" es que se detenga el tiempo. La segunda mitad del relato hace referencia al tiempo. "Adelante, atrás, izquierda, derecha, arriba, abajo", los seis lados del cubo más tiempo dan siete elementos. Esos son los "muros físicos" que gobiernan al mundo. El tiempo y el espacio, los límites físicos... probablemente sean los siete muros.

—¿Pero y lo de las paredes aparecerán?— Cuestionó Emma. —¿Qué va a aparecer y cómo?

—Pero si es como dice Ray, superar los siete muros es trascender el tiempo y el espacio. Y por ende, para salir este laberinto tenemos que superar al tiempo y al espacio. Entonces, "cuando la flecha se detiene entre la arena y el sol se pone al este" probablemente haga referencia a parar el tiempo y volver atrás.

—Exactamente, pero los humanos no podemos ni detener el tiempo y volverlo atrás, y aunque pudiéramos, no sabríamos cómo superar las "paredes" que van a aparecer.— Ya habían terminado de comer y se volvían a movilizar por el lugar a medida que ponían sus opciones sobre la mesa. —Pudimos deducir algo sobre los siete muros, pero cada vez sé menos qué deberíamos hacer.— Lo tomaste de la mano, tratando de tranquilizarlo. Te miró y regaló una pequeña sonrisa, suspirando. Lo que dice es cierto... ¿Qué deberíamos hacer?

¿Cómo podemos escapar de este laberinto y superar los siete muros, los límites del tiempo y el espacio e ir hacia donde está ⸷ⵥᕒᖭᘠ?

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora