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¡Ahí vienen! ¡Todos agarren sus armas y vayan a sus puestos!

Viste como Violet dirigía a un grupo de niños a las zonas seguras y, mirando a Emma, corrieron a su puesto. Aún así, varios pequeños estaban en pánico por la llegada de los seres, y gritaban y corrían desesperados.

—¡No pasa nada!— Oliver tomó control de la situación con una sonrisa. —¡Chicos, está todo bien! ¡Cálmense! Es un poco antes de lo que esperábamos, pero tenemos todo listo. ¡Como planeamos, vamos a destruir a los monstruos! No sé preocupen, vamos a hacer todo lo que podamos ahora. Imagínenlo, mañana a esta hora vamos a ser libres. Todos vamos a ser libres. ¡Vamos a ser libres un día antes de lo planeado! ¡Eso es lo que está pasando! Hoy vamos a acabar con este detestable patio de juegos. Los humanos vamos a ganar. Así que no sé alteren. Mantengan la calma.— Los niños, ahora ya en paz, siguieron el plan acordado. Oliver se juntó contigo y Emma momentos después. —Lucas ya llevó a todos al molino. Ahora, nosostros once nos vamos a dividir en grupos. Leuvis, Bayon, Nous y Nouma y Luce.

—A nosotros, que nos toca Leuvis... Vamos a usar la técnica de Lucas. No vamos a atacarlo, solo a distraerlo por quince minutos y así mantenerlo alejado de los otros tres grupos. Mientras, ellos van a destruir a los otros grupos... Y todos, entonces, vamos a atacar a Leuvis.— Completaste. —Es hora de la caza.— Los tres corrieron hacia su puesto, sintiendo de fondo la explosión falsa que habían puesto en el bosque. Miraron al demonio hasta que se empezó a mover, y lo siguieron en silencio.

—¿Y cómo los van a matar?— Preguntaste, apuntando hacia el blanco. —Estas pistolas no pueden romper las máscaras de los subordinados, menos las de los nobles.

—Desarrollamos una.— Te contestó Gillian. Disparaste y la bala atravesó el punto rojo del centro. —Nos tomó ocho años, pero logramos crear tres armas y cinco balas especiales. Si te tuviéramos de francotiradora, seguro no fallaríamos.— Soltaste una pequeña risa.

—Leuvis me quiere a mí, ya lo sabemos.— Volviste a apuntar y pusiste tu dedo en el gatillo. —Va a venir a buscarme. Y yo lo voy a estar esperando.— Disparaste, y tu puntería no tuvo fallos.

—¿Alguna vez lograron derrotar a un monstruo?— Preguntó Violet.

—Una sola vez... Y a uno no muy consciente.— Le contestaste. —Pero no tenía forma humana, era una verdadera bestia salvaje. Es muy fácil decir que hay que apuntar al centro de la cara donde están los ojos... Pero en realidad es un punto muy chico que se mueve, y encima si erras aunque sea por un poco, no mueren. Aunque es complicado, creo que hay situaciones donde es más fácil disparar. Cuando solo se concentran en su presa.

—Están ahí, ¿No?— Habló el demonio. —Salgan.— Las dos de Grace Field House salieron de su escondite y se presentaron ante el monstruo en la plaza central. El demonio sonrió con diversión. —Nos volvemos a encontrar, productos de Grace Field House. ¿Recibieron mi mensaje?

—“Mi nombre es Leuvis. Vení a casarme vos también”.— Su sonrisa se ensanchó cuando oyó estas palabras salir de la boca de Emma.

—Así es, me llamo Leuvis. Ustedes son Emma y ___________, ¿No?— Con tu compañera de miraron.

—¿Cómo...?

—Creo recordar los nombres de dos de las mejores calidades de la planta número tres de la granja Grace Field House. Son productos de “La mejor calidad de Grace Field House”. Eso las hace mucho más famosas de lo que creen. Especialmente porque en este último tiempo esa planta es conocida entre sus clientes por su calidad, tienen una criadora de exelencia criando a las mentes más sabrosas. Pero bueno, ustedes son las famosas _______ y Emma...

—Nosotras también tenemos un mensaje de parte de Lucas.— Dijo la de cabellos naranjas. —“¿Estuvo rico mi brazo?”— El comegente guardó silencio.

—Como pensaba, fue él... Me sorprendió esa explosión. Fue idéntico a lo que hicieron ese día. Qué sorpresa, no esperaba que realmente siguiera con vida. ¡Y pensar que estuvo organizando esta rebelión desde las sombras! ¡Y además llegaron ustedes, Emma, _________!— Se llevó una mano al pecho. —¡Qué felicidad! ¡Soy tan feliz en este momento! ¡Estallo de alegría!

—“Quiero que juguemos un juego, archiduque...— Agregaste. —Como ese día”.

—¿Un juego?— Lo pensó un segundo antes de reírse a carcajadas. —Ah, ese juego... Está bien.— Bien, como lo planeamos. Con esto, Leuvis no se va a mover. Hasta que vuelvan los demás...

—El mismo juego, osea, quince minutos de caza justa. Durante los primeros diez minutos, vos no nos vas a atacar.— Aclaró Emma.

—Ese jueguito que le propuse a Lucas esa noche... ¿Es el que ahora me propones? Perfecto. Pero no es necesario.

—¿Eh?

—Tu objetivo es conseguir tiempo, ¿Me equivoco? Para eso lo usó Lucas esa noche. Si acepto el juego, probablemente no me ataques en serio. Porque sería un despertar de balas. Creen que no me van a poder matar ustedes solas, al igual que Lucas. Qué sucede cuando desafían mi fuerza con pocas posibilidades... Es algo que ese chico sabe muy bien. Un ataque en conjunto. Si fuera él, la próxima atacaría con todas mis fuerzas. Es decir que están haciendo tiempo para eso.— Soltó una risita al ver que no recibiría respuesta. —Realmente son unas chicas fuertes, pero qué mal. Lucas decidió darles este terrible rol aunque solamente llevan un día acá.— Caminó hacia la fuente en el centro de la plaza y se sentó con las piernas cruzadas. —Perfecto, esperemos. ¿Quince minutos? ¿No, diez...? Esperemos, así va a ser más divertido.— Bueno, aunque no salió como esperábamos, Leuvis no se va a mover de acá. Esto sirve. —Sin embargo... Va a haber un problema si esperamos y no vienen. Ahora estoy muy ansioso. Si pasan diez minutos y ninguno de sus compañeros aparece...— Se acomodó el sombrero negro. —Entonces, me voy a tener que divertir con ustedes dos a solas, Emma, _________.—  Está bien.

¡Todos van a venir!

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora