XXXVI

2.3K 290 74
                                    

¡La novela de aventuras del señor Minerva!

—¡Sí!— Afirmaste. —Uno de los dos libros especiales del señor Minerva... El que tenía “promesa” en código morse... Se llama “Las crónicas de Ugo”. El protagonista, Ugo, y su compañero, Marvine, el lémur, viajan por regiones inexploradas del mundo y cuentan sus aventuras.

—¡Eso!— Continuó Emma. —¡Lo leí ahí!— Hojeó el libro, buscando desesperada. —¡Eran las serpientes de algo! ¿Cómo de llamaban?

—¿Las serpientes de Alvapinera?— Sugirió Ray.

—¡Sí, esas!— La de cabellos naranjas abrió el libro en un capítulo específico, leyendo en voz alta. —“Una cueva debajo del mar llamada Alvapinera es el cubil de unas temibles serpientes venenosas. Esas serpientes parecían las raíces de un árbol, y se comportaban como un solo ser... Nos encerraron formando paredes entre todas. El terror de la situación hacía que el brillo de las joyas del tesoro a mis pies fuera más hermoso incluso. ¿La serpientes protegían el tesoro? ¿O el tesoro era una carnada para atraernos hacia acá?”— La de ojos verdes giró el libro, sonriendo. —Se parece, ¿No? Una cueva... Un tesoro... Serpientes...

—Estaba haciendo referencia a este árbol.— Concluíste. —Esa novela de aventuras es una guía del mundo exterior.

—Esperen, no podemos estar seguros solo porque sea un poco similar...— Dudó el azabache. Luego de pensarlo un segundo, su mirada se suavizó. —No. Es... Posible. Hay que comprobarlo.— Sacó una taza de su mochila mientras Emma les pedía a los demás que se alejaran un poco. Sentiste que alguien tiraba de tu camisa, y bajaste la cabeza encontrándote con Memima.

—¿Qué es lo que va a hacer Ray...?— Te agachaste para llegar a su altura, sonriendo con gentileza.

—Si esas raíces no tienen vista ni olfato, entonces, ¿Cómo hacen para determinar dónde está su presa?— La pequeña se quedó callada, observando como Ray lanzaba la taza hacia las raíces, quienes hicieron la pedazos. —Usa el tacto.— Concluíste. —No usa ni el calor, ni las vibraciones de la tierra, ni el sonido. Solo ataca después de que comprueba la posición después de tocar al objetivo con la punta de sus raíces.— Te paraste, acercándote a Emma mientras mirabas el techo de la cueva. Tiene sentido si prestas atención. Como terminaron esos animales atrapados por las raíces... Y lo que tenemos que hacer ahora para poder escapar. Mientras te mantengas con calma, la falta de conocimiento no es un problema. Hay que observar, analizar y entender al enemigo, tal y como lo hacía Ugo en sus historias. Observar, pensar y crear un camino. Si no sabemos, podemos aprender.

—Lo más probable es que tengan razón, y estas son las serpientes de Alvapinera.— Sentenció el azabache.

—¡Tenemos problemas, las raíces se están acercando y cada vez más!— Señaló Chris, asustado.

—Ray, ______.— Susurró Emma. Ambos mencionados asintieron. Los tres comenzaron a acercarse a las raíces con tranquilidad, ignorando los gritos del resto del grupo. Se detuvieron al borde, muy cerca de las raíces, y se dieron vuelta.

—Miren, no pasa nada.— Hablaste. —No pasa nada mientras no las toque. Solamente nos van a atacar las raíces de las paredes, pero miren, si no las toco, no me hacen nada. Por más que me acerque, mientras no las toque, no me van a atacar o a cambiar de velocidad. No tengan miedo. Estén tranquilos.

—Escuchen.— Llamó la atención Ray. —Vamos a hacer lo que teníamos planeado, vamos a trepar el árbol para escapar. Antes de que nos atrapen las raíces de las paredes. Sé que pueden hacerlo. Practicaron un montón cómo trepar árboles.

—¿Pero después de subir... Qué hacemos?— Preguntó Nat. —¿Vamos a poder escapar antes de que nos alcancen las raíces?

—¿Vamos a poder salir por el techo?— Inquirió Gilda. —Si llegamos arriba, ¿Están seguros de que vamos a poder llegar a la superficie por el techo?

—¡Sí!— Contestó Emma.

—Bueno, entonces, ¡Vamos, chicos!— Habló la de lentes, dándose la vuelta. —¡Vamos a salir de acá trepando el árbol!— Empezaron a trepar el árbol, mirando de vez en cuando hacia abajo.

—Ey, ______...— Te llamó Anna. —¿Cómo vamos a hacer para detener a las raíces?

—Las serpientes de Alvapinera nacían del techo rocoso de la cueva.— Empezaste a explicar. —Eran serpientes transformadas a partir de la roca. Este árbol es igual. Todas esas raíces de las paredes vienen del techo. Al igual que la roca de la cueva. Cuando lleguemos hasta arriba, abajo va a estar lleno de raíces. Para escapar de las serpientes de Alvapinera, solo hay que hacer un hueco en el techo. No es difícil, se puede lograr, ya que las raíces se vuelven más finas. Afuera, en el libro, está el helado mar del norte. Y las serpientes hibernan con el frío.— Cuando llegaron al techo, Emma les indicó que se colgaran de las raíces del techo, haciendo un hueco lo suficientemente grande para que todos puedan escapar. El frío de afuera obligó a las raíces a retroceder.

—¡De verdad dejaron de moverse!— Miró Lannion, ya estando en la superficie.

—¡Hace mucho frío!— Se quejó Don.

—¡Lo hicimos!— Gritó Emma, sonriendo. —¡Era como decía en el libro! “No tengan miedo. Si se dirigen al cielo sin miedo, no los van a comer”. Ayudaste a que todos subieran y luego festejaron.

Gracias, señor Minerva.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

2/7

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora