La letrista {Rayxtú}

LIV

Y te desmayaste.

Cuando despertaste, al lado de Emma, te levantaste con tanta velocidad que tu cabeza empezó a dar vueltas.

—¿Dónde estamos...?— Preguntaste. Luego de parpadear varias veces, recordaste lo que había pasado. —¡Emma!— Hablaste, tratando de despertarla. La chica se levantó y te miró.

—¿Dónde estamos?

—No sé. Hay que buscar a Ray y al señor.— Miraste alrededor. —Parece... Una aldea.— Te paraste y extendiste tu mano para que tu amiga copiara la acción.

—¡RAAAAY! ¡SEÑOOOOR!— Empezó a gritar, mientras caminaban por las calles. Se pararon en lo que parecía la puerta de la aldea, que tenía un enorme cartel que decía “Bienvenidos”. —Todo es muy colorido... Parece un libro de cuentos...— Mencionó la de ojos verdes.

—¿Acaso acá viven humanos...? Pero no existe un lugar así, además está demasiado silencioso...— Emma señaló algo en el horizonte; una enorme mansión. —No entiendo nada... No entiendo este lugar, no sabemos dónde estamos ni cuánto tiempo pasó, estamos sanas, pero estamos en el mundo de los demonios todavía, ¿Qué hace esto en el mundo de los demonios? ¿Cuál es su función? Primero hay que averiguar dónde estamos y...— De reojo, viste a una persona correr.

—¡Por allá!— Gritó Emma. Ambas empezaron a seguir a esa figura. —¡Espera!— Le pidió. —¡Por favor, espera! ¡Decimos... ¿Dónde estamos?!

—¿A dónde se fue...?— Preguntaste.

—Ya no lo veo.— Habló Emma. Te llevaste la mano a la cara para correr un mechón de pelo y notaste unas palabras escritas en tu mano: “Use your pen”.

—Emma, fíjate en tu mano derecha.— La chica hizo lo que le dijiste, encontrando la misma frase. Ella sacó la pluma del bolsillo y la abrió, viendo las coordenadas. A08-63.

—Mirá Emma. Parecen reglas.— Señalaste un cartel con tres reglas: “1) Música. 2) Monstruos. 3) Sobrevivir.” De pronto, una música empezó a llenar el ambiente.

—Vienen los monstruos.— El chico al que estaban persiguiendo apareció de la nada a su lado. —Deberían esconderse rápido.

—¿Esto es un jardín de caza secreto...?— Preguntaste, luego de la rápida explicación que les dió su nueva compañera. —¿Esto también es una granja? Esos cazadores furtivos puede que sean...

—Como pensaba, son distintas a los otros chicos. Saben... Sobre ellos y sobre las granjas... Esto no es una granja. Es el jardín privado de un miembro de la aristocracia llamado Lord Bayon. Nosotros, ustedes y los otros chicos... Estamos acá con vida solo para que nos cacen. Las granjas no saben que existe, es un patio de juegos secreto.

—¿Quiénes son los “otros chicos”?— Preguntó Emma.

—Los nuevos comunes. Una vez al mes, “reponen” a los que comieron.

—¿De dónde?

—En su mayoría de las granjas. Deben tener algún privilegio que les permite recibir ganado con vida.

—¿Y los otros chicos no saben?

—No, no saben nada, ni siquiera sobre los monstruos. Nacen y crecen felices en esa “institución”, y creen que van a ir a otro buen hogar, pero desaparecen misteriosamente y se encuentran siendo acechados por monstruos, eso es lo que piensa la mayoría. Dejando eso de lado, este lugar es peligroso. Escondámonos rápido. Te quiero presentar a alguien.— Se oyó un grito agudo, de puro miedo. Tanto Emma como tú corrieron a ver qué era, escuchando las protestas de la chica por detrás. Eran dos niños; la mayor debía tener entre nueve y el menor entre siete años. Un demonio con una enorme máscara con cuernos y un collar sobre sus hombros estaba sentado en un pedestal sostenido por otros cuatro demonios.