XCIV

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La verdadera forma de aquel laberinto.

Cuando abriste los ojos te encontraste dentro de un cubo negro con líneas blancas y brillantes, y ya sin ser una niña.

—Cambió... ¿Acaso esta es su verdadera forma?— Preguntó Ray, mirando a su alrededor también. 

—Parece que esto es... Un cubo de diez RI en cada lado.— Balbuceaste. —Lo hicimos... En serio lo logramos.

—Nuestra conciencia realmente afecta este lugar, entonces...— Suspiró el azabache. En un parpadeo, oíste cómo empezaba a balbucear sobre teorías científicas aplicables a ese lugar, y Emma se te acercó, confundida.

—¿Qué es lo que dice?— Entonces tu pareja se dió vuelta a mirarlas.

—Emma, _______, Entonces ⸷ⵥᕒᖭᘠ...— Pero se interrumpió, señalando algo detrás de ustedes. —Ey, eso...— Giraste la cabeza, encontrando una esfera completamente negra rodeada por tres cubos que giraban a su alrededor.

—¿Es una esfera?— Preguntó Emma.

—No... Creo que eso es un agujero.— Hablaste. —Bueno, un hipercubo de cuatro dimensiones, exactamente hablando...

—Y en su interior, un hueco esférico de trescientos sesenta grados...— Continuó el chico. —Un agujero negro, terriblemente chico... O un agujero de gusano, tal vez. De cualquier forma, es un agujero, y eso significa que conecta con algo. Pero... Tengo un mal presentimiento.— Sus ojos se perdieron y su voz comenzó a divagar. —Para empezar, acercarse a un agujero negro es jaque mate. La gravedad interior es tan fuerte que hasta el paso del tiempo se ralentiza, un segundo puede estirarse por años... Es decir, no llegaríamos a tiempo para detener los planes de Norman... Además, esa gravedad hasta absorbe la luz y no la deja escapar. Aunque...— Le pusiste una mano en el hombro, y se detuvo para mirarte.

—Está todo bien, Ray.

—Sí.— Te apoyó la de cabellos anaranjados. —Seguro que ⸷ⵥᕒᖭᘠ está más allá de esto.

—Sí... Es cierto.— Cedió Ray. —No tiene ningún sentido seguir dando vueltas, dudando, temiendo... Tengo que creer y avanzar.— Los tres se agarraron de las manos y se acercaron al agujero. Al tocar su superficie, esta hizo un movimiento similar a cuando se toca agua calma, y entonces, en un parpadeo, te encontrabas con Emma en otro lugar. El piso era la noche estrellada más hermosa, y por encima de ustedes el sol brillaba, majestuoso.

—¡Llegamos!— Exclamaste. —¡Esto es el día y la noche!— Entonces un dragón demonio apareció surcando los cielos, mirándolas con su único y enorme ojo. Apareció un demonio anciano, pero a medida que se iba acercando rejuvenecía, pasando a ser un adulto, luego un adolescente y finalmente un niño.

—Finalmente, nos vemos, Emma, _______.— Ronroneó el demonio.

—Esta vez vinimos por la entrada, ⸷ⵥᕒᖭᘠ.— Respondió tu amiga.

—Se los dije, ¿O no? "Acá no hay nada, pero hay todo". Sabía que podías llegar.

—¿Y dónde está Ray?— Preguntaste, luego de mirarlo a tu alrededor y no encontrarlo.

—No te preocupes, está con su familia. No pudo llegar a este lugar, pero por muy poco. Sigue limitado por sus propios muros. Lo entendió con la cabeza, pero no pudo verlo más allá. Él es el mundo y el mundo es él, incluso aunque en este mundo no hay ningún tipo de muro. Es decir que es más difícil de lo que piensan... Separarse del mundo. Tienen buenos cerebros... Parecen deliciosas. ¿Entonces? ¿A qué vinieron?— Compartiste una mirada con tu amiga y, durante algunos segundos, ninguna dijo nada. El futuro que deseo... El futuro en el que le prometí vivir a Valentino. Un futuro donde nadie más sufra lo que sufrimos... Uno en el que nadie perezca. 

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora