LXXXIX

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Te lo aseguro, no existe un futuro en el que nuestra familia pueda reír sin exterminar a los demonios.

—Yo también quiero construir un futuro en el que toda nuestra familia, nuestros compañeros y los chicos ganado puedan vivir con una sonrisa en el rostro.— Continuó Norman. —Por eso pensé en cuál sería la mejor manera. Emma, en este mundo no se puede tener todo lo que uno quiera.— Te mordiste la lengua en un intento de no decir nada y miraste a tu amiga, que estaba petrificada en su lugar. Norman está en lo correcto, sí. Hacer eso, exterminar a los demonios, es ciertamente el modo más efectivo, el más seguro para salvar a todos los chicos ganado. Pero, de igual manera...

—¡Tenés razón, Norman! ¡Pero eso es solo lo correcto si lo pensás con la sangre fría!— Exclamó la de cabellos naranjas. —Es cierto que numéricamente es lo más lógico. Pero, ¿Qué es lo correcto? ¿Lo efectivo? ¿Lo eficiente? No sé, pero no me parece que sea eso. ¡Para mí masacrar niños inocentes solo porque son del bando enemigo no me parece que sea correcto!— El albino la miraba sin decir nada, y ella se iba acercando a él más y más. —¡Exterminar es algo serio! ¡Matar es algo serio! No hace falta que matemos. Hay otra forma, ¿No? Decís que no podemos saber si nos van a aceptar en el mundo humano, y tenés toda la razón. Pero la posibilidad no es cero. ¡Si hay una forma en la que ambos bandos sobrevivamos, por más peligroso que sea, prefiero apostar a ese camino! Así fue como llegamos hasta acá, ¿O no? Si hubiésemos actuado a base de estadísticas, no hubiéramos escapado, seguiríamos esperando nuestra muerte en el hogar como dijo mamá.  ¡Y nuestros hermanos tampoco estarían acá!— De pronto, su ánimo se tranquilizó, y una mueca triste se deslizó por sus facciones. —No quiero exterminar a los demonios... Por lo menos... Si el futuro es una en el que mi amiga Mujika tiene que morir... No creo que pueda volver a reír.— Hubo un silencio entre el tiempo que Norman se llevaba una mano a la barbilla.

—¿O sea que lo que vos querés evitar es el "Exterminio"?

—¡Sí!

—¿Y mi plan? Ya me alié con Geelan, no puedo retractarme ahora.

—Ya lo sé. Estoy de acuerdo con derrocar a la realeza y a la nobleza y con la liberación de las granjas. Pero no con matarlos en ese momento. Quiero usar su sangre para aumentar la cantidad de demonios que no necesitan comer humanos. Al mismo tiempo, voy a superar los siete muros y rehacer la promesa con ⸷ⵥᕒᖭᘠ. Para sembrar un camino por donde escapar al mundo humano. Así, hacer que ningún demonio involucione, y cuando ya no haya más granjas... Que todos los chicos ganado crucemos al mundo humano.

—Eso es una fantasía.— Sentenció el falso Minerva. —Suponiendo que se pudiera hacer algo sobre el mundo humano... Estos "Siete muros" son una cosa demasiado indefinida. Más allá de los siete muros se encuentra ⸷ⵥᕒᖭᘠ, quien está por encima de todos los demonios. Pero los Siete muros no están en ningún lugar de este mundo. Es un relato tradicional que no se puede corroborar ni siquiera en los archivos del clan Ratri. Es todo un misterio. Ni siquiera James Ratri pudo llegar ahí, ¿Qué fundamentos tenés para creer en ese sitio, Emma?

—Es que lo sé.— Respondió la de ojos verdes. —Durante este año y medio localizamos cómo ir a los siete muros. Reunimos las cosas necesarias. Si generamos las condiciones podemos ir cuando queramos.

—¿Lo localizaron...?— El chico estaba claramente sorprendido.

—¡Sí! Pero es cierto que todavía hay muchas cosas que no sé. Como si realmente podemos ir, si habrá algo ahí si vamos o si es posible rehacer la promesa una vez que lleguemos. Es como decís, Norman. Los Siete muros son un misterio. Y si decís que no podemos porque no sabemos... Entonces yo voy a ir a investigar.

—¿Eh?

—¡Sí! ¡Voy a ir y voy a averiguar todo!— Lo tomó de las manos, con aquella mirada que desbordaba determinación. —Si puedo rehacer la promesa y volver, por favor repensá el exterminio.

—Eh, espera... ¿Cómo llegamos a esto? ¿Y cómo si podés volver?— Norman parecía confundido, pero sin rastro de negatividad. 

—Actualmente, tenemos la noción de que existen dos riesgos.— Dijo Ray.

—Sabemos que hay una entrada, pero no sabemos si hay una salida. Y además, pareciera que la gente que pudo ir no volvió.— Completaste. El de ojos celestes parpadeó.

—¡¿QUÉ?!— Exclamó. —¿Qué estás diciendo? ¡Está lleno de peligros!

—Pero si no voy va a haber un exterminio, ¿No? No quiero eso.

—¡Pero...!

—Tranquilo, no te preocupes. Ya tenía la intención de ir.— Sonrió la chica.

—¡Eso no hace que no me preocupe!

—El primer Ratri pudo volver hace mil años, así que yo también voy a encontrar el modo de regresar. Además... Yo soy la que no quiere el exterminio, así que yo debería hacerme cargo de esto al menos.

—¿Al menos, decís...?

—Sí, al menos, ¿O no?— Se giró para mirarlo. —Vos estás cargando con más cosas, Norman. Todo vos solo, como si fueras un dios. Norman...— Se acercó y rodeó sus brazos en el cuello del chico en un abrazo. —No hace falta que te conviertas en un dios.—Él estaba de piedra, al parecer sin poder creer las palabras de la muchacha con la que compartió tantos años de su vida. —¿Vos qué pensás, Norman? ¿No es difícil? ¿O realmente querés exterminar a los demonios? ¿También te sentís aliviado cuando matás demonios, Norman? Vos también contame todo, Norman... ¡No quiero que te vayas solo lejos de nuevo cargando con todo!— Compartiste una mirada con Ray al oír esto, puesto que era un pensamiento que venía rondando entre los tres, aunque nunca ninguno dijo nada. Te tomaste la libertad de reprimir la idea de poder decirle la misma cosa a Valentino. De pronto, el falso Minerva rompió el abrazo.

—¿qué decís? No me voy a ir a ningún lado.— Sonrió con aquella sonrisa tan pura que parecía mentira. —Entiendo lo que pensás, pero yo no voy a cambiar de idea. No tengo intención de detener el pan. Ni de retrasarlo o esperar. Vos querés para a toda costa el exterminio, Emma. Y si por eso te vas a ir, te aviso...— Le puso una mano en el hombro, mirándola con los ojos apagados. —Volvé antes de que haga matar a la familia real y a las cinco familias regentes. No te prometo detener el exterminio. Pero cuando vuelvas, lo voy a considerar.

—¡Sí, así está bien!— Sonrió la muchacha. —Eso me sirve.

—___________, Ray.— Los llamó.

—Obviamente, nosotros también vamos.— Dijiste.

—Yo me ocupo.— Agregó tu pareja.

—Entonces, por favor, vuelvan sanos y salvos los tres.— Salieron de la oficina. Mientras caminaban, Emma los llamó por su nombre.

—Ya estoy decidida.— Declaró. —No voy a dudar más. No voy a permitir esta masacre, voy a encontrar un camino distinto.

¡No voy a dejar que Norman se vaya solo de nuevo!

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora