La letrista {Rayxtú}

IX

Todos los niños se encontraban en frente de la mujer, que los miraba curiosa.

— ¿Eh? — Balbuceó el pelinegro. — ¿Qué querés decir?

— Quiero llevarme bien con todos ustedes... — Respondió la mayor. —Así que juguemos a las escondidas.

— ¿Vino a molestar...? — Murmuró el ojinegro hacia el albino, mientras entrelazada su mano con la tuya protectoramente. — ¿O a investigar?

— No hay problema, no va a lograr nada. — Contestó el de ojos azules, sonriendo. — Solamente estamos jugando a las escondidas, por muy sofisticadas que sean... No nos va a arruinar la tarde.

— En realidad, es nuestra oportunidad para conocer mejor a nuestro adversario. — Dijiste, sin salir del agarre del chico, que te sonrió.

— Sí, eso mismo.

— La ronda dura veinte minutos. — Agregó la adulta. — Traten de escapar.

Todos los niños del "Orfanato" se dirigieron al bosque mientras la hermana contaba.

— Bien. — Dijo, cuando terminó. — Los chicos estaban en el bosque, me llamó la atención. Ya pasaron diez días desde que llegué. Estuve vigilando incesantemente. Día y noche, siempre lo mismo... Lo único que hice... Fue vigilar. ¡Solamente eso pude hacer! ¡Que humillación! ¡Esa mujer no baja la guardia ni un segundo! ¡No confía lo más mínimo en mí...! Pero hoy por fin pude moverme. Primero vamos a hacer una pequeña prueba. Isabella no va a decirme quienes son los posibles objetivos... Eso quiere decir que probablemente sean los chicos con puntuaciones perfectas que van a ser despachados pronto. ¡Vamos que tal son esos chicos! Y cuando atrape a los objetivos... ¡Le voy a robar el puesto de mamá!

— ¿Que va a hacer nuestra adversaria? — Preguntaste, apoyando tu espalda en un árbol y mirando al rededor. — Somos un montón de chicos jugando, pero se puso un límite de veinte minutos, así que algún plan debe tener.

— Probablemente primero nos busque a nosotros. — Respondió Norman. — Su objetivo debemos ser los seis chicos más grandes. Nos apunta a nosotros, y al mismo tiempo a atrapar a los que se encuentre en el camino... — Te subiste al árbol con velocidad, sonriendo desde allí a los chicos.

— Genial. Yo voy a ir por los árboles, tengan cuidado. — Sin dudar, saltaste de la rama en la que estabas parada hacia la del árbol cercano, alejándote con agilidad.

— Tú también ten cuidado, _____. — Fue lo último que oíste, sintiendo la preocupación en la voz del azabache. En un momento, te detuviste para darle un vistazo a la situación. No nos está siguiendo, ¿Cambió de plan? Para tu sorpresa, viste como unos cinco niños se reunieron en un solo lugar, siendo rápidamente atrapados por la hermana. Cuando se fue, bajaste del árbol para inspeccionar el terreno. ¿Por qué todos esos niños se juntaron en un solo lugar? Unas extrañas hojas llamaron tu atención. Tenían recortado el centro con formas de distintas letras y figuras. Ah, claro. A los más chiquitos les llamó la atención esto y lo siguieron. Pero ya atrapó a Nat, Anna y Thoma... Pudo anticipar todos sus movimientos. Mejoraron un montón estos días, pero en realidad fue poco tiempo. Todavía no podemos escapar de acá. Es demasiado fuerte... La agilidad con la que pasabas de rama en rama era sorprendente. Si un niño te veía pasar, lo único que notaría es una sombra y desaparecerías de su campo de visión. Oíste unos pasos acercarse con alarmante rapidez, por lo que te detuviste y escondiste entre las hojas, mirando atentamente la situación. Lanni estaba siendo perseguido por la hermana Krone. Ambos pasaron frente tus ojos, mientras el rubio se metía dentro del hueco de un árbol. La adulta se detuvo un segundo para alzar su puño, con el que abrió el árbol más de lo suficiente para sacar al niño de allí. Sentiste una mano apoyarse suavemente en tu hombro, y te diste la vuelta en menos de un segundo.