Adelante. Entonces... ¿Qué quieren saber?
Esas fueron las palabras de la hermana Krone cuando Norman y Emma entraron a su habitación, luego de discutir debidamente las ventajas y desventajas.
—¿En serio van a ir?— Preguntó Gilda. —¡Pero es la hermana Krone! Dijo que nos diría lo que quisiéramos, pero... ¿No es como... Dos mariposas yendo a la tela de una araña?
—No te preocupes, sabemos cuál es su objetivo.— La tranquilizó Norman.
—Hacernos confiar en ella para conseguir pruebas.— Aclaraste. —Así que mientras no confiemos, no va a poder conseguirlas. Además, vamos a conseguir información gracias a ella. Sea como sea... Vamos a usar todas las oportunidades que tengamos.
—No es seguro que nos diga la verdad.— Informó Ray.
—Sí, puede que entremezcle verdad con mentira.— Afirmó el albino. —Aún así, quiero escuchar todo lo que tenga para decir, y que se haga cierta idea de nuestra situación.
—Lo más importante es que no podemos tener ni un desliz que la lleve a conseguir pruebas.— Concluiste.
Ahora estabas sentada en tu cama, contemplado silenciosamente como la oscuridad cernía todo a su al rededor, acompañando el profundo sueño de los niños que te rodeaban.
—¿No puedes dormir, ______?— Preguntó Ray en un susurro desde su cama.
—No...— Balbuceaste, en un suspiro. —Espero que estén bien... Me preocupa que Krone les pueda hacer algo.
—No les ocurrirá nada.— Trató de tranquilizarte el azabache. —Aunque está en contra del control de mamá, no va hacer nada que la arriesgue. Intenta dormir un poco...
—Está bien...— Susurraste. Te acomodaste en tu cama suavemente, hundiendo tu cabeza en la almohada. Cerraste los ojos con un suspiro, tratando de alejar los pensamientos de tu mente.
Caminabas por una sala oscura, viendo tu reflejo en el suelo, como si fuera de marfil negro. Tus pasos retumban por todos lados, aturdiéndote. Seguías un camino de gotas de sangre, rojas como las amapolas, resaltando en aquel sombrío ambiente. Tu cuerpo temblaba de frío, pero eras incapaz de detenerte. Siguiendo aquel rastro, llegaste a una puerta de madera que abriste lentamente, sin generar ningún ruido y manteniendo la respiración. Caminaste un poco hasta encontrarte con Valentino. Quisiste correr hacia él, pero de pronto te encontrabas en una caja de cristal, que golpeabas, pateabas y arañabas, en un intento de salir. Viste como delante de tí un demonio devoraba el cadáver de tu hermano, lenta y tortuosamente. Algo te impedía correr la mirada, como si tú cabeza estuviera atada y no pudieras correrla. El terror hacía que las lágrimas cayeran con velocidad por tus mejillas, y sentías cada mordida que daban en el cuerpo sin vida de tu hermano sobre el tuyo, haciéndote sangrar y gritar de dolor. Cuando el demonio terminó de degustar el cadáver de Valentino caíste se rodillas dentro de la caja, sin poder moverte. Tu blanco uniforme estaba completamente manchado por la sangre y las lágrimas que volvían tu vista borrosa, obligándote a parpadear varias veces para saber que era lo que pasaba. Uno a uno, viste como todos tu hermanos eran llevados a las garras del demonio, para seguir el mismo camino que el (c/p). Gritabas que corrieran lejos de ahí, pero no podían verte. No podían oírte. No podían sentirte. Era como si no estuvieras ahí. Llegó un punto en el que tu garganta quemaba y tu cuerpo era incapaz de siquiera mantenerse por lo que acabaste en el suelo tirada, sin poder levantar una mano. Cuando trajeron a Don cambió, ya que tan pronto como giró su cabeza hacia tí te gritó por ayuda. Te acomodaste con la poca fuerza que te quedaba te apoyaste en la pared de la caja de cristal, y lo miraste. El moreno pareció entender tu situación, pero no paró de gritarte por ayuda, incluso mientras era devorado y gritaba de dolor. Incluso cuando tú gritabas de dolor él te rogaba por ayuda, y no podías hacer nada más que ver. Cuando ya no quedó nada del chico, trajeron a Gilda. Ella te vió y por un escalofriante segundo creíste que haría lo mismo que el anterior, pero la chica, al ver tu situación, te sonrió entre lágrimas. Sus gritos eran sincronizados lo cual multiplicaba el ruido, haciendo sangrar a tus oídos. Aunque ella no te rogó por ayuda, su mirada fue mil veces peor. Luego trajeron a Norman. Te miró, pero no dijo nada. Su muerte fue silenciosa, recordándote a la de Valentino. Emma llegó inconciente, supusiste que había dado problemas, y trataste de tranquilizarte con la idea de que no sentiría dolor. Por último llegó Ray, con la cabeza baja. Podías ver las lágrimas caer al suelo, y gritaste su nombre. Él, al escuchar tu voz, te miró y corrió hacia tí. Sus brazos traspasaron el cristal y tomó tu rostro entre sus manos e intentó abrazarte, pero su cuerpo muerto cayó entre tus brazos, develando el enorme agujero que tenía en el abdomen. Gritaste de horror, y el sueño se cortó.
Llorabas desconsolada, agarrando con fuerza la funda de la almohada que ya se encontraba húmeda. Tratabas de ahogar tus sollozos presionando tu rostro contra las sábanas. Aún sentías la horrible sensación de la sangre caliente y las mordidas sobre tí, haciéndote temblar. Te repetías que solo fue un sueño, pero no podías dejar de pensar en los gritos de tus compañeros y amigos, de tus hermanos. Te levantaste en silencio y caminaste hasta el baño, en el cual te limpiaste la cara y trataste de tranquilizarte. Mañana Emma y Norman te dirían lo que pasó con Krone, por lo que volviste a tu cama y trataste de volver a dormir, cosa que por poco no logras, ya que tu mente repetía una y otra vez la imagen del papel que encontraste dentro de la caja.
“Perdón, ______.”
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anonnimousAngels reportándose:
Holiwiis~ ¿Cómo están hoy? Sentía que tenía que darle algo más de espacio a la rayis, y salió este capítulo ajakdkdkdkddk. Espero les guste 💗
Sin nada más que decir,
Cambio y fuera.

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La letrista {Rayxtú}
FanficSabías que desde niño Ray cantaba esa canción de hermosa melodía. Aunque cuando la cantaba, tenía una expresión triste, como si hiciera alusión a un recuerdo amargo. "Ray... Otra vez cantas esa canción triste. ¿Por qué la cantas si te hace sentir m...