II

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El azabache fue uno de los primeros en despertarse. Se sentó en la cama pasándose una mano por la cara para recuperar la lucidez. Luego, dió un gran suspiro y giró la cabeza para ver la cama del lado, donde te encontrabas durmiendo con una expresión pacífica. Le dió algo de pena despertarte, pero no tenía paciencia con los niños pequeños y todo se volvería un caos si lo hacía solo. Se levantó y se acercó a tí a paso lento.

— _____, despierta... — Murmuró, sacudiéndote un poco de los hombros. Nada. — _____. — Dijo, subiendo un poco la voz. Al ver que no surtía efecto, se pasó una mano por el pelo. — Dios, está chica durme como un tronco... — Te sacudió más fuerte. — _____, levántate. — Te diste vuelta, todavía dormida. El ojinegro se detuvo un segundo a pensar. Luego, se inclinó para murmurar en tu oído. Tu pelo se movía lentamente por su respiración. — _____, despierta~. — Susurró. Abriste los ojos como si te estuvieran matando y rodaste hasta que te caíste de la cama ruidosamente. Ray miraba la escena un poco confundido. ¿Se despierta si susurro pero si la sacudo y grito sigue durmiendo como si nada? Ya no entiendo nada. Mientras el pensaba, te sentaste en el suelo con los pelos parados y la cara completamente roja, mirando al pelinegro con una expresión enojada.

— ¿Qué rayos fue eso, Ray? — Dijiste acomodándote la ropa y el cabello.

— Mi único intento exitoso de despertarte. — respondió encogiéndose de hombros. Suspiraste.

— Bien... ¿Qué hora es? — Te levantaste y estiraste. Él miró el reloj.

— Falta como unos treinta minutos para la campana. — Hiciste una mueca.

— ¿Eso significa que me quedaba una preciosa media hora para seguir durmiendo?

— Correcto. — Apenas dijo eso, te volviste a tirar de cara a tu cama.

— Buenas noches, Ray. — Cerraste los ojos y te volteaste, dándole la espalda. El chico se sentó en tu cama.

— _____.

— _____ No se encuentra en este momento, por favor deje un mensaje después del tono. ¡Beep! — Respondiste aguantándote la risa y con voz de contestadora.

— _____, ya deja de jugar.

— Mensaje grabado. Por problemas de la operadora, hay un 100% de probabilidad de que su mensaje se pierda. El servicio estará de mantenimiento, por lo que no se podrán grabar más mensajes hasta dentro de media hora. Gracias por usar los servicios _____inc. — Luego de eso, te tapaste con las sábanas hasta la cabeza y roncaste falsamente.

— _____. Por favor, levántate. Quiero hablar contigo. — Hiciste un sonido con la garganta que era un equivalente a "Ni aunque todo esté en llamas me despertaré". — No me hagas rogarte. Ya levántate, niña perezosa.

— No me digas perezosa.

— No me des razones para decirtelo. — El chico te tomó del brazo y te levantó de la cama por la fuerza. — Gracias por ser tan servicial y levantarte como te pedí, idiota. — Mencionó sarcástico.

— ¿Qué es tan importante como para que me despiertes media hora antes? — Apoyaste tu cabeza en su hombro, bostezando.

— Primero, quítate, me vas a llenar de babas. — Te alejaste un poco de él. — Segundo, te levanté porque quería saber por qué llorabas anoche. — Murmuró la última parte, para que solo tú la escucharas.

— ¿Era eso? Solo tuve una pesadilla, nada grave. ¿Ahora puedo volver a dormir? — Trataste de restarle importancia al tema, pero el pelinegro te miraba desconfiado.

— No te creo. — Se cruzó de brazos. — Te conozco y sé que no te gusta hablar de cómo te sientes, pero quedarse callada no solucionará nada. — Hiciste una mueca.

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora