La letrista {Rayxtú}

XII

N/A: amo la cara de "wtf" de Ray en la foto de multimedia jaja.

Colgabas la ropa a la luz del día, mientras el viento mecía las hebras de tu cabello.

— ¿Viste lo de esta mañana, Emma? — Preguntaste. — La hermana Krone estaba revisando el piso del depósito.

— Sí, lo ví. — Respondió la de cabellos naranjas. — La pregunta es, ¿Por qué?

— Es algo que haría para buscar a los objetivos, así que está en contra del control de mamá. Es evidente que mamá y la hermana no están trabajando juntas. — Respondiste. La chica te miró de soslayo.

— ¿Deberíamos estar contentos por eso? ¿O lo tenemos que lamentar porque va a ser peor?

— Tranquila, no va a descubrir nada por las huellas. Los más grandes tenemos el mismo tamaño de pantuflas, y caminamos lo suficiente como para que no se note qué estábamos buscando. Y si con eso no logra nada, va a hacer otra cosa. El problema es porqué Krone se mueve por su cuenta e intenta encontrar a los objetivos... Todo depende de sus motivos. Todavía no podemos decir si eso empeora las cosas... — Diste una vuelta al rededor, buscando a alguien con la mirada. — ¿No vieron a Don?

— Ahora que lo decís, llevo un rato sin verlo. — Respondió la chica de lentes. Le sonreíste.

— De nuevo, perdón por sospechar de vos, Gilda. — La de cabellos verdes ladeó la cabeza, con una resignada sonrisa en su rostro.

— No te preocupes, _____. — Emma te había contado lo que pasó con Gilda la noche anterior.

— Contame, Gilda. — Dijo la morena mujer, con una sonrisa en el rostro. Detrás de la puerta de aquella habitación, una joven de ojos verdes y cabellos naranjas escuchaba atentamente la conversación.

— Es sobre eso que hablamos... — Empezó la menor. — No hay nada que me esté preocupando. Muchas gracias... Por preocuparte por mí y preocuparme si me pasaba algo. — Estas palabras generaron júbilo en la persona detrás de la puerta. — Pero ya estoy bien. Así que por favor, no me preguntes más... Con permiso. — Con un paso firme, la muchacha de lentes se dirigió a la puerta.

— Ah, ¿Emma ya te contó todo? — Preguntó la adulta, generando un estremecimiento en ambas niñas. — Gilda, querida. Ya sabés todo, ¿No? — La mencionada se quedó en silencio, paralizada por el miedo a ser descubierta. Luego de un rato, la hermana Krone volvió a hablar. — Qué lástima, Gilda. Pensé que íbamos a poder ser amigas... ¿Quién más sabe...? Norman, Ray... ¿Y quién más? Decime y voy a hacer que no te pase nada.

— ¡Basta...! — Gritó la de cabellos verdes. — ¡No sé de qué estás hablando! Solamente estaba peleada con Emma, ¡Pero ya nos arreglamos, así que ya estoy bien!

— Ah, entonces yo entendí mal, perdón. — Contestó la mujer. Luego se acercó a la menor y le susurró algo al oído, haciendo que la chica tuviera un escalofrío. — Buenas noches, Gilda. — Dijo, mientras cerraba la puerta una vez con la muchachita afuera. Ahí fue Gilda cuando se dió cuenta de la presencia de Emma.

— ¡Emma! ¡No es lo que pensás! — Dijo, aterrada. Pero el terror se alejó cuando la de cabellos naranjas se lanzó a los brazos de la menor.