Todo va a estar listo.
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Ya pasaron un año y ocho meses del escape de Grace Field House. Estamos todos vivos. Expandimos la huerta, intentan salir lo menos posible y se mantienen escondidos. Gracias a eso, el Clan Ratri no los encontró o atacó todavía y todo va bien. Pero el ayudante todavía no se comunicó con ustedes.
—La búsqueda de los Siete Muros avanza como siempre.— Señaló Yvette, sonriendo. —Ahora que Emma y el resto volvieron de Cuvitidala, empezaron a buscar el templo y el lugar con el agua dorada que habían visto Emma y _________.
—¿Esa es la pista?— Preguntó un niño. —Si encontramos esos dos lugares, ¿Vamos a poder hablar con ⸷ⵥᕒᖭᘠ?
—Eh... Los libros que tenían descripciones de templos...— Ray murmuraba, pasando entre las estanterías. —La primera biblioteca, el segundo estante desde arriba, el quinto y séptimo libro desde la izquierda; el cuarto estante, el décimo libro desde la izquierda.— Los menores se apresuraron a seguir estas instrucciones.
—También en la segunda biblioteca, el estante más alto, el noveno y el décimo-quinto libro desde la izquierda; y después en la cuarta biblioteca, tercer estante desde arriba...— Agregaste. Nigel se acercó a Anna, nervioso.
—¡Grace Field House da miedo...!— Susurró. La rubia rio.
—Aunque solo Ray y ______ llegan a ese punto...— Se excusó. Pronto, una serie de distintos libros ya estaba acomodada en la mesa.
—Vamos a achicar la lista comparando el paisaje que vieron y la forma del templo con la topografía y la arquitectura.— Explicó Ray. Al final, después de dos semanas, decidieron ir primero por los posibles lugares que se encontraban en el este. Fue un viaje de siete meses entre ida y vuelta; ninguno de los lugares del este coincidían. Fueron, entonces, por el lado oeste. Allí habían siete lugares posibles para el agua dorada y tres para el templo. Y todos los lugares posibles para el templo... Estaban ubicados dentro de pueblos de demonios. Y allí es donde se encuentran ahora.
Caminaban por la calle con cuidado. Cerca de un callejón oyeron a un niño demonio a sus espaldas.
—¡Hermano, mira, mira! ¡Tiene pies raros!— Y en instante, todo el grupo desapareció de la calle principal. El ser enmascarado de cabello rojizo tomo el liderazgo rápidamente.
—Vamos, por acá.— Pasaron por debajo de un portón de rejas, abierto y desgastado. Así, ya estaban en las afueras de aquella ciudad. Y te quitaste la máscara, para ver más claramente a tus compañeros.
—¡Estuvo cerca!— Suspiró Emma, aliviada.
—¡Don!— Exclamó Gilda. —¡¿Cuántas veces tengo que decirte que tengas cuidado con la forma de caminar?— El acusado se pasó una mano por la nuca.
—Perdón.
—Bueno, bueno...— Trató de tranquilizar la situación Zack.
—Menos mal que tenemos estas máscaras hechas a mano.— Mencionaste. —Y las ropas y perfumes... Cuando volvamos, vamos a agradecerle de nuevo a Nigel y al resto.
—Sí.— Apoyó Ray.— Es asombroso que alcanzaran este nivel de calidad con esa información tan limitada... Los de Grand Valley investigaron mucho a los demonios en las terribles condiciones del coto de caza.
—Este es el segundo templo, ¿No?— Preguntó Violet. Asentiste con la cabeza. —Lo mejor será ir yendo.— Se acomodaron las máscaras de vuelta y empezaron a subir las escaleras que llevaban a aquella estructura. A mitad, Emma se detuvo.
—Estoy segura ahora. Es acá, es el templo que vimos en Cuvitidala.
—Es cierto.— Agregaste. Don y Gilda se miraron.
—¡Lo logramos! ¡Lo encontramos!— Exclamaron, mientras empezaban a saltar. —¡Menos mal que existía!
—Cálmense.— Les indicó Violet con un dedo. Los otros dos guardaron silencio al instante. Sonreíste. Pero menos mal que lo encontramos dentro de lo que habíamos supuesto. Había una gran posibilidad de no encontrarlo... Menos mal que no tenemos que empezar de cero.
—Es un templo muy silencioso...— Opinó Zack. —Completamente opuesto a lo alegre del pueblo.
—Cuidado, hay alguien ahí.— Señalaste con la cabeza a una alta figura a los pies del templo. —Es inútil quedarnos mucho tiempo, mejor empecemos a investigar ahora...
—Sí, vamos.— Pasaron al lado del demonio, el cual le tiraba migajas de comidas a los pájaros.
En el templo, habían seis pequeñas torres, todas con las puertas enrejadas, haciendo que sea imposible entrar. Todo tenía la impresión de antigüedad y el mismo ojo que en Cuvitidala estaba allí.
—¡Chicos, vengan!— Emma los había llamado a una de las torres, en las que había una figura humanoide de piedra. Ni tenía tallado ningún rostro y el ojo colgaba del techo. Al rededor de la figura, habían distintas ofrendas de comida, flores y velas, entre otras cosas.
—¿Es una persona o un demonio?— Preguntó Don. —No tiene rostro...
—Se parece a ⸷ⵥᕒᖭᘠ.— Dijiste. Todos te miraron y Emma asintió.
—Sí, eso era justo lo que yo pensaba. El físico y la ropa son completamente distintos, pero hay algo, como un aire que es similar...
—Pero no hay ninguna pista en este templo sobre los Siete muros.— Intervino Violet. —¿Entonces este templo qué...?
—¡Ey, miren ahí! ¡En el techo!— Señaló súbitamente tu pareja. —¡Son “el día y la noche”!— Efectivamente, la mitad del techo tenía un sol central y un cielo celeste brillante y la otra parte tenía una negrura nocturna estrellada.
—¿Qué hay dibujado en los otros techos?— Preguntaste, al tiempo que corrías al más cercano. —¡Miren! Acá está el agua dorada.— Así, fueron yendo de torre en torre.
—Si unimos todos los dibujos... Sí, esta es la forma de encontrar la entrada. No son meras pistas para un viaje nuevo, es para encontrar la entrada.— Habló Zack.
—Hay que volver y contarle a los chicos.— Y dicho y hecho, una vez terminaron de recolectar y ordenar toda la información, volvieron al refugio.
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—¡Chicos, ya llegamos!— Exclamó la de cabellos naranjas, entrando al refugio. Pronto los niños saltaron a recibirlos.
—¿Cómo están? ¿Están todos bien?— Preguntaste.
—Sí, estamos todos bien, a nadie le falta nada.— Informó Oliver. Yugo se adelantó.
—¿Y entonces qué tal? Lo encontraron?— Compartiste una mirada sonriente con tus compañeros.
Encontramos la forma de llegar a “la entrada”.
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La letrista {Rayxtú}
FanfictionSabías que desde niño Ray cantaba esa canción de hermosa melodía. Aunque cuando la cantaba, tenía una expresión triste, como si hiciera alusión a un recuerdo amargo. "Ray... Otra vez cantas esa canción triste. ¿Por qué la cantas si te hace sentir m...