La letrista {Rayxtú}

XV

El sonido de las campanas resonó en la habitación, haciendo que tus párpados se separaran cansada y lentamente.

— Buenos días, _____. — Habló el azabache, poniendo una mano en tu hombro. Le sonreíste.

— Buenos días, Ray. — Se dirigieron directamente hacia el comedor para desayunar, saludando a los que de encontraban en el pasillo. Al llegar al salón, identificaron rápidamente una cabellera anaranjada.

— Hola, Emma. — La saludaste.

— Buenos días, _____. — Respondió. Segundos después, un albino de ojos celestes entró. La chica lo miró sonriente. — Buenos días, Norman. — Dijo, saludándolo con la mano.

— Buen día, Emma. — Habló Norman. Ray pasó al lado del albino, apoyando una mano en su hombro.

— Buen día, Norman. — Repitió, sin mirarlo directamente para seguir su camino.

— Buenos días, Ray.

{~°~}

Empiecen ahora.

Los exámenes empezaron luego de que esas palabras salieron de una robótica voz. No tuviste problemas para conseguir la puntuación perfecta, al igual que Ray, Norman y Emma.

— ¡Exelente, chicos! — Los felicitó mamá. — ¡De nuevo puntuaciones perfectas! ¡Gilda y Don también mejoraron! — Continuó. — ¡Y Phil también!

— ¡Vivaaa! — Gritó el menor, emocionado. Su madre se acercó a los dos chicos de diez años, dándoles una sonrisa.

— Maravilloso. Sigan así. — Sentenció antes de acercarse al pequeño de cinco cuatro y alzarlo en sus brazos. — ¡Muy bien, Phil! — Luego, salieron fuera de la casa, donde tú y los otros tres chicos de once años empezaron a caminar hacia el bosque.

— ¿Y? ¿Qué pasó con las sogas falsas? — Preguntó la de orbes verdes.

— ¿Quién es la fuente de información? — Agregaste. El azabache te observó durante un segundo y corrió la mirada incómodo.

— Ah, sobre eso, soy yo. — Te quedaste callada, mirándolo sin ninguna expresión, a diferencia del albino que parecía completamente asombrado por la repentina confesión del de negros ojos. — Yo soy... El informante de mamá.

— ¡¿SOS VOS...?! — Gritó Emma, impactada. Unos pequeños que pasaban por allí la miraron, extrañados. — Perdón, me exalté un poco... Pero es que me está costando entender... — Se disculpó, agarrándose la cabeza. Norman levantó el brazo en el aire mientras sudaba frío.

— ¡Sí! Yo te explico. — Aclaró la situación con rapidez, tratando de hacerlo comprensible para ambas chicas.

— Entonces, aunque sea el informante, no es nuestro enemigo, ¿Osea que fue el subordinado de mamá todo este tiempo para protegernos? — Dedujo de la cabellos naranjas.

— Sí... — Respondió el albino.

— En realidad... — Mencionó el azabache. — Mi intención era contarles la verdad apenas volvieran del portón ese día y sumar a _____ más tarde. Pero pasaron varias cosas que no esperaba, como que se olvidaran a Little Bunny ahí o que quisieran escapar todos juntos. Por eso mamá quiso que rápidamente los manipulara... Y ustedes estaban saliéndose de control, así que decidí callarme y controlar ambos lados... O algo así.