C

345 39 8
                                    

Nuestra familia nos espera.

—Estos es... Grace Field House.— Habló Oliver, viendo el holograma proveniente de la pluma. —Parece un hormiguero. 

—¿Y los rehenes?— Preguntó Cislo.

—Probablemente, estén acá.— Señaló Ray a una parte específica del plano. —En el segundo subsuelo, depósito dos. 

—Tiene sentido, porque ahí pueden vigilar a un gran número de personas con pocos guardias.— Concordaste. —Y sin llamar la atención en la medida de lo posible.

—¿Cuántos guardias tienen en Grace Field House?— Cuestionó Gillian.

—Siempre hay unos treinta o cuarenta empleados demonios estacionados.— Contestó Emma. 

—Pero eso era cuando Minerva estaba vivo, ¿No?— Dudó Nigel. —Ahora no sabemos si sigue siendo igual...

—No, Smee nos pasó información similar.— Confirmó Norman. —Creo que es un número razonable. Pero en Grace Field House, la mitad de los demonios son guardias para prevenir robos, y hay más de cien hermanas.

—O sea que son demonios hábiles, aunque no lleguen al nivel de la nobleza.— Simplificó Zack.

—Y si lo sumamos al número de humanos, la diferencia numérica es demasiada...— Hayato temblaba de miedo.

—Y también está el clan Ratri y los dos mil soldados de la capital.— Continuó Norman.

—Vamos a ver los detalles en la marcha.— Hablaste. —No creo que quedarse acá sea lo más conveniente, y además, que vamos a ir ya está decidido. Empecemos el viaje lo antes posible.

—Bien, entonces.— Norman pronto señaló el camino a la granja donde se criaron, y consideraste entre suspiros lo que podrías llegar a sentir cuando te encontraras con ese bosque verde de nuevo.

{~°~}

—¡Ahí está! ¡Ya llegamos!— Habló Cislo, con el catalejo en mano. —Como pensábamos, los soldados de la capital están estacionados fuera de la granja. 

—Bueno, no entrarían todos y además les conviene reforzar el exterior.— Suspiró tu pareja. —Como supusimos.

—Todo está como previmos.— Confirmó Norman.

—Entonces pongamos en marcha el plan.— Te pusiste de pie, luego de estar arrodillada mirando al horizonte. —Dividámonos en tres grupos e infiltrémonos. Lo primero que tenemos que hacer después de infiltrarnos es recuperar a los rehenes y garantizar su seguridad. Iremos rápidamente al segundo subsuelo, depósito dos.— Se movieron a hurtadillas, entrando a la instalación y localizando rápidamente su objetivo. Cortaron las luces antes de abrir un conducto y salir a los pasillos, y luego dividirse en los dichos grupos. Fuiste a buscar a los chicos capturados, y antes de que restablecieran la luz con la energía de reserva, lanzaron granadas cegadoras hacia los demonios que allí estaban.

—¡Por acá!— Exclamó Gillian, guiando a los niños por la salida. Oliver impidió que los sigan con su ametralladora, apuntando certeramente a las máscaras de los demonios. Junto con Emma, Norman y Ray, se dirigieron a la segunda locación de los niños, y abrieron la puerta a balazos. 

—¡Chicos, por acá!— Gritó tu amiga. Nat sonrió entre lágrimas y se veía la esperanza renacer en los ojos de los otros niños. Alzaste la vista y, por una pequeña ventana, viste a tu madre, la mujer que te había criado, mirándolos con frialdad y acompañada por dos demonios. Se permitieron un único momento de duda, en donde reconocieron primero a aquella que los había llenado de sueños, antes de la mujer de vestido negro que los iba a guiar a la muerte.

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora