XCIX

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Adiós, su majestad... Reina Legravalima.

—Está muerta... Esta vez sí.— Informó Mujika. Todos miraban aquella masa de extraña carne, asombrados. Zazie se quejó, despertándose de su desmayo. 

—¡Zazie!— Exclamó Norman, a su lado. —Menos mal, no te muevas todavía. ¿Te duele?— El chico, sin embargo, parecía tranquilo.

—¿Pero qué vamos a hacer ahora?— Preguntó Ray. —La realeza y las cinco familias regentes murieron. La capital, los territorios, todo el mundo de los demonios quedó acéfalo. No es solo por negociar la paz, a este paso, todos los territorios podrían entrar en caos y confusión, y eso desencadenaría en una guerra.— Se quedaron en silencio, contemplando sus posibilidades.

—Sonju... ¿No podrías ser vos?— Cuestionó Emma. El mencionado la miró. —El próximo rey. Sos el hermano menor de la reina, así que sos de la realeza, ¿No?

—Imposible.— Respondió el demonio. —Si estuviese Yverk o Bayon sería una historia distinta... Pero no tengo contactos y no sé nada de política. Y además, soy un "Traidor". Me persiguieron durante setecientos años como tal, No tendría poder sobre los soldados o el pueblo, solo generaría más caos.— El silencio volvió a reinar por sobre los presentes, pero Mujika sonrió con dulzura.

—No se preocupen, nosotros nos ocupamos del problema con los demonios. Ustedes vayan rápido al escondite.— Habló. 

—¡Pero...!— Trató de protestar Emma.

—Va a ser más fácil de solucionar todo si no vieran a los humanos.— Interrumpió la de cabellos lilas. —Esto no es más que una revuelta interna de los demonios, no tiene por qué parecer otra cosa. Lo importante es no permitir que muera nadie más. Para colmo, tengo un mal presentimiento... Si los soldados de la capital llegaran a atacar el escondite, sería muy malo. Vayan, rápido. No se preocupen, tengo un plan.— Tu amiga saltó a los brazos de la demonio, abrazándola con fuerza.  

—¡Gracias, Mujika! ¡Muchas gracias!— El azabache también se acercó para agradecerle. Te diste la vuelta y, sin pensarlo más, saltaste a abrazar a Sonju. Él se quedó quieto, sin entender, y te miró. 

—Gracias, Sonju. Pasaron muchas cosas estos años...— Suspiraste, tratando de encontrar las palabras. —Vimos muchos demonios, aunque sean solo una fracción... Y pensé muchísimo, pensamos muchísimo los tres.— Miraste a Emma y a Ray, y la de ojos verdes tomó la palabra.

—Pensamos sobre los demonios, sobre nosotros, sobre comer, sobre la vida y sobre tomar vidas... También sobre la muerte.— Norman parecía sorprendido por esta declaración. —Odiamos que asesinen a nuestra familia.— Volviste la cabeza, mirando la figura amorfa de la reina y tratando, tal vez, de buscar un rostro en específico. —Odiamos que los coman, y sin duda odiaríamos que nos maten o nos coman. Pero qué es lo que pasaría si muriéramos, si muriera... No me molestaría que alguno de ustedes dos, Sonju, Mujika, me comiera. Que pudiera pensar en no tener que matar a los demonios es gracias a que me encontré con ustedes don en ese momento. Poder estar acá hoy es gracias a que los conocí y me salvaron. Gracias. En serio, muchísimas gracias.— Luego de decir eso se dieron la vuelta y, luego de saludar con la mano, corrieron hacia la salida. 

—Rápido, hay que ir al escondite.— Hablaste.

—Sí, apurémonos, la situación es muy mala.— Confirmó Norman. —Lo que dijo la reina me convenció... Probablemente, el que esté manejando las tropas ahora debe ser el líder actual del clan Ratri. Peter Ratri. Pensamos que no iban a actuar en conjunto, porque al hacerlo el clan tendría que haber confesado sus errores y haber convencido a la reina, pero dieron vuelta la situación. 

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora