Especial 5k de vistas

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Aclaración: todo lo que se encuentre en cursiva está centrado el presente de la historia, y por ende, todo lo que se encuentre en letra normal es pasado. Y siempre lo fue.

— ¡Ah! — Grito. Levanto rápidamente mis manos y las llevo a mi cabeza, agarrándome con fuerza el cabello y llorando. — _-_____... Perdón, perdón... Lo siento tanto... — Sentado en mi cama, las nubes grises que se ven por la ventana le dan un ambiente más deprimente a la blanca y sosa habitación. Lo único de color es aquel vestido, aquel que estaba colgado en la pared. Parece medio destruido, pasado de moda, increíblemente sucio. Y así se quedará. No voy a tocar ese vestido, que por alguna razón aún tiene tu aroma, tu precioso aroma, ese que únicamente quedaba bien en tí. Ese que anhelo con cada parte de mi podrido ser volver a sentir. Estoy... Estoy tan cansado, amor. Ni siquiera sé si puedes escucharme. Pero esto es lo único que me mantiene cuerdo, y lo único que mantiene vivo es aquella estúpida promesa. Yo... Lo siento, cariño, pero me arrepiento tanto de haber correspondido a eso, a cumplirte ese último deseo. Otra cosa... ¿No pudiste pedirme otra cosa? Incluso si hubieras querido pedirme algo más, habrías dicho eso igual, porque sabías que no me podría negar. Eso fue jugar sucio, bebé. Pero... Estoy hundiéndome y esta vez temo que no haya nadie que me salve. Este todo o nada realmente consiguió una manera de volverme loco. Me levanto, aún mareado por la pesadilla que tuve. Si estuvieras aquí me corregirías diciendo que es un recuerdo y que hay una diferencia... Incluso extraño tus molestas correcciones, jaja. Y tu risa... Ay, cariño... Necesito alguien para sanar... Alguien para conocer... Alguien para sostener... Alguien para abrazar. Es fácil de decir, pero nunca es igual.... Supongo que me gustó la forma en la que adormeciste el dolor... Ahora el día sangra hasta el anochecer, y no estás aquí, para que me ayudes a superarlo todo. Bajé la guardia y entonces tiraste la toalla... Estaba un poco acostumbrado a ser alguien que amabas. Ah... ¿Cómo fue que terminó todo?

— ¡Ray! — Murmuraste en mi oído, con una sonrisa divertida. Como extraño esas mañanas... Por inercia, sonreí también, haciendo un sonido con la garganta para indicarte que estaba despierto. Sentí tus manos pasar por mi espalda y abrazarme, sin mover tu respiración de mi oreja, haciéndome cosquillas. — Ray~. — Canturreaste.

— ¿Qué ocurre, preciosa? — Hablé, con la voz ronca por el cansancio. Ayer por fin habíamos terminado de arreglar ese búnker que encontramos en el bosque, y habíamos decidido, “Por seguridad”, dormir en la misma habitación. Aún recuerdo tu rostro cuando propuse esa idea, jaja. Eras un solo manojo de nervios y vergüenza. Por supuesto que no habíamos llegado a nada más que dormir. Después de todo, cumpliste los dieciséis hace sólo unos meses y yo los diecisiete hace un mes. ¿Cuánto tiempo llevamos como fugitivos? ¿Año y medio? ¿Dos años? Sé que es por esas fechas...

— Ray, ¿Sabes qué día es hoy? — Dijiste, con los nervios a flor de piel. Por supuesto que lo sé, llevo preparándome para esto desde hace un mes. Pero la tendrías un poco complicada.

— Martes... — Dije, antes de hundir mi cabeza en la almohada, tratando de evitar las ganas de reír. Tu agarre se suavizó un poco, tal vez por la desilusión. ¿Es normal que ya me empiece a sentir culpable?

— No, qué número. — Especificaste.

— Mhm... ¿Veintiuno de febrero?

— Y.... ¿Esa fecha no te hace sentir nada en especial? ¿No te recuerda a algo? — Volviste a hablar, nerviosa.

— No es mi cumpleaños, tampoco el tuyo... — “Pensé” en voz alta. Tus brazos se fueron deslizando suavemente de mi espalda, soltándome.

La letrista {Rayxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora