Capítulo 3.

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***
Las dos semanas previas a la unión entre ambos chicos habían sido estresantes para ambos, especialmente para Katsuki. A quien le había costado aprender las costumbres de su futura familia debido a la resistencia que oponía. Pues realmente él no tenía dificultad alguna de aprendizaje, ya que se le consideraba bastante inteligente.

El día de antes de la boda, el sub estaba ya llegando a su destino, cansado de haber estado viajando en el carruaje durante tres días, pues habían tenido que hacer paradas en el transcurso de éste.

"Esto es jodidamente aburrido. ¿Cuánto tiempo falta?"

Entonces, apartó la cortinilla del carruaje, y asomó la cabeza, levantando su rojizo velo antes; para decirle al jinete:

—¡Eh, idiota! ¡¿Cuánto falta para llegar?! ¡Han pasado tres malditos días desde que nos fuimos!

El jinete se giró molestó y respondió:

—¡No me hables así, maldito mocoso!—Hemos tardado el tiempo estimado, pues ya hemos llegado al lugar en el que vivirás a partir de ahora.

Al oír eso, el rubio cenizo se fijó más en su entorno y pudo ver que, sobre una enorme piedra, en la que había trazado un camino para carruajes; había un castillo de ladrillos marrón claro, con varias torres y tejados rojizos que ondeaban banderas del mismo color.

"Vaya, quién diría que las lagartijas serían capaces de hacer semejantes castillos."

Poco después, ya estaban subiendo por el camino y, en cuanto llegaron a la cima; dos soldados le hicieron una seña al jinete para que parase. El susodicho obedeció y éstos se acercaron a él.

—Disculpe señor, ¿qué ha venido a  hacer aquí?

—He venido a traer al único hijo de los Bakugou para casarlo con el primogénito de los Kirishima.

—Bien, ¿nos permite comprobarlo?

—Sí, claro.

Entonces, ellos se acercaron a la puerta del carruaje y la abrieron. Pudiendo ver en su interior a Katsuki con el velo ocultando su cara.

Ambos se fijaron en el cabello del chico, pues no debían levantar su velo, y supieron que era el hijo de los Bakugou.

—Tú debes ser Katsuki Bakugou, así que baja.

—Por fin.—Estoy jodidamente harto de estar aquí.—Dijo levantándose para salir, siendo ayudado por los soldados. Cosa que le molestó mas no se podía quejar. Él no podía mostrar su rostro hasta el día de la boda.

Una vez ya fuera del carruaje, uno de los hombres le informaron de lo siguiente:

—Hoy estarás aislado en una de las torres, los criados te atenderán debidamente.—Y recuerda que no deben ver tu rostro.

—Sí, sí. Ya lo sé.—Respondió de forma grosera.

Los dos soldados lo miraron con desagrado y pensaron lo mismo:

"Maldito sub engreído."

Sin embargo, no dijeron nada y lo escoltaron al interior del castillo.

—Uraraka, lleva a este sub a la tercera torre.—Dijo uno de los soldados.

La chica hizo un reverencia y dijo:

—Como ordene, Rikido-san.

Ellos se fueron mientras la sub se giró hacia el príncipe Katsuki.

—Príncipe, permítame que le acompañe a sus aposentos.—Dijo para, acto seguido; tomar una mano del rubio cenizo.

Sin embargo, el de ojos rubí no consintió que su mano fuera agarrada por la joven.

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora